7. Me dañaste el plan de estar solo

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Vera Liarte

Me siento en el tronco que hay frente a la hoguera para descansar mientras los demás intentan montar la tienda de campaña detrás de unos árboles para que la marina no nos ponga una multa millonaria por acampar en una isla y hacer un fuego. 

El sol ya hace rato que se puso el sol y hace un poco de frío. 

Alex se sienta en el tronco de enfrente dejando la cerveza en la arena. 

-¿Tienes frío? 

-Un poco. -le veo echar unas ramas al fuego para que no se apague. 

De repente Nic se sienta pegado a mí y pasa su brazo por encima de mis hombros acercándome a él. -¿Acaso he escuchado que mi bollito tiene frío? No puede ser eso, luego te doy mi chándal.

-No hace falta. -le miro sonriendo. 

-Sí, además, si no me equivoco tú duermes en el barco, ¿no? 

-Sí. 

-Con más razón necesitas estar tapada, no quiero que te pongas enferma y no puedas venir a la fiesta. -le sonrío y vuelvo a dirigir mi vista hacia Alex, que me observa con una cara demasiado seria mientras juega con su anillo, metiéndolo y sacándolo de su dedo. 

-Nic, ayúdanos con la tienda. 

-Voy. -Nic se va a la vez que Alex se levanta y coge su mochila para perderse entre los árboles. Decido seguirle porque me da mala espina. Quiera o no le conozco, y no es muy fácil saber que le molesta que su hermano haga ese tipo de cosas. 

Alex Rubio

Sí, me da rabia verla cerca de Nic, y sobre todo después de lo que él me contó en el tren cuando veníamos hacia Galicia. 

Saco de mi mochila una cajita de metal, al abrirla escucho una voz dulce pero segura.

-¿Qué haces? 

-¿No lo ves? -me apoyo en un árbol y cuando voy a empezar a la liar el pitillo Vera me lo quita de las manos. -No lo...

-No lo voy a tirar, pero si vas a liarte un piti al menos hazlo bien. 

Extiende el papel y coloca todo con una maestría impresionante. En cuanto pasa la lengua por el envoltorio para pegarlo, un escalofrío me recorre la espalda. 

Me lo da y se queda esperando delante de mí. -¿Dónde lo has aprendido? 

-Mi abuelo fumaba delante de mí de pequeña, lo hacía durante años hasta que mi abuela consiguió que lo dejase. -responde mientras me llevo el cigarro a la boca y lo enciendo con mi mechero. 

-¿Quieres? -digo exhalando el humo.

-No fumo.

-¿Eres de artes y no fumas? Qué rara eres.

-Me la come, no fumo, es malo. -su móvil suena, qué raro.

Ella siempre lo tiene en silencio, debe ser alguien importante como para que lo tenga con sonido. -¿Quién es?

-No es nadie importante. -dice con una sonrisa en la cara, y juro por Dios que eso me hace un daño en el pecho que nonpuedo describir. Una sensación de agobio que no puedo controlar.

De repente se endereza y suelta un suspiro antes de mirarme a los ojos.

Eso es mala señal, muy mala señal.

-Espero que hayas elgido a tu novia Alex, porque según lo que escuche después de preguntarte esto mi actitud hacia ti puede cambiar.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué pasa?

-¿Eliges a María o a mí? -es tan directa como una flecha. Ese es el rasgo de Vera que más miedo me da, porque cuando está en dudas sobre algo prefiere ir directa al grano, se lleve por delante a quién se tenga que llevar para averiguar la verdad.

-María, elijo a María. -se queda en silencio sin gesticular nada. Parece un tronco.

-Muy bien, al fin te has dado cuenta. -sonríe de golpe, como si nada de esto le estuviera afectando como a mí.

¿Darme cuenta de qué? ¿Qué quiere decir eso?

El dolor de mi pecho aumenta al ver que no le ha importado en lo más mínimo. Pero supongo que así tenía que pasar, ¿No? Digo, esto era lo que esperaba que pasase.

Para cuando dejo de pensar Vera ya está volviendo con los demás.

Pone más madera en el fuego y se sienta al lado de Nic. Ambos empiezan a hablar, y a reírse juntos.

Y se miran a los ojos como he soñado hacerlo con Vera miles de veces.

No, no he escogido bien, no quiero a María, la quiero a ella, la prefiero a ella mil veces.

Aunque solo nos veamos una semana cada verano.

¿Qué hice? Soy un puto idiota.

La sensación de agobio me puede, lo único que hago al respecto es fumar.

Pero la sensación empeora cuando veo que María me empieza a escribir, simplemente la ignoro.

En cuanto me acabo el pitillo empiezo otro enseguida.

Y así durante casi cuarenta minutos.

Cuando ya me duele la garganta y me pican los ojos voy a sentarme con los demás.

Cojo una cerveza y voy hasta el barco, dónde está Sergio preparando una caña de pescar.

-Hermano, no entiendo como te puede gustar eso.

-¿Y por qué no? -dice buscando un gusano para ponerlo en el anzuelo.

-Qué asco bro.

-Prueba a echar unos lances. 


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⏰ Last updated: Nov 05, 2023 ⏰

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