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La guerra había terminado.
Enemigos y traidores encadenados o ejecutados. Familiares muertos, al borde de la locura o en su último aliento.

Pero lo único que importa realmente es quien se sienta en el trono estos días.

El rey Aemond Targaryen, primero de su nombre.

El nuevo rey, con sus veintidós días del nombre recién cumplidos debía cumplir con su deber sustancial para con el reino. Buscar una esposa adecuada y fértil para que le dé herederos y su sangre siga generación tras generación.

A pesar de que él mismo se encargó de elegirla entre tantas jóvenes hermosas del reino, no se mostraba mucho más emocionado que de costumbre.

Si bien la trató con respeto y cortejó a su prometida, no es como si la idea le emocionase demaciado. Pero para su gusto, Lady Dalia Tyrell era dulce y encantadora y sabía cómo portarse.

Para Dalia, el respeto que sentía por el soberano muchas veces se transformaba en miedo. Aunque había lo posible por mostrarse serena y no como una chiquilla asustada y llorosa. Ya no es una niña... Aunque nunca pudo ser una en realidad.

Faltaba poco más de medio año para que su onomástico número dieciocho. Debía actuar como una adulta.

La ceremonia fue todo lo perfecta que podía ser.

La sala del trono repleta de lores y damas de todo el reino.

La madrastra de Lady Dalia la mira con suficiencia y orgullo... Cómo si realmente fuera a conseguir más de lo que ya se le ha otorgado por ser la tutora de la nueva reina. Su padre en cambio parece hacerse a la idea de que su pequeña niña ya no estará en casa, pero lo agradece. Es conciente del disgusto que Dalia siente por la segunda esposa y de no ser porque no tiene motivos reales para la anulación del matrimonio, ya la habría abandonado. Fue un mal necesario como señor de la casa Tyrell pero aún no ha cumplido con dar el heredero varón que necesita.

Por desgracia los años fértiles no duran para siempre y en caso que no pueda darle ese hijo, ahora sí tendrá motivos de sobra para anular el matrimonio.

En otros asuntos. Los ahora esposos celebran su banquete de bodas.

Una nueva celebración se llevó a cabo y es la coronación de Dalia como reina de los Siete Reinos.

Ahora lleva una corona de oro con detalles tallados con destreza y dedicación. Se veía hermosa. Una imagen digna de una reina, que incluso podría inspirar canciones. La bella dama casada con una terrible bestia sin corazón.

Aemond era todo lo atento que podía ser y su esposa no lo presionaba, por el contrario le daba su espacio y se aseguraba de que no estuviera agobiado.

Aemond sonrió por primera vez en años.

Hasta que la pesadilla de Dalia llegó, todo el tiempo rogando para que no pasaran las horas y al final su destino la alcanzó.

Aemond la conduce a sus aposentos dónde se celebrará la consumación de su matrimonio.

Él se asegura de ser gentil con ella y la abraza para calmar sus nervios pero eso solo lo hace peor. Se siente entrar en pánico. Más aún al ver a tantos sirvientes e incluso guardias que sabe son para vigilar al rey y su reina de cualquier peligro.

Dentro de la habitación los sirvientes desvisten a Aemond y Dalia y los dejan en ropa interior.

Los sirvientes se retiran.

Aemond se quita el blusón y muestra su pecho.

Dalia solo quiere ser enterrada viva bajo varias capas de tierra.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora