2

13.9K 638 34
                                    

Caminaba con prisa teniendo a Aemond pasándome los talones y no le costó mucho llegar hasta mi, tomándome del brazo con brusquedad para adentrarme en una habitación.

—No quiero volver a verte bailar con ningún otro hombre ¿me entiendes?

Su tono profundo y demandante, no despertó mas que enojo en mi.

—¿Y a ti que mierda te importa lo que yo haga? Desde que estamos casados no has hecho más que ignorarme o tratarme como a una molestia.

—Tu eres mi esposa. Mía, así que no quiero ver como alguien más te pone un solo dedo encima.

—Alguien debe hacerlo ya que tu no lo haces— Traté de irme mas no me lo permitió.

Su cuerpo me apresó de manera brusca contra la pared.

Me miró detenidamente, consiguió que temblara por un instante. La respiración se me entrecortó sin poder evitarlo cuando su mirada gris se fijó sobre mi casi que sin pestañear.

—A ellos debería ordenar que le cortasen las manos, pero a ti... ¿Que debería de hacer contigo? —Ese tono ronco me puso de los nervios y no podía controlarme.

—Cualquiera sea lo que decidas hacer, asegúrate de que este bien hecho porque de tener la mínima oportunidad vendré por ti como sea y te destruiré.

No tenia idea de como no había tenido miedo a decir aquellas palabras, lo hice sin titubear y por un momento sentí orgullo de mi misma.

Todo mi ser se descolocó al ver su sonrisa, algo divertida y maliciosa.

—Me pregunto porque no fui capaz de apreciar a la mujer tan increíble y a la vez tan exasperante que eres.

—No te sientas mal, por lo general los hombres son lentos y estúpidos, sobre todo los narcisistas y psicópatas como tu.

Su mano derecha me tomó con firmeza del mentón, se acercó lentamente, mezclando nuestro aliento antes de cerrar la distancia con un beso fuerte, intenso y algo posesivo. Tanto que me arrebató el aliento enseguida.

Sus manos comenzaron a tocarme por encima del vestido y note como pegaba sus caderas a las mias.

No deseaba continuar con esta tontería.

No sabia porque lo hacía, quizá por burlarse de mi, porque deseaba hacerme daño o porque estaba aburrido.

Luego de varios intentos conseguí apartarlo con un empujón fuerte y certero.

—No quiero que vuelvas a tomarme si no es que YO lo deseo ¿Me has entendido tu a mi?

No dijo ni una sola palabra. Se mantuvo en su sitio sin mover ni un músculo, solo siguiéndome con la mirada hasta que salí de su visión.

Me iba de allí con el corazón latiendo desbocado y el sabor de sus besos en mi boca, sabían a peligro.

***

Esa misma tarde en mi habitación, me  encontraba terminando de ponerme el vestido luego de asearme.

Escuché como la puerta se abría y como se cerraba segundos después.

Por el sonido de las pisadas sabía que se trataba de Aemond. No necesitaba verlo para saber que se acercaba con sigilo, con ese porte elegante y misterioso.

—No deseo ver a nadie, ni siquiera a ti. —Caminé hacia la mesa donde reposaba la merienda.

—¿Ahora serás tu la que me trate de ese modo, encanto?

Voltee a verle un instante.

—Te lo mereces, es apenas un poco de lo que yo recibí de tu parte desde el principio. Me cansé de ser una tonta. —Dejé de mirarle porque sabía bien que no necesitaría mas para que mis ojos se cristalizaran.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Where stories live. Discover now