XXV.

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HUXLEY.

Veo como el doctor pasa una luz por los ojos de mi chocolatina

—Sus signos se encuentran estables —dice después de un rato mientras se aleja de mi chocolatina—. Está mejor de lo que pensaba.

Mis suegros suspiran aliviados al igual que yo.

—Me...

Mi chocolatina no termina la frase y en ves de eso, se queja de dolor.

—Le recomiendo que no hable por ahora, reina —le dice el doctor—. O por lo menos, no tanto, tiene una costilla rota y recibió una apuñalada en una parte del cuello, le va a doler por un tiempo.

—¿Cuánto tiempo durará así? —le cuestiono.

—Unos meses —me responde—. Si le suministramos medicamentos mágicos, va a durar menos tiempo.

—¿Cuánto es eso? —pregunto.

—Un mes o un poco más de un mes —me responde—. Eso depende de cómo reaccione su cuerpo.

—Entonces suministreselos —le digo al doctor.

—Para eso, se tiene que llenar un formato y firmar un acuerdo —me dice el doctor—. Además de que se le hará un pequeño examen de examen para ver qué medicamentos le convienen.

—Entonces lleno y firmo los documentos necesarios y hágale el examen de sangre, pero suministrele lo necesario para que esté bien —le informo—. Está sufriendo.

—Entendido, rey —me dice—. Enviaré a alguien para que venga a tomarle una muestra de sangre a la reina, mientras tanto, me puede acompañar a la recepción para empezar con la documentación necesaria.

—Esta bien.

El doctor sale de la habitación y yo dejo un pequeño beso en la cabeza de mi chocolatina (ya que todavía tiene la máscara de oxígeno puesta) con cuidado antes de ir tras el doctor.

♟️♟️♟️♟️♟️

—¿Te sientes mejor?

Siento como mi chocolatina mueve un poco sus dedos en señal de "no".

Hago una mueca y luego decido escuchar sus pensamientos, llevándome una gran sorpresa.

—No vuelvas a pensar eso —la regaño—. Eso no va a ocurrir.

Mi chocolatina me ve cansada y un poco sorprendida.

[¿Acaso...?]

—Sí —la interrumpo antes de que pueda formular la pregunta en su mente—. Sé lo que piensas.

La puerta de la habitación es abierta y por ella entra el doctor con un enfermera con un carrito de medicinas y otras cosas.

—Le vamos a suministrar algunos medicamentos a la reina —informa el doctor—. Así que les recomiendo que se alejen de ella.

Bufo molesto y me alejo un poco de mi reina para ver cómo la enfermera agarra una jeringa y empieza a llenarla de un líquido morado.

La máquina que muestra los latidos de mi chocolatina empieza a sonar más debido a que ella también está viendo lo que está haciendo la enfermera.

Me acerco por el otro lado a mi chocolatina y con cuidado, cubro sus ojos y me acerco a unos de sus oídos para tararearle en voz baja la melodía de una cancion.

—Listo.

Me alejo de mi chocolatina sorprendido.

—¿Eso es todo? —ambos asienten— ¿Cuántos medicamentos le suministraron?

—Dos —me contesta el doctor—. Lamentablemente, solo pudimos darle esa cantidad a la reina por la cantidad de opioides que encontramos en su sangre.

Lo veo confundido.

—¿Opioides? ¡Pero si ella no consume nada de eso! —exclamo— ¿¡De dónde carajos sacaron eso!?

—De los resultados de la muestra de sangre, rey —me dice el doctor—. Mire.

Me entrega un papel y empiezo a leerlo con atención.

Ay, carajo.

Aprieto el papel entre mis manos para controlarme y no hacer una escena delante de mi chocolatina para que no se altere más de lo que ya está al escuchar eso, ya que escucho como sus latidos son más fuertes y constantes.

—Vayamos afuera a otro lado —pido intentando hablar normal—. Por favor.

El doctor asiente y salimos de la habitación.

Entramos a su oficina y veo como él se va a sentar en su silla mientras yo sigo controlando mis ganas de destrozar todo a mi alrededor.

—Quiero que otro doctor se encargue de mi chocolatina —me mira sorprendido—. No me mire así, que no es porque usted no sea un buen doctor, pero quiero que alguien de mi absoluta confianza se encargue de mi mujer a partir de este momento.

—Lo entiendo —me dice.

—Y también quiero que la situación de mi chocolatina quedé entre nosotros y que no se lo comenté a nadie más, ¿entendido?

—Sí, rey.

—Perfecto —agarro uno de sus post it y una pluma para anotar algo—. Marque a este número y hablé con esta persona para que le pase toda la información que tienen sobre la salud de mi chocolatina.

Le doy la nota y él la toma mientras yo le envio un mensaje a mi papá informandole que a partir de este momento, él será el encargado de la salud de su nuera.

NARRADOR OMNISCIENTE.

—¡DEMONIOS! —golpeo la mesa— ¿¡CÓMO ES QUE ESA ESTÚPIDA SIGUE CON VIDA!? ¿¡CÓMO PUEDE TENER TANTA SUERTE!?

La sombra de una persona camina de un lado a otro en una habitación totalmente vacía a excepción de él y un rogué, el líder de ellos, para ser exactos.

—No es que ella tenga suerte —habla el líder de los rogues con su voz extremadamente ronca y tenebrosa que caracteriza a los de su clase—. Es que tú no haces buenas estrategias.

—¡NO SEAS EGOCÉNTRICO QUE TUS SUBDITOS TAMPOCO LA ASESINARON, SOLO LA DEJARON HERIDA Y YA!

El rogué se enoja y rompe el vaso de sangre que tenía en su mano.

—Al menos hicimos algo más que estarle dando un medicamento para matarla —habla el rogué cabreado—. Tu plan requería de mucho más tiempo que el mío.

—¡Sí, sí, no me importa! —exclama la otra persona— ¡Lo único que quiero es que nuestra "querida reina" dejé de existir!

El rogué bufa molesto mientras se preguntaba el porque había hecho una alianza con una persona que parecía no usar bien el cerebro.

—Quejandote no lograrás nada —le dice el rogué—. Mejor piensa en un nuevo plan.

—¡ESO HAGO!

La persona sigue caminando de un lado a otro en la habitación hasta que se detiene y se le forma una gran sonrisa en la cara.

El líder de los rogues lo ve con una mueca y cara de fastidio mientras piensa que espera que el nuevo plan que haya echo la persona sea uno bueno y eficaz.

LA CHOCOLATINA DEL REYWhere stories live. Discover now