Después De Aquel Beso [Editando]

CAPÍTULO 24 - Pelea de amigos.

Alejandra

Estos días se podría decir que los pase más que increíble, junto a mis hermanos, Adriana, mi padre y no podía faltar Cameron. Con mi padre hablamos sobre muchas cosas algunas importantes otras no tanto y cosas sin sentido alguno.

Carsón, Daniela y Aila sé habían ido el día de ayer, Yeniffer y Felipe lo hicieron hoy en la mañana mientras que Cameron y yo lo haremos mañana.

Estuve muy a gusto hablando con Denis, Joseph y claro la señora Adriana, la cual era un amor de mujer me trato super bien y recibió el mismo trato de mi parte, me alegró mucho que mi padre haya podido encontrar una buena compañera de vida. Me hubiera gustado tener ese mismo trato de mi madre pero sabemos muy bien que ninguno de nosotros encoge a sus padre, aunque eso no impedía que me sintiera cómo en familia.

Cameron está hablando por teléfono con sus padres aún siguen en Italia al parecer todo iba de maravilla pero decidieron extender su estadía por más tiempo.

No quería interrumpir por lo que decidí salir al patio trasero de la enorme casa, por que de verdad lo era. Contaba con una gran piscina en la parte trasera, un pequeño quiosco, una mesa de centro aproximadamente para unas 15 personas, y uno que otro árbol grande los cuales hacen unas buenas sombras para estar por un buen tiempo al aire libre.

Solté un suspiró y camine hasta uno de los árboles y tome asiento apoyando mi espalda en el tronco de esté.

Cerré los ojos levemente durante unos largos minutos mientras escuchaba el sonido de los pájaros y las ramas chocar entre ellas por la fuerza del viento, a la vez que mi cabello se movía también.

—Aquí estás. —escuché su voz ronca por lo que abrí los ojos y eleve un poco la mirada para verlo mientras me sonreía. —¿Estás bien? —preguntó mientras tomaba asiento al lado mío.

—Mejor que nunca y todo gracias a ti.
—apoye mi cabeza en su hombro y él colocó su brazo izquierdo alrededor de mis hombros.

—No sólo gracias a mí, aunque no lo creas son muchas la personas a las cuales nos importas y no te llegas a imaginar cuanto. — se volteó deshaciendo la posición y tomó mi rostro con ambas manos y me miro directamente a los ojos son perder movimiento de los míos. —Yo te quiero y mucho y haría lo que fuera por verte felíz, sonriendo y recuerda que aúnque no te lo diga todos los días; esta cara de hielo cómo alguna vez me llamaste te quiero ¿vale?

—Vale — respondo entre risas por lo ducho anteriormente, pensé que ya no recordaba que alguna vez lo llame cara de hielo.

Él se separó de mi y se acostó en el césped, al tiempo que cerró los ojos y soltó un suspiró de alivio sus facciones se relajaron, tomó la iniciativa y me acerqué lo suficiente para poder darle un beso, deje un suave beso que él correspondió luego de sonreír.

Al separarnos abrió sus preciosos ojos y me miro con un intenso brillo en ellos, —¿Qué pasó? —preguntó ladeando la cabeza.

—Nada, en realidad te miro y me doy de cuenta lo afortunado que soy al tenerte conmigo.

Una idea loca sé cruza por mi cabeza así que dejó de pensar tanto y me siento a horcajadas sobre él, colocó mis manos en su pecho él se sobresalta ante mi repentina acción, luego de unos segundos se relaja un poco y enarca una ceja divertido.

—Espero que no vayas a moverte mucho. —Me aconsejó.

—¿Por qué?— pregunté frunciendo el ceño

—¿Me ayudarás con la erección que me dejes? — preguntó

—Bueno pues... —Me aclaré la garganta estaba empezando a tartamudear.— Este...emm, no tengo experiencia en eso. — respondo nerviosa y rápido.