Posesivo [Dekubaku] {+16}✅

Capítulo Dieciocho.

Narrador omnisciente.

El reino de Lagouáros es el primer reino en la jerarquía de poder por ende la vida en ese lugar era la mejor que podías tener que en cualquier otro reino, sin embargo estaba lleno de seguridad y reglas por ser el reino donde el supremo rey habitaba.

El elfo pelinegro regresaba a su hogar después de un largo día de trabajo en el castillo, después de su liberación y la muerte de su protegida decidió cuidar de su hermana menor se sentía culpable de no poder haberla salvado de ese ataque.

Hizo una parada rápida en el mercado para comprar las cosas que hacian falta en su hogar, el atardecer estaba presente en lo que hacía sus compras con los últimos puestos que quedaban al ser un lugar seguro levantaban tarde, cuando volvía a casa ya era de noche por mas que dijeran lo seguro que era el siempre estaba alerta pues algo que le enseñó su protegida fue que no hay ningún lugar que sea totalmente seguro.

Entró en su casa y prendió las velas para que no estuviera a oscuras organizando las cosas, mientras guardaba los huevos escucho pisadas en la habitación continua, los nervios le invadieron pero se armo de valor para ir a ver estando preparado para atacar de ser necesario.

-¿Q-quien anda ahí? -se maldijo internamente por preguntar y de colmo tartamudear -Q-quien quiera que seas será mejor mostrarte no dudaré en atacarte.

Se quedó parado a una distancia considerable de la puerta de la habitación, miró el interior tratando de encontrar algo en la oscuridad hasta que dos destellos rojos aparecieron en medio de la habitación, rápidamente transformó sus dedos en tentáculos dispuesto atacar a quien sea estuviera adentro.

-No seas malo púlpito hace tiempo que no nos vemos - la voz le desconcertó, conocía esa voz pero era imposible que fuera ella.

Tomó más distancia y frunció su ceño, sabía que podía ser una criatura que al igual que el de podía transformar así que no se fio de eso y menos cuando esa voz era de la chica que tanto extrañaba.

-¡Muéstrate! - le enfado que usarán el aspecto de su difunta protegida.

Una figura algo más alta que el se empezó acercarse a la luz, dejando ver con más claridad esos pares de ojos carmín que tanto extrañaba mirar, aún así no bajó la guardia examinadola con la mirada de pies a cabeza.

-Sin duda te enseñe bien a no confiar - sonrió dulcemente ella también lo extrañaba - Anda haz la pregunta -le animo sorprendiendo al elfo quien trago nervioso y tartamudeo antes de soltar la pregunta.

-¿C-cuál es la clave de tu diario? - preguntó sabiendo más que nadie la respuesta de hecho siendo el único.

-ø⁴ø⁴¹¹ø² - respondió con naturalidad.

-¿Qué significa?-debía hacerla por que cualquiera puede averiguar la contraseña pero no el significado de esos números.

- Es tu fecha de cumpleños y la mía - volvió a responder naturalmente y está vez el pelinegro hizo la última pregunta.