Capítulo cinco

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-Hola-saludó César tocando la puerta principal de la oficina-.
-Hey-saludó Ofelia-.
-Eso se ve increíblemente genial-estaban terminando una compaña contra el maltrato infantil-.
-Le faltan algunos detalles, aun no me convence-.
-Ni a mí-dijo Kelvin-.
-No sean tan duros con ustedes mismos por favor-les dijo tocando el hombro de ambos-necesito hablar contigo, ¿podemos hablar en tu oficina?-le preguntó a la artista-.
-Seguro-.
-Cuadra la letra por favor, ya vuelvo-.
-Lo haré-.
Una vez dentro de la oficina César se quedó estático observando cada una de las cosas que tenía, sabía que había demasiado color y que pocos entendían la belleza detrás de cada pieza.
-Impresionante-soltó por fin, recuperándose de la impresión-Hoy sale un viaje para Puerto rico y necesito que te vayas-.
-¿Ahorita ya?-preguntó-.
-Sí, tienes que ir hacer el equipaje, mientras la agencia finiquita los detalles de los vuelos y espero que llegue algo que encargué para ti-.
-¿Qué será?-.
-Ya verás. Me gusta mucho tu oficina, aunque es demasiado color-.
-Por eso es mi oficina y no la tuya-.
-Correcto, tienes que irte-.
-Tengo que terminar unas cosas aquí-.
-Deja que ellos se encarguen-.
-Bueno…-se llevó las manos a la boca y de inmediato se acordó de Grace por lo que dejó de hacerlo-.
-Tienes tres horas para estar aquí de nuevo-.
Respiró profundo agarró un hoja y se puso a escribir la tarea de cada uno en frente de la cartelera que era su mayor guía.
-Toc, Toc, ¿se puede?-era el saludo de Grace al entrar en su oficina-.
-Hey, sí… ¿qué me falta?-preguntó para sí misma-.
-Dejar que ellos resuelvan sin ti al frente-respondió sentándose en el mesón debajo de la cartelera-.
-¿También vas al viaje?-.
-Claro, vine a buscarte, necesitamos irnos ahora-.
-¡No me gusta que me apresuren!-exclamó enfadada pisando con fuerza hacia su oficina-.
-Entiendo-se bajó del mesón- pero eres nueva en todo esto y vas a necesitar ayuda para empacar. Vamos a otro país, donde comprar algo es…complicado, me lo vas agradecer-.
Reunió a su equipo para tratar de explicarles lo que iba a necesitar que hicieran en su ausencia, Grace a su lado dándole apoyo moral, recordándole que tenía que respirar y que también tenían que irse. Ofelia no entendía porque le costaba tanto dejar su oficina hasta que entendió que le encantaba el trabajo que estaba realizando, que le era reconfortándote.
-Toma-le dio una chupeta de manzana verde, su favorita, una vez dentro del jeep-.
-Ahorita no quiero-.
-Vale, vale-como ya estaba abierta terminó por metérsela a la boca-.
-Necesito música-encendió el reproductor y dejó que el sonido de la música electrónica casi le reventara los tímpanos. En algún momento detuvo la música y el vehículo-¿A dónde vamos?-.
-No lo sé,-se sacó la chupeta de la boca- dímelo tú, eres la que está manejando.-Suspiró exasperada, apoyando su frente en el volante, Grace estiró la mano y le acarició la espalda con ternura.-Te recomiendo que cuando estés como estas ahorita escuches otro tipo de música-.
-¿Cómo estoy ahorita?-.
-Estresada, ansiosa, casi al borde…-.
-¿Qué tipo de música crees que debo escuchar?-.
-Clásica, instrumental-.
-Solo lo dices porque es la que más escuchas-.
-¡Y mírame!-volteó a verla-Me mantengo en control-.
-Sé que soy un desastre, no tienes que recordármelo-.
-Oye eres un muy bonito desastre-.
