XXXXVII (14/19)

2.1K 160 0
                                    

AMALIA.

La vida da muchos giros. Eso es todo lo que voy a decir.

Veo como los alphas junto con sus familias (los que tienen) entran al castillo con sus maletas y demás cosas para quedarse a vivir aquí mientras la guerra acaba.

No es que me moleste eso, para nada, entiendo que esto es lo mejor y no es algo con lo que haya estado en desacuerdo.

Pero lo que si no puedo aceptar, es lidiar con Ángela, la cual, por cierto, está viéndome con una mirada de superioridad como diciéndome "estoy aquí de nuevo".

—No se preocupe, reina —me dice Bob, quién está sentado a mi lado—. Haremos que la señorita Angela borre esa sonrisa de su rostro, pero sobretodo, que no moleste a nadie. Si no podemos correrla, por lo menos podemos hacer que no nos moleste mucho.

Volteo a verlo.

—Nada funciona con ella, la otra vez que estuvo aquí hasta la ignore y como quiera eso no la detuvo —le digo—. Sinceramente, ya no sé que hacer con ella. Y lo peor de todo, es que no me puedo ir de aquí como la última vez.

—Mal momento para una guerra —asiento—. Pero podría ser peor.

Lo veo confundida.

—¿Cómo podría ser peor?

—Pues... La señorita Angela podría ser la alpha de la manada de su padre, lo cual implicaría pasar tiempo con el rey y los demás alphas en las reuniones, pero sobretodo, su padre no estaría aquí para controlarla —suspira—. A veces siento lastima por ese pobre hombre, pero él se lo busco por mal criar a su hija, ahora ella está muy grande para ser educada y tampoco es como que ella lo permita.

—Algunas personas aman tanto a sus hijos que no saben ponerles límites —le digo—. Solo espero que esto termine pronto, por el bien de todos.

—Siendo sincero y sin intentar sonar pesimista, no creo que eso suceda pronto, reina —me dice—, estás guerras pueden durar hasta años o hasta que uno de los lados, si no es que matan al líder de uno de los lados antes, gane.

Lo veo sorprendida.

—Lo siento, pero así normalmente son las cosas en las guerras, reina —me dice—. Y lamentablemente, por más que queramos cambiar las cosas, no podemos hacerlo, por eso se pierden muchas vidas en el camino.

No sé porque, pero con la última oración que dijo Bob, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo.

—Pero, tranquila, nosotros somos los que vamos a ganar —sonríe—. Usted solo procure mantenerse bien y a salvó, porque si algo le sucede, el rey se preocupara y eso hará que baje la guardia un poco y que sea un poco más fácil que los rogues ganen.

Lo sigo viendo sorprendida y sin saber que decirle hasta que él se retira después de que alguien le llame.

Ok... Puede que eso sea lo más creepy que haya escuchado de una persona hasta ahora.

—¡Hola! —ruedo los ojos después de que Ángela se acerque a mí demasiado contenta— ¡Volví! ¿Me extrañaste?

Le doy una mirada de "¿Es en serio?" a lo que ella solo sonríe más.

—Tranquila, no te molestaré, lo juro —dice sarcásticamente—. Solo... Recuperaré lo que es mío, ¿sabes a lo que me refiero, verdad? —la veo con una mirada fulminante—. Cómo sea, me voy, ¡bye!

Se da la vuelta y se va luciendo más contenta de como había llegado.

Ay, que mujer más insoportable.

LA CHOCOLATINA DEL REYWhere stories live. Discover now