Capítulo 19

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IX. Pasen y vean (2ª parte)


POV. BANGCHAN

— Papá, papá, mira, hay algodones de azúcar —Gritaba Sunoo entusiasmado mientras caminaban por los puestos de comida, rumbo a la carpa dónde tendría lugar el último espectáculo de Yeonjun—. Por favor, por favor, quiero uno.

— Ven, el tío Gyu y yo vamos a consentirte —Dijo Felix, levantando al pequeño en su espalda y llevándoselo directo a las casetas. Bangchan sonrió, sabiendo que llevarse al niño era una simple excusa para poder comprar tantos dulces como quisiesen.

Seungmin y Changbin observaron a su hijo, incapaces de perderlo de vista. Caminaban cogidos de la mano como cualquier otra pareja lo haría. Se sentía feliz al saber que su amigo había encontrado a un hombre con el que sentirse completo, con el que formar una familia. Llevaba mucho tiempo solo y, a pesar de todo lo que creía, de las historias que él no sabía, se merecía conseguir la felicidad. Soobin y Sunghoon permanecían apartados, el primero saludando a niños y adultos que acudían felices por verlo de nuevo y el segundo, lanzando miradas furtivas a Niki, temiendo acercarse. Niki y él evitaban quedarse solos desde la primera noche, demasiado tímidos como para dar un paso más. El antiguo sheriff tenía la impresión de que cuando se marcharon a dar un paseo tras la cena, ocurrió algo que volvió incómodo su reencuentro.

— ¿Qué crees que veremos? — Preguntó el joven, mirando a su alrededor como un cachorro que salía por primera vez a la calle, como un recién nacido que veía el mundo por primera vez—. ¿Harán magia? Nunca he estado en un circo.

— Seguro que habrá y trapecista. Te encantará.

Continuaron hasta la carpa, sentándose en los asientos que Yeonjun les había reservado. La primera parte del espectáculo paso entre risas, aplausos y amplias sonrisas. Comieron todo lo que habían traído y gritaron hasta quedarse sin voz. Niki y Sunoo estaban entusiasmados con todo, desde los payasos hasta las luces que lo iluminaban todo. Estaba disfrutando, se sentía tranquilo, en paz. El dolor había desapareciendo, quedando como una ligera migraña y los sentimientos que le habían atormentado hasta entonces, quedaron relegados a un segundo plano. Cuando las luces se atenuaron y los focos iluminaron el centro de la pista, todo el mundo quedó en silencio, expectantes. El lobo más grande que había visto caminó hasta la luz, consiguiendo exclamaciones de sorpresa y admiración del público. Soobin parecía el más impresionado de sus recién descubiertos amigos, sentado en el borde de la silla y abriendo la boca inconscientemente. Una mujer vestida con un traje de domadora lleno de brillos y una sonrisa digna de un felino apareció a su lado, empujando una serie de aros de fuego. Todo el mundo contuvo el aliento cuando el lobo salto impecable a la orden de la mujer, cruzando los aros hasta caer en el suelo con una elegancia impropia de un animal salvaje. Una cortina cayó sobre él, ocultándolo al público y tras un chasqueo de dedos por parte de la domadora, fue retirada para mostrar a un Yeonjun ataviado con un traje digno de cualquier gimnasta, negro, con filigranas de colores desde una de las piernas hasta la cintura, como llamas que ascendían por su cuerpo. Un simple vistazo a Soobin y supo que acababa de ser cautivado por completo, pendiente de cualquier movimiento por sencillo que fuese, respirando despacio, con los ojos brillantes por la emoción. Las primeras notas de Naval* fueron sonando, acompañando al chico en su baile. Se movía con fluidez y elegancia, como el más profesional de los bailarines de ballet. Transmitía tanto con cada paso que Bangchan tuvo que reprimir las lágrimas. Cuando la actuación acabó el público entero aplaudió, manteniéndolo durante mucho tiempo, agradeciendo sin palabras el espectáculo que acababan de ver. Soobin se había quedado sin aliento, Changbin observaba el saludo final con orgullo, Bangchan trataba de contener la emoción y el resto había quedado tan impactado que no sabían como reaccionar.

La manada del lago Yang | Stray Kids, TxT, EnhypenWhere stories live. Discover now