Gota a gota... La sangre se agota y el ratón se revela

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El chico escudriñó con una mirada indiferente el cuerpo inerte frente a sus ojos, aunque parecía haber un brillo de felicidad en el fondo de su alma. La habitación estaba sumida en una penumbra ominosa, acentuando los detalles sombríos que se revelaban ante él. La Pseudo víctima yacía en una posición retorcida, sus extremidades estaban giradas en un ángulo antinatural y su rostro desfigurado, con una expresión de terror puro, que quedaría grabado por la eternidad. 

El abdomen de su pobre víctima estaba abierto con un corte vertical que empezaba en su cuello y descendía lentamente hasta su vientre bajo, era un corte limpio, la sangre seguía brotando de la herida.

El chico, ajeno a cualquier vestigio de humanidad y consumido por una sed insaciable de curiosidad, había comenzado su macabra tarea. Sus manos, ahora manchadas de un carmesí oscuro, se adentraron en las profundidades del cuerpo sin vida. Con cada palpación, exploraba los órganos internos del desdichado, en una danza prohibida con la anatomía de la muerte misma, sintiendo el calor del interior, casi como una manta suave que le salvaba del frío invierno.

El ambiente se llenaba de un aire viciado, impregnado con el hedor nauseabundo de la carne putrefacta, una mezcla de sus antiguas víctimas y su actual "Juguete". Las sombras se contorsionaban en las esquinas de la sala, susurrando sus secretos oscuros y alimentando la mente del chico con visiones infernales, cantando los gritos de los pobres infelices que habían caído en sus manos. Cada latido del corazón de Nathan parecía un eco sobrenatural que resonaba en la oscuridad, casi como si su propia alma  le gritara , enviando escalofríos por la espina dorsal del joven, que se mezclaban entre emoción del sufrimiento ajeno y la ansiedad del golpeteo de gotas rojizas.

Dos figuras oscuras yacían en un rincón de la habitación. Eran Luna y Nox, sus fieles lobos mascotas, cuyos ojos brillaban con una intensidad sobrenatural, ambos lobos habían perdido el color de su pelaje, diferenciándose claramente.

Luna, la primera de las criaturas, era una loba majestuosa de pelaje negro como la noche. Su mirada penetrante parecía atravesar las sombras mismas, y su presencia infundía un escalofrío en el aire. Mientras Nathan continuaba su tarea, Luna permanecía quieta, observando cada uno de sus movimientos con una lealtad inquebrantable esperando cualquier orden de quien consideraba su padre.

Nox, por otro lado, era un lobo plateado de ojos amarillos que destellaban con una inteligencia inhumana. Su pelaje brillaba con la luz de la luna, confiriéndole un aspecto casi etéreo. A diferencia de Luna, Nox parecía impaciente, moviéndose sigilosamente de un lado a otro, como si estuviera alerta ante una presencia invisible, deseoso de clavar sus colmillos en el cadáver que yacía en el suelo.

—Pueden comer, hijos míos— Dice Nathan con voz suave, mirando a sus mascotas con total adoración, para el joven aquellos animales eran como sus hijos, sus leales compañeros. 

Los lobos, al escuchar la voz de su amo, se acercaron lentamente al cuerpo inerte. Luna, con su andar silencioso y elegante, se acercó primero, olfateando el cadáver con curiosidad. Nox, por su parte, se mantuvo alerta, observando detenidamente cada movimiento a su alrededor.

Con un movimiento rápido y preciso, Luna hundió sus colmillos afilados en la carne del cadáver, arrancando un pedazo de músculo desgarrado. Los sonidos de los huesos crujientes y el chapoteo de la sangre llenaron el aire, mientras la loba devoraba su presa con una voracidad que parecía saciarse únicamente en la oscuridad de la noche.

Nox, al ver a su compañera disfrutar de aquel festín, no pudo contenerse más. Se abalanzó sobre el cuerpo, luchando por su parte del banquete. Ambos lobos se deleitaban en la carne, sus hocicos manchados de rojo, mientras el Nathan los observaba con una sonrisa satisfecha, con su mirada indiferente pero cargada de satisfacción, se sintió en su elemento, como si hubiera encontrado su propósito en la oscuridad.

Los lobos, una vez satisfechos, se retiraron de la escena, regresando a su posición de espera en la penumbra. Sus ojos, ahora brillantes y llenos de un extraño resplandor, se clavaron en Nathan, como si supieran que su amo aún tenía más por descubrir y realizar en ese lugar impregnado de muerte.

Mientras el chico se sumergía en sus pensamientos,el suave aullido de Luna rompió el silencio. La loba, con sus ojos brillantes y su pelaje negro como la noche, se acercó a Nathan y apoyó su cabeza en su regazo. Comprendiendo la lealtad incondicional de su compañera, Nathan acarició suavemente su espalda, encontrando consuelo en su presencia.

Nox, por su parte, permaneció en el umbral de la habitación, vigilante y alerta a cualquier amenaza que pudiera acechar en la oscuridad. Sus ojos amarillos brillaban intensamente. Nathan sabía que podía confiar en sus fieles lobos, quienes habían sido sus compañeros a lo largo de sus inquietantes travesías.

Por otra parte, en la ciudad.. El despacho del detective Smith era un espacio austero y funcional, reflejando la naturaleza seria y dedicada de su trabajo. Las paredes estaban cubiertas de paneles de madera oscura y enmarcadas con fotografías en blanco y negro de escenas del crimen y premiaciones policiales. Un mapa de la ciudad colgaba en una de las paredes, marcado con chinchetas de diferentes colores que indicaban áreas problemáticas y lugares de interés.

Khaled Smith se encuentra sentado detrás de su escritorio, rodeado de montones de informes y fotografías. Los documentos están esparcidos por toda la superficie, mientras él los revisa minuciosamente y con una expresión seria y concentrada, lee los detalles de cada caso, tratando de encontrar similitudes y patrones.

Sus ojos recorrieron las notas una y otra vez, buscando patrones, conexiones y cualquier indicio que pudiera revelar la identidad del asesino. Mientras el hombre leía los detalles de cada desaparición, una sensación de angustia se apoderaba de su ser. ¿Estaba frente a un asesino serial? ¿O solo eran coincidencias desafortunadas?

Y solo yo, el narrador y ustedes los lectores, podemos saber que ese joven detective podría ser la caída de Nathan.. La verdadera pregunta es ¿Dejarás que caiga?


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Ominosa: Que es abominable y merece ser condenado y aborrecido.

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⏰ Last updated: Nov 16, 2023 ⏰

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El lobo disfrazado y el ratón de bibliotecaWhere stories live. Discover now