Mensaje 14

71 9 0
                                    

De: Amse
Fecha: Lunes 29 de noviembre, 8:24 PM
Para: Tom Wagner
Asunto: La obra de teatro

Hola Tom:
No te fallé, aunque estuve a unos pies de no ir a la obra. El malhumorado del cibercafé dijo que no tenía ningún sobre para mí. Estaba saliendo del lugar cuando una chica apareció para reemplazarlo y para asegurarme le pregunté.

  —Si, lo dejaron ayer por la tarde.

Sentí algo de alivio. No estaba tan segura de animarme a ir, pero bueno, también quería verte y quería verte en acción con tus dotes de actuación. Fue un desafío extremo sentarme en las primeras filas. Saber que quizás estábamos mirándonos y ninguno haría nada para acercarse al otro. Te contaré algunos sucesos de ese día.
A mí lado había una señora mayor, pelo blanco, aspecto simpático, me ofreció un caramelo y orgullosa, me señaló a su nieto: tú. Casi salto de mí lugar y me pongo a hacerle preguntas sobre ti. No sé de dónde saqué tanta fuerza de voluntad para cerrar mí boca. Por suerte ella siguió refiriéndose a ti como "mí nieto" sin nombrarte. Atemorizada por mis ganas de abrir la boca y romper las reglas que tanto te obligué a cumplir, me concentré en el alrededor. La gente terminaba de llenar los asientos y los encargados de la obra daban los últimos detalles a todo. En ese momento llegó un  chico de cabello oscuro, pasó delante de nosotras muy apurado, esquivó a tu abuela, pisó uno de mis pies y se sentó.

  —Disculpame, ¿te pisé?

  —No es nada. 

Me había pisado el dedo pequeño de mí pie y comenzaba a dolerme, pero no tenía ganas de iniciar una conversación. Lo único que quería era mirarte antes de que apagaran las luces y la obra comenzara. Fingías no vernos a pesar de que tu abuela hiciera señas desde su lugar. Pero obviamente me habías visto, sabías que estaba ahí y que había cumplido con mí promesa.

  —¿Es la primera vez que vienes? Siento que te conozco de algún lugar —insistió el chico sentado a mi lado.

  —No lo creo. La única vez que estuve aquí fue para la feria...

  —Claro, de la feria... de ahí te conozco. Yo era el que vendía hotdogs. Hablamos unos segundos, ¿recuerdas?

  —¿Ah sí? —contesté algo distraída.

Y entonces me acordé. Era el chico simpático que esparció los aderezos por todas partes. Seguía sin ganas de conversar pero tampoco quería parecer una creída y no contestar. 

  —Tienes razón, ahora lo recuerdo! —sonreí para disimular mí impaciencia.

Y de repente miraste hacia las primeras filas. Diste una sonrisa muy sutil y saludaste con la mirada para no salirte de tu papel.

  —Mi nieto me vió —se entusiasmó tu abuela.

Nos viste. Y empezó tu primer diálogo.

  —Ya verás lo buen actor que es el protagonista —agregó él.

Me moría de ganas de ver eso y por suerte el chico de al lado no empezó otra conversación.
Disfruté cada minuto de la obra, y te extrañé también, cada minuto, desde me asiento.
Hubiera querido decirte que te esperaba a la salida para irnos juntos caminando. Pero, no. A penas la gente comenzó a aplaudir y tu abuela fue frente al escenario a tomarte fotos, tomé mí mochila y me fui. El chico de al lado quizás pensó que algo sucedía porque tocó y brazo y me observó.

  —¿Ya te vas?

  —Me gustaría quedarme pero tengo que volver a casa. Adiós.

No creo que hayas podido verme huyendo, estabas concentrado saludando al público, y a tu abuela.
Dejé para el final mí comentario sobre tu mala semana. Me gustó tu confianza hacía mí y que escribirme haya sido una manera de desahogo.
Fue lindo vernos en tu obra. La próxima cita a ciegas la organizaré yo.

                                                                    Amse

Querido Extraño // Evan PetersWhere stories live. Discover now