1: Comics

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[Capítulo entre 9 y 10 de la historia]

La habitación era decorada por una tenue luz cálida, una brisa se escapaba por una pequeña abertura de la ventana y un travieso rayo de sol iluminaba la cara de mi amado, podiendo así yo admirarlo aún más.
No había ningún ruido además de la armónica melodía de las aves y los sauces bailando al son de esta.
A través de sus ojos jade que reflejaban el destello del sol, en la ventana de sus ojos que me susurraban entre susurros mudos y callados un silencio “te amo”.

La yema de su dedo parecía escribir su nombre en mi dorso desnudo y su otra mano acariciaba gentilmente mi mejilla.
Su mirada atenta a mi cuerpo, pareciendo devorarme con tan sólo sus ojos. De sus labios se escapaba una dulce melodía, tarareando él una canción que yo desconocía.
Sus labios que dibujaban una tierna sonrisa en su rostro eran los que yo tanto anhelaba besar.

Sus mechones rubios tan suaves al tacto, su piel lisa y suave, sus manchas características de él.
Amo cada detalle de él.

Son aproximadamente las 4 de la tarde, acordamos juntarnos para conversar de cualquier cosa.

Jojo, ¿Realmente te gusta leer... Esto?— me dijo mientras apuntaba a mis comics, con una dulce carcajada escapando de sus labios.

—¿¡Qué pretendes!? Al menos es más entretenido que esa mierda de “Don Quijote de la Caca”—

—¿¡De qué hablas tú!? Eres un hombre de gustos indefinidos, no como yo, un caballero con gustos finos— dijo orgullosamente mientras se apuntaba a sí mismo.

Le tiré un objeto cualquiera que estaba más próximo a mi, haciéndolo enfurecer aún más.
Se tiró encima mío para atacarme con pequeñas cargas eléctricas de hamon.

¡Auch,  ay, ay! ¡Perdón!— dije tratando de librarme de sus ataques.

Me miró como si hubiera ganado una batalla para lentamente dirigirse a la ventana y abrirla aún más, sacando un cigarro de su bolsillo para prenderlo y fumar.
Río dulcemente cuando vió como yo arrugaba mi nariz al sentir el olor de tabaco.

¿Nunca has fumado?—

—No... No me quiero morir de cáncer. Apágalo, que huele a mierda— dije para provocarlo aún más, ocultando mi sonrisa burlona.

Se limitó a lanzarme una mirada furiosa y apagó el cigarro.
Se sentó a mi lado y me besó en los labios.
Pude sentir el molesto sabor a cigarro impregnado en sus suaves labios y aún así disfruté el beso.

Caesar tomó uno de mis comics y lo miró de reojo.
Sus ojos se centraban en la masculina figura al centro de la portada. Los colores eran bastantes chillones para él, casi dañándole la vista.
Con su dedo índice señalaba aquella silueta masculina que resaltaba en la portada.

Se nota a distancia que eres un má... Digo, homosexual— aclaró su garganta avergonzado

—¿Qué te pasa?— reclamé ofendido— eras tú quién me estaba haciendo ojitos recién

Caesar me miró derrotado, pero con leve sonrojo en sus mejillas.
Se hizo el pelo a un lado para aclarar su vista.

No puedo ni leer esto, está todo en inglés— intentó cambiar de tema mientras evitaba mirarme a los ojos.

Pff...— me burlé — Es inglés básico, Caesar, ¿Realmente eres tan tontito?~— dije en una melodía burlesca

Cállate si es que no quieres comerte mi puño—

—Perdón... Pero, bueno, ¿Acaso quieres que te lo lea o qué?—

Sus ojos parecieron brillar por unos segundos, pero al momento de darse cuenta se dió la vuelta.

No, de seguro eres un analfabeto que ni sabe leer

—Hijo de puta—

Reí por su inmadurez, él ocultaba su cara pero podía ver una sonrisa asomada.
Estoy tan enamorado de él, locamente enamorado de él.

Hubieron unos segundos dónde lo único que reinaba era el silencio, hasta que Caesar se dignó a romperlo.

Esta bien, lee para mi—

Sonreí victorioso y rápidamente agarré el cómic para empezar a leerlo en voz alta, traduciendo todo obviamente para que pudiera entenderlo.

Mientras más avanzaba, Joseph podía sentir la mirada de Caesar centrarse sólamente en él, admirando su belleza.
El rubio ya ni siquiera le prestaba atención al comic, después de los primeros 3 minutos se dió cuenta que en realidad la historieta era bastante aburrida.

En cambio, podía ver cómo los ojos de su amado brillaban por cada escena de pelea, emocionándose inconscientemente.
Aquellos pequeños lapsos de tiempo cuándo podía ver a Jojo sonreír honestamente eran los mejores.
Se sentía en el apogeo de su vida, su corazón se ablandaba al ver sus ojos esmeralda brillar como una estrella.

Su robusto