-Necesito una chupeta-Grace le ofreció la que se estaba comiendo, la artista se le quedó mirando, compartir una chupeta era sumamente intimo para ella-.
-No estoy enferma por dios.-Ofelia no reaccionó-Vale te busco otra-.
-No, no-le arrebató la chupeta de la mano y se la metió a la boca, la explosión de dulzura en su boca fue muy extrema-¿Sabes manejar?-preguntó después de unos minutos-.
-Sí, ¿me vas a dejar manejar a tu bebé?-.
-Sí, tan solo recuerda que es mi bebé y voy en el vehículo contigo-.
-No les pasara nada, tranquila-.
Cambiarse de puesto fue una cosa súper cómica, a Grace le costó ajustar el asiento para su estatura y decidió ir primero a su casa. Vivía en un barrio bastante colorido, las pocas veces que la artista se había ofrecido a llevar hacía que la dejara en la entrada y ella subía caminando, esa vez fue diferente y Ofelia sintió que se adentrada a un mundo que aunque le asustaba también la emocionada. Entraron en un estacionamiento y Grace se estacionó en frente de una casa de color naranja.
-¿Esa es tu casa?-le preguntó-.
-No, esa es la casa de la señora Julieta. Vivo en la cuarta casa en esa vereda-señaló a su derecha antes de desabrochar su cinturón-¿Quieres ir conmigo?-.
-No,-respondió inmediatamente-te espero aquí-.
-Vale, vale-.
Salió del vehículo saludando a unas personas que salieron de la otra vereda, unos niños salieron corriendo de una casa a abrazarla y ella no perdió tiempo en devolverles el abrazo, en hacerlos reír y hablar con ellos. No quedaba duda que le encantaban los niños. Ofelia se imaginó a Grace como mamá, no le quedaba duda que iba hacer una mamá sumamente cariñosa y divertida, rodeada de niños que probablemente no fueran biológicamente de ella y sin embargo ella no haría distinción alguna. Admiraba esa capacidad que tenía a albergar en sus brazos a tantas personas como podía y como con tan poco los hace sonreír. La siguió con la vista hasta que dejó de verla, cerró los ojos al respirar profundo y sentir como la dulzura en su boca no solamente se debía por la chupeta, sino porque guardaba un poco del sabor de Grace; trató de alejar el pensamiento triturando la chupeta hasta llegar al chicle, no era bueno estar pensando en ese tipo de cosas como el sabor de una mujer que apenas conocía, así fuera una mujer que le agradaba y con la cual se la llevaba muy bien.
Increíblemente Grace salió de la vereda minutos después de haber desaparecido por ella, llevando en su hombro su mochila de viaje. Dejó la mochila en la parte detrás del jeep, saludó a otras personas y volvió al asiento de piloto con una sonrisa en el rostro.
-¿Cómo es que eres tan rápida?-.
-Mi abuela siempre dijo que una mujer precavida valía por dos, así que siempre tengo la mochila lista.-Mujer inteligente-Entonces por eso fue solo entrar, ir al baño, dejarle una nota a Chenoa, agarrar la mochila y salir-.
-¿Quién es Chenoa?-no sabía que vivía con alguien-.
-Mi mejor amiga, vivo con ella. ¿No lo sabías?-.
-No, creo que es la primera vez que escucho su nombre-.
-Qué raro, ella si sabe quién eres tú-le comentó saliendo del estacionamiento con dificultad-.
-¿Cómo que sabe quién soy?-no logró evitar sus nervios-.
-Sabe que eres la fotógrafa, le he enseñado parte de tu trabajo. Espero que en algún momento se conozcan, pueden que se la lleven bien-No gracias, pensó de inmediato pero se lo guardó para sí misma-.
Algo le molestaba pero no sabía que era.
-También te traje esto-sacó un CD debajo de su pierna, mientras salían del barrio, y se lo entregó-.
-2Cello-leyó en voz alta-.
-Tengo el presentimiento que vas adorar su música-.
-Veamos-introdujo el CD en el reproductor y le indicó que agarrara autopista para ir a su casa-.
Mientras los primeros acordes empezaron a sonar pensó en Ivanna, su mejor amiga, quien tocaba el violín y a la cual no veía desde hace más de tres años. Extrañaba esa amistad sin complicaciones, en donde no necesitaban hablar todos los días solamente les bastaba con una buena charla una o dos veces al mes, pero Ofelia cortó todo tipo de contacto y ni la gracias le daba cuando la felicitaba el día de su cumpleaños.
-Mi mejor amiga toca el violín-compartió con ella-.
-¡Excelente! ¿Es parte de alguna orquesta?-.
-Creo, no lo sé, tengo mucho tiempo que no sé de ella-.
-Que lastima, ¿te sorprendería si te digo que yo tocaba el chelo?-.
-De ti nada me sorprendería-le contestó volteándola a ver y deleitándose con su perfil-.
-¿Qué quieres decir?-.
-Eres una mujer muy versátil, ¿Qué cosas no has hecho o no sabes hacer?-.
-Pocas, la verdad-admitió-.
-La modestia te asienta-la escuchó reír a todo pulmón y aprovechó de tomarle una fotografía con su teléfono-Hey, ¿esa canción es Aleluya?-preguntó al reconocer la canción-.
-Muy bien,-le felicitó- sí es Aleluya-.
-Entonces han ganado mi corazón-.
-¡Siiiiiiii!-gritó de emoción al mismo tiempo que aplaudía-.
-¡Manos en el volante!-le gritó-.
-Calma, calma-reía de su gracia como si le encantara alterarla-Bonito e interesante edificio-comentó cuando llegaron a la residencia en donde la artista vivía-.
-Solo tú puedes ver bonito un edificio viejo y anticuado-.
-Es un don poder ver belleza en lo viejo y anticuado-.
Una vez fuera del vehículo le quitó las llaves y entraron al edificio, Grace se dio cuenta que empezaba a ponerse nerviosa ya que no paraba de darle vuelta a las llaves mientras esperaban el ascensor y una vez dentro del mismo observó cómo marcaba el botón del PH. No quiso hacer ningún tipo de comentario para agregar más angustia a su vida, la observó con discreción, mientras se encontraba con los ojos cerrados y tomando respiraciones profundas; le gustaba el perfil de la artista, deseaba poder recorrerle con su dedo índice la caída de su nariz casi perfilada pues era gruesa y regordeta al final, sus labios delgados tendían a triplicar su grosor cuando los entreabría para exhalar el aire que entraba por su nariz. Otro asunto eran sus pestañas largas y oscuras, como un velo encima de aquellos ojos como la noche, sus cejas poblabas la llamaban para que las acariciara como si la estuviera peinando.
-Siento cuando me estas mirando-comentó de la nada haciéndola saltar-.
-Lo lamento, no fue mi intención-.
-Tienes una mirada cargada-.
-¿Cargada de qué?-.
-Pasión, anhelo, ternura…-No lo sé-.
Las puertas del ascensor se abrieron con un sonido extraño dejando al descubierto un largo pasillo, a la izquierda había una escalera hacia el techo el cual tenía una puerta de hierro y a la derecha una puerta doble increíblemente grande. La artista abrió y la dejó pasar de primero. Lo primero que captó su atención fue la increíble vista que se presentaba ante ella de un ventanal de extremo a extremo, desde el techo hacia el piso, por donde se filtraba la luz del día y lo hacía resplandecer todo; las pocas plantas que adornaban el barcón la hicieron sonreír. Había un mueble en forma de L de cuero negro, una pequeña mesa con revistas y un televisor pantalla plana; una mesa de comedor cuadraba con seis sillas, entre la sala y la cocina, la cual se encontraba su derecha, al lado de la puerta principal, empotrada y completamente abierta, con un mesón gigante de cerámica en gris plomo y unas sillas altas de madera negra.
-Me enamoré-comentó buscando a la artista a su izquierda en el recibidor, dejando las llaves en un bol y revisando unos sobres de correspondencia encima del mismo-.
-Me alegro que te guste-dijo de manera distraída-¿Quieres algo de tomar?-.
-No gracias, así estoy bien-.
-Bien-.
-¿Te puedo hacer una pregunta?-.
-Adelante-.
-¿Dónde está el arte?-Ofelia se le quedó mirando fijamente-Tal vez sea un cliché pero me imaginé tu casa repleta de arte en cada pared-.
-Sí es un cliché, alguna vez hubo arte. Por ahora esto es lo que hay-.
-Entiendo-.
-¿Vamos?-la artista empezó a caminar hacia la sala dejando ver que a su izquierda, casi escondida desde la entrada, se encontraba una escalera en forma de caracol de donde venía bajando un hombre-Hola papá-.
-Hola pequeña-saludó el hombre de unos sesenta años, de piel morena y algo arrugada, con la nariz idéntica a la de Ofelia, de lentes, corte de cabello bajo, una mirada soñadora y una sonrisa calidad-Hola-la saludó al verla ofreciéndole su mano, no esperando por su hija para hacer las presentaciones-Soy Henry el papá de Ofelia-.
-Hola Señor Luna-saludó estrechando su mano, la cual era increíblemente suave-Mi nombre es Grace ¿Cómo está?-.
-La famosa Grace, bienvenida. Estoy muy bien, gracias por preguntar-.
-¿La hablaste a tu papá sobre mí?-le preguntó a la artista, quien se había quedado en segundo plano-.
-Puede que si-.
-Sí, si lo ha hecho. Eres la amiga que conoció en aquel viaje y quien la visita en la oficina todos los miércoles-.
-Sí, esa soy yo-La emoción de Grace no pasó desapercibida para el hombre-.
-¿Qué las trae por aquí a estas horas?-.
-Nos vamos de viaje-.
-¡Qué bueno! ¿A dónde?-.
Ofelia volteó a ver a Grace-A Puerto Rico-respondió amablemente-.
-Nunca he estado ahí, ¿vinieron a buscar ropa?-.
-Algo así, vine para ayudarla-.
-Bueno entonces no las detengo más-les hizo espacio en la escalera para que pudieran subir-.
Antes de subir las escaleras Grace observó un pasillo que tenía una puerta doble parecida a la de la entrada de la casa. Una vez en el primer piso se encontraron con dos puertas, una a la derecha y otra a la izquierda; algo dentro de ella le dijo que la habitación de Lia era de la de izquierda. Mientras seguía a la artista observó otras escaleras en forma de caracol e intuyó que llevaba a una terraza o a la azotea.
-Wow-dijo al ver la habitación de la artista puesto que en la pared del frente se encontraba pintado un hermoso atardecer en el mar, dándole la bienvenida, robándole el aire-No tengo palabras-comentó al tratar de detallar lo que las demás paredes escondían-.
-¿Tú sin palabras?-se burló de ella, mientras recogía una ropa del suelo y la lanzaba a la cama desatendida-Disculpa el desorden, limpio una vez al mes-.
-Está bien-al alzar la mirada sus ojos se agrandaron-¿Eso es un traga luz?-.
-Sí, solo que de día lo mantengo cerrado-.
-Tu casa es de ensueño-.
-Gracias-empezaba a incomodarse, había perdido la cuenta de cuándo fue la última vez que tuvo a alguien en su casa o en su habitación-.
-¿Dónde tienes la mochila?-preguntó llenando el silencio incomodo que pretendía instarle delante de ellas-.
Hicieron la mochila juntas Grace le enseñó todo lo que necesitaba saber sobre cómo prepararla, teniendo en cuenta que en su primer viaje Ofelia había llevado lo primero que se le atravesó y que Grace le había proporcionado todo lo que le faltaba. Le comentó que lo que iban hacer no era como el trabajo de la aldea pero que era igual de importante, además de que podía ser posible que de ahí fueran a otros lugares cercanos. Sonreía en silencio al verla observar las paredes de su cuarto con fascinación y se encontró apoyada en la puerta del baño observando cómo se deleitaba con el atrapa sueños que había pintado en la pared al lado de su closet; se imaginó pintando un mar con un olaje parecido a las ondas del cabello de la chica delante de ella. Sintió como dejó de respirar cuando la chica volteó a verla por encima de su hombro y le sonrió como sabía que solo le sonreía a ella, sonrisa de media luna la bautizó, sacudiendo su cabeza y volviendo a por lo cual se encontraba en el baño.
-¿Están lista?-preguntó Henry una vez que bajaron las escaleras-.
-Sí papá, vuelvo dentro de quince días, más o menos. Voy a llevarme la computadora para poder mandarte un correo-.
-Qué bueno. Les preparé unos sándwich para que no se vayan con el estómago vacío-.
-Muchísimas gracias-Grace se acercó al mesón de la cocina-.
-No tenías que haberte molestado papá-.
-Pero sino es molestia-le dijo viéndola desaparecer por el pasillo-escoge el que desees-.
-Agradecida-tomó unos de los sándwiches que tenía queso, jamón, tomate, lechuga y algo de sala-Mmmmm-expresó después de darle el primer mordisco-Que delicia, ¿Cuál es su ingrediente secreto?-.
-El amor-.
-¡Eso mismo decía mi abuela!-.
-Entonces tú abuela era de las mías-.
-Seguro que sí-siguió comiendo mientras el hombre le servía un poco de limonada-¿Está en el estudio?-.
-Sí, debe estar buscando la computadora pero no la va a encontrar ahí-le comentó guiñándole el ojo-.
-¡Papá no encuentro la computadora!-gritó su hija lanzando una puerta con frustración-.
-Busca en las gavetas del mueble debajo del televisor-le indicó sonriéndole de manera cómplice a Grace, quien divertida seguía comiendo-.
-Listo, esperemos que encienda-.
-Seguro que lo hará-.
Lia se sentó al lado de Grace y comieron en silencio. El señor Henry les preparó unos sándwiches para llegar y les dio unas galletas. Una vez que estuvieron lista, la artista abrazó a su papá con rapidez en modo de despedida, sin decir nada.
-Señor Luna fue un placer conocerlo, muchas gracias por todo-.
-El placer fue todo mío Grace, llámame Henry-y como si fueron amigos de toda la vida se abrazaron como si acaban de reencontrarse-.
La molestia dentro de Ofelia se incrementó y seguía sin saber que era.
-Tenemos que irnos-dijo con irritación-.
-Se cuidan mucho por favor-solicitó-.
-Cuente con ello-aseguró Grace-.
-Dios te bendiga pequeña-.
-Bendición-.
-¡Tú papá es un encanto de persona!-.
-Lo sé-.
-¿Te pasa algo?-.
-No-.
-¿Hice algo que te molestara?-.
¿Había hecho algo que la molestara? No lo sabía, se sentía confundida, no entendía que era lo que estaba pasando con ella.
-No me prestes atención Grace, ni yo misma logro entenderme-.
-Si llego hacer algo que te moleste te agradecería que me lo dijeras-.
-Está bien-.
Entraron en el ascensor en un silencio incomodo con Grace respondiendo un mensaje de texto y Ofelia tratando de alejar de su sistema su malestar interno por algo que no reconocía como celos.

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⏰ Last updated: Nov 09, 2022 ⏰

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Con Aires de Amanecer (En Edición)Where stories live. Discover now