2. Dos de azúcar a ver si sabe bien

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Vera Liarte

Veo sus ojos azules más brillantes que nunca. -Perdona. -me alejo caminando hacia la orilla quitando el exceso de agua del pelo.

No pienso dejar que se repita. No pienso dejar que me pisotee de nuevo. 

No ahora que entiendo que puedo estar perfectamente sin él. 

-Eh Vera. -Marta se acerca a mí hasta robarme un cacho de mi toalla. -Me he enterado de que este sábado hay una fiesta en La Selva. -en cuanto menciona ese nombre siento un escalofrío recorrer mi espalda, pero lo disimulo todo lo que puedo. 

-¿Y? 

-Que la tita quiere que vengas con nosotros, porque tú conoces más el sitio y eso. 

-Está bien. -acepto, pero no estoy convencida del todo. 

-¿Vera viene? -pregunta Nic emocionado y sacudiéndose su pelo rubio corto. 

-Supongo que sí, a no ser que cambie de idea. -me encojo de hombros. 

-Venga, anímate, voy a estar yo. -sonríe haciéndome reír ligeramente. 

-Entonces me lo pienso. -bromeo viendo su cara, se siente como si hubiese ganado el mundial.

-Vera, ¿por qué no les invitas a la fiesta que vas a hacer el lunes? -dice Andrés, provocando que yo le mire mal, pero que muy muy mal. 

-¿Qué fiesta? -pregunta Alex apareciendo de la nada. 

-No nada... 

-Vera. -papá me mira a  modo de advertencia. 

-Una fiesta de disfraces que voy haré con mis amigos. Si queréis venir tenéis que disfrazaros. -sonrío mirando la cara de todos. 

-¿Y tú? -pregunta Sergio. 

-¿Yo qué? 

-¿Te vas a disfrazar? 

-Obviamente, de gitana. -sonrío. -No vale copiarse. 

-¿Vas a echarme un mal de ojos si no te compro un ramillete de orégano? -miro a Nic entendiendo el doble sentido de la pregunta.

Pongo los ojos en blanco y me tumbo sobre mi toalla poniéndome los cascos. 

Cierro los ojos y dejo el tiempo correr.

...

Noto una mano acariciar mi brazo izquierdo. 

-¿Qué pasa? -susurro. 

-Vera despierta, tienes que ponerte a la sombra un poco. -dice Alex. 

-¿Y los demás? -pregunto sentándome y sobándome los ojos para espabilar. 

-Han ido a buscar sitio a la sombra. -sonríe agachándose, y aún así  el condenado es más alto que yo. Voy a levantarme para coger la toalla pero me caigo encima de él. 

Mi pelo cubre los lados de mi cara y acaricia sus mejillas. Sus ojos azules intentan entrar en mi mente, pero no se lo pienso permitir. 

O al menos eso pienso cuando sus manos acaban en mi culo, apretando y masajeando mi piel caliente, al contrario de su mano, que es grande y está fría. 

-"Que hostia fas?" -susurro mirando como sus ojos bailan nerviosos de mis ojos a mi barbilla, y de ahí a mi escote. 

-Shhh. -se acerca a mi boca lentamente, comenzando a cerrar los ojos. 

-Te recuerdo que tienes novia campeón. -suelto alejándome de él, tiro de mi toalla para que salga de encima, al hacerlo salpico algo de arena que cae en uno de sus ojos. -"Lambón... "

-No me hables en gallego que no te entiendo. -dice tapándose el ojo. 

-¿Te lo traduzco? Gilipollas. -suelto. 

-Joder Vera, tampoco es para tanto. -me niego a responder, simplemente no puedo. -No puedes seguir guardándome rencor toda la vida. 

-¿Que no? ¿Quieres que lo comprobemos? 

-No. 

-Alex, ¿estás bien? -pregunta Sergio acercándose a nosotros, rápidamente Alex me quita la toalla y se tapa con ella la entrepierna.

"QUE ASCO. "

-Sí.

-Eso Alex, ¿seguro que estás bien? -insisto pero recibiendo una mirada incrédula. Como si no se creyese lo que acaba de salir por mis labios. 

-Sí Vera, estoy seguro. -traga saliva pero parece que son piedras lo que tiene en la garganta. 

-Estamos bajo aquellos árboles, en un rato nos iremos.

Quiero ir hacia allí y sentarme, estar en la seguridad de mi círculo familiar. Seguridad que solo sirve para que Alex no me moleste. Pero parece que no tiene pensado dejarme escapar. 

-¿Qué? -pregunto cuando agarra mi mano. 

-Eres muy graciosa ¿No? -me ofrece la toalla, pero se la miro con asco y me separo. 

-Quédate la toalla, a lo mejor te sirve para hacerte una paja o algo. 

-¿Pero tú eres tonta? -sus palabras las siento como un valde de agua fría sobre mí. No me hace ni pizca de gracia que me diga eso, pero no dejo que lo vea. -¿Qué es lo que quieres? ¿Qué se enteren todos?

-Que me dejes, Alex, quiero que me dejes vivir tranquila. ¿Lo entiendes? -me doy la vuelta y le encaro. -¿O acaso se te complica? 

Silencio, esa es su respuesta. No sabe qué decir o cómo actuar ante mí. Y no sé si eso me gusta o no. 

-Ahora es cuando tienes que actuar como si nada hubiese pasado, que eso se te da muy bien. 

Alex Rubio

Esa, a la que tengo delante dándome la espalda, no es Vera. Esa es una terrorista en potencia. 

Lo es porque me ha dejado al borde de un infarto. No me esperaba que fuera a responderme de esa manera, y menos que me encarase así... Sin pensarlo. 

¿Qué le ha pasado?

"Tú, que tienes complejo de apisonadora y le has pasado por encima desde que la conoces gilipollas. "

Empecemos Por El FinalWhere stories live. Discover now