5. Y yo que estaba bien con dormir 8 horas

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Nicolás Rubio

-¿A ti te parece normal? -pregunto caminando al lado de mi hermano por la orilla de la isla. 

-¿El qué? 

-Ayer me llamó Vera a las siete de la mañana y me preguntó que si ella era una guarra, me contó que te habló y que tú fuiste a buscarla, que os besasteis y que luego le echaste en cara que casi se acostase conmigo. 

-¿Acaso te importa? No sabía que te preocupases tanto por ella. 

-Mañana, día y noche me preocupo por ella. -me pongo frente a él. -Y tú lo único que haces es herirla, le haces daño, no puedes seguir así. -su cara de indiferencia me da rabia. -¿Cómo puedes romperle el corazón a una chica que al verte se le iluminaban los ojos? 

Eso parece hacerle eco en la cabeza. -¿En serio? 

-Sí, pero estás tan ciego que no lo ves, y eres tan idiota que sigues haciéndole daño a propósito y te da igual. 

-Escucha, ya le pedí perdón y me mandó a la mierda, ¿Qué más quieres que haga? -pregunta enfadado. 

-Ser amable, no pasar de ella, intentar no hacerle daño, ¿sigo? 

Se niega a responder y sigue caminando, coge el móvil y responde una llamada. -María, amor, ¿Qué tal? 

-Imbécil... 

...

-Pareces cansada. -digo sentándome al lado de Vera, que está con la cabeza sobre sus rodillas y con los ojos cerrados. Al abrirlos, toda la potencia de su mirada cansada me golpea en la cara. 

No puedo evitar sentirme mal solo de pensar en esos ojitos verdes llorar. 

-No he dormido nada. -admite apartándose algunos mechones de pelo de la cara. Se recoge el pelo en una coleta baja que la hace ver preciosa. 

-Pues duerme ahora. 

-Entonces de noche tampoco dormiré. 

-Si de noche no duermes yo te acompañaré hasta que lo hagas. 

-Mentiroso. -se acuesta en la toalla y yo a su lado dejando que use mi brazo como almohada. 

Enseguida su respiración se relaja y noto como su cuerpo se destensa. Se ha dormido enseguida. 

Y me parece que yo voy a dormirme con ella. 

Me pego a su cuerpo aprovechando que tan solo estamos nosotros en la arena y cierro los ojos oliendo el olor a coco de su pelo. 

Pega su cabeza a mi pecho y no puedo evitar besar su coronilla. 

Lo que quiero a esta chica no es normal. Y no solo de forma romántica. 

Vera Liarte

-Que corra el aire Rubio. -escucho a Samuel hablar y luego siento que se separan de mi espalda. 

Abro los ojos sin entender qué pasa. Veo a Samuel dejar una nevera bajo un árbol y sentarse entre Nic y yo. -No te lo tomes a mal, pero es mi prima. -dice. 

-No te rayes hermano, si no pasa nada. -sonríe Nic. 

Vuelvo a mirar al frente viendo que Sergio y Alex traen más comida para esta noche. 

Empecemos Por El FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora