La venganza del lobo de ojos blancos

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El rubio con ambas armas en sus manos abandonó la habitación, el pasillo estaba oscuro pero sus ojos estaban acostumbrados a la oscuridad nocturna, a paso firme se movió entre el cobijo de las sombras, la sala de estar escasamente iluminada le causaba molestia, sobre todo por el hombre que estaba (ya a estas alturas) babeando con una lata a medio terminar en sus manos.


Sin miedo alguno (y solo porque el bastardo le había dado de comer en una oportunidad en su estancia, de lo contrario lo habría hecho pedazos) clavó el destornillador en el cuello del tipo, que por el sobresalto comenzó a toser sangre, manchando su cuerpo, una vista maravillosa si le preguntan al rubio.


No podría describir el sentimiento de satisfacción de verlo retorcerse mientras se agarraba el cuello, y su cuerpo parecía convulsionar, el liquido carmín se escurría por entre los dedos del hombre, que lo miraba con terror y los ojos desorbitados, el joven no pudo contener una risita inocente, levantó ambas manos como para afirmar su "inocencia" frente al tipo moribundo.


Ya sin preocuparse de él, se adentró en las habitaciones, buscando a su ultimo objetivo, quien dormía profundamente, acurrucado entre sus sabanas, ignorando que ahora el cazador había entrado en su territorio y ya no podía ser el "lobo feroz" porque . . .el verdadero asesino tiene piel de cordero.


—Es algo guapo— susurró el chico tocando con sus manos ensangrentadas el rostro ajeno, nariz respingada, piel suave, labios gruesos.


—Supongo que es una lastima que seas una escoria— Finalizó con disgusto. No tenía la menor intención de vivir un "Romance" con Estocolmo de por medio.


Recorría el dormitorio buscando algo de utilidad, ropa, sogas y cosas extrañas que tenía su (ahora) ex captor. Una vez reunido lo que necesitaba procedió a atar las manos y piernas del hombre, dejándolo con sus brazos en la cabecera de la cama, y sus piernas bien juntas, sin olvidar cubrir su boca con la manga de una camisa.


Por la incomodidad el tipo soltó un balbuceo inentendible por la mordaza improvisada, haciendo que el rubio sonriera fascinado, tomó el taladro en sus manos, y encendiéndolo lo presionó contra el muslo del hombre, la broca ingresó en la carne con un sonido de chapoteo, salpicando sangre hacia todas direcciones.


El "bello durmiente" gritó con fuerza, aunque su grito fue amortiguado, y lagrimas de dolor bajaron por sus mejillas, al dolor le siguió la cólera, rojo de ira, comenzó a despotricar e insultar al muchacho rubio, tristemente, el insultado no estaba al tanto de sus palabras, porque estaba más concentrado viendo como se retorcía en la cama.


— Como un gusano— No pudo evitar comparar, y a eso le siguió que recordara la canción de "La cuncuna amarilla" que su madre alguna vez le había cantado


"Una cuncuna amarillaDebajo de un hongo vivíaAhí en el medio de una ramaTenía escondida su cama"


Tarareo el chico, mientras perforaba el muslo sano de la "oruga" quien solo podía gritar, pero que terminaba haciendo sonidos bestiales, el taladro luego fue a la rodilla del hombre, que perforó con un crujido de huesos, y sangre.


El joven rozó con su mano la quemadura en su muslo, bajó hasta lo que antes era su celda, buscando cosas interesantes para utilizar en el tipo atado, tomó un cuchillo y un alicate.

Le quitó las uñas una a una, aunque su fuerza no era la suficiente para sacarlas de un tirón por lo que tuvo que hacer varios intentos para que salieran, después repartió cortes por el cuerpo del hombre, eran heridas finas, que más que nada, ardían, no conforme con eso, le cortó el dedo del medio para cobrarse el alcohol en sus heridas.


El tipo sudaba del dolor, se retorcía y lloraba, solo por diversión, el chico rubio le sacó la mordaza— ¡Que te pasa!. . . ¡Estas loco, psicópata de mierda!— Gritó escupiendo en el proceso — Debí matarte cuando pude estúpida perra—Exclamó con asco


Sin miedo, el rubio apoyó el taladro en la frente del contrario, mirando sus ojos aterrados, que tenían una ira incalculable, encendió la herramienta, que terminó por matar al hombre


— Sí, debiste haberme matado— Dijo el joven tirando el taladro contra la otra esquina del cuartoYa con su trabajo concluido, decidió recorrer la casa, buscaba algo en particular, revisó los cuartos que no había visto antes, topándose con el baño


— Necesito una ducha, estoy hecho un asco— Dijo el chico, acomodando su cabello.


Se metió en la bañera, dejando que el agua limpiara su cuerpo y sus heridas, la calidez lo envolvía, acariciando su piel, reconfortándolo, con los ojos cerrados disfrutó de la comodidad, olvidándose que hace solo un par de minutos había asesinado a dos personas, claro que si le preguntan. . . "Solo les devolvió el favor"


"El karma es como tu sombra, siempre tras de ti, esperando el momento oportuno para alcanzarte, y hacerte pagar tus pecados" y aquel joven era el karma encarnado

Ya con una renovada energía, se miró en el espejo sucio del baño, su rostro se veía bastante aterrador, los moretones y cortadas decían bastante, los moretones que más destacaban eran los de su cuello, dónde la mano de uno de los bastardos estaba marcada, tras su intento de asfixia.


Observó seriamente su reflejo, girando su rostro para apreciar mejor sus facciones, luego sus ojos se empañaron, y gruesas lágrimas bajaron por sus mejillas, sus labios temblaron


– Yo n-no quería matarlos, e-ellos querían hacerme daño— Dijo con voz entrecortada y una risa seca salió de sus bonitos belfos, se secó las lágrimas


— Estoy seguro que será suficiente para despistarlos un rato— susurró con una sonrisa satisfecha.


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Lobo de ojos blancos: los conceptos "ojos blancos" y "lobo" tienen un matiz ofensivo en chino, y unidos dan como resultado una palabra que define a una "persona traicionera e ingrata"

Estocolmo: El síndrome de Estocolmo es un fenómeno paradójico en el cual la víctima desarrolla un vínculo positivo hacia su captor como respuesta al trauma del cautiverio.

Broca: La broca es la "punta", una especie de "tubo"  en un taladro que es el encargado de perforar superficies (Recuerden amiguitos los taladros no solo atornillan). 

Despotricar: Hablar sin consideración, diciendo insultos o barbaridades contra alguien o algo

El lobo disfrazado y el ratón de bibliotecaWhere stories live. Discover now