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El príncipe Aemond camina de un lado a otro en su habitación, se agarra el pelo con frustración y gruñe enojado mientras su cabeza da vueltas entre pensamientos destructivos.

Haber matado a su sobrino bastardo trajo una trágica consecuencia y ahora su dulce sobrino Jaehaerys estaba muerto.

Quería venganza, quería matarlos a todos. Deseaba ver sus cabezas clavadas en picas y sus cuerpos siendo devorados por Vhagar.

El precio que pagó por matar a Lucerys no era siquiera la mitad de lo que valía.

Y no se quedaría de ese modo.

––Espero seas conciente de la desgracia que has causado ––Alicent lucía devastada, su mirada triste y ojos hinchados dejaban saber que estuvo llorando por horas.

Aemond no estaba de humor para escharla. Entendía su dolor e impotencia al no haber podido hacer nada para ayudar a su nieto pero tenia que centrarse en encontrar una solución.

No desearía haber estado en su lugar, pero hubiera deseado poder hacer algo. Tomar venganza rápidamente, algo al menos.

––No me quedaré aquí rompiendo cosas o compadeciendome por lo sucedido. ¿Aegon ya ha conseguido reunir sospechosos?

––Está en ello.

No le sirve esa respuesta, quiere acciones más rápidas así que él mismo va en busca de mas responsables.

La búsqueda es exhaustiva e incansable.  Aemond no se detiene y no tiene compasión. No perdona.

Para el final de la tarde tiene más de dos docenas de hombres y mujeres que participaron en el altercado, y una posibilidad de haber atrapado a uno de los dos que cometieron el asesinato.

Aún cuando asesinó a todos y cada uno de ellos decapitandolos, su enojo e irá no había cesado y necesitaba más.

No era suficiente. Estás personas eran insignificantes, tenía que ir detrás de la mente que llevó adelante la venganza.

Su mente es un desastre y no puede pensar, el odio lo satura.

Abandona a paso rápido el castillo. El enfado marcando cada paso, dando una mirada desagradable a cualquiera que se cruce en su camino.

Necesita dar un largo paseo en Vhagar para despejar su mente. Quizá incluso pueda ver algo inusual desde las alturas, todo lo que sea pensar en una forma de llegar a acabar con esto era bienvenido.

Y todo lo que deseaba era venganza. La quería ya y no se detendría.

En lo alto del cielo, la frustración se apodera de Aemond y lanza un grito desgarrador.

Habían traspasado la seguridad de la fortaleza como si fuera un lugar cualquiera. Alguien se burló de la seguridad del castillo.

Eso lo hace pensar que no fue tan sensillo cómo parece, todo parece estar conectado y es probable que hayan más involucrados. Nadie es de confiar y las lealtades se compran muy fácil. El oro y el chantaje es la monera de cambio ahora.

Ellos mostraron que no están seguros en su propia casa, debe de contraatacar de la misma forma y con aún más crueldad. Tal vez mostrar a Rhaenyra que puede sentir todavía más dolor, pero aquello debe ser desgarrador. Algo que la deje tan destruida como a su querida hermana Helaena. Pero en una proporción que jamás serían capaz de sobrepasar.

A su mente llegó una idea, al fin algo de claridad. Agradecido de que aquella chica aparezca en su mente como un faro en medio de la oscuridad.

Ella sería un gran punto de inicio para su venganza y destrucción en esta guerra.

✨Aemond Targaryen✨ One shots Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora