RODEO COUNTRY (Raylla)

24. ELLA ES MI CHICA

—Espera, ¿Scylla está en el Nashville Rules? —Dijo Abigail sorprendida, quitándole el papel de las manos para verificar la información.

—¿Qué pasa con ese Rodeo?

—Es el lugar más loco que existe, Tally. Y peligroso.

—Yo lo vi en la lista que me entregó Will, pero lo descarté porque dijo que hacían competencias de Barrilles para Torneos nacionales y Scylla no participa en esos torneos. Había oído rumores de que era algo fuera de lo común.

—Sí, este año harán un clasificatorio para el Abierto de Barrel racing. Es curioso que lo hayan elegido con la fama que tiene; los que compiten ahí no temen arriesgar su vida. Es conocido porque varios han muerto en diversos espectáculos.

—Diablos, no sabía eso. Sarah no me dio más detalles.

—No entiendo cómo es que Scylla está en ese Rodeo.

—Ramshorn es temeraria. Y tal vez es porque no encontró un lugar mejor.

—Su padre vive en Tennessee, no llevan buena relación, pero quiere mucho a su hermanita Tiffanny. Tal vez fue a buscarla y encontró ese lugar, era evidente que quería irse lejos.

—Pero no se fue lo suficientemente lejos como para no ir por ella.

—Abs. Pensándolo bien, yo creo que debería olvidarme de buscarla.

—¿Estás loca? Tú pareces un zombi desde que ella no está. Y ya estoy harta de la melancolía de tu espectáculo musical, así que mueve tu blanco trasero, porque vamos a ir por esa chica y la vas a recuperar. Nos vamos todas mañana mismo a primera hora.

—Mañana no puedo, tengo una cita con la agente de bienes raíces.

—Pues vas a tener que ordenar tus prioridades.

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El espacio en donde los barrileros practicaban era grande; estaba en la parte trasera del Rodeo. El grupo estaba conformado por alrededor de quince jinetes entre hombres y mujeres, pero no todos competían los mismos días. Scylla entró caminando lentamente al lado de Duncan. Se quedó de pie observando atenta la destreza de los barrileros.

—¿Piensas quedarte ahí bobeando todo el día?

Una ronca voz hizo que la vaquera se sobresaltara, volteó detrás de de ella, encontrándose con Ringo.

—Ahm... no. Claro que no. Estoy lista para cuando me indiquen hacer la prueba. Él es mi caballo Duncan.

El hombre se acercó revisando al caballo detenidamente, levantó sus patas y miró sus pupilas, pasando su mano por el lomo.

—¿Cuánto tiempo tiene contigo?

—Más o menos unos cinco años.

—¿Siempre has corrido con él?

—Sí, desde que me pertenece no he corrido con ningún otro caballo.

—La confianza entre el caballo y el jinete es sumamente importante en las carreras de barriles. Deben conocerse perfectamente, al grado de ser uno solo.

—Tenemos una relación especial. Nos entendemos muy bien.

—No se trata sólo de entendimiento. Te repito que ambos deben sentirse como uno solo, confiar ciegamente el uno en el otro. Si tú te equivocas, él muere y si él se equivoca, tú mueres. Entiendes eso, ¿verdad?

Scylla tragó saliva. —Sí, lo entiendo.

—Bien. Ordenaré que dejen sola la pista. ¿En dónde está tu sombrero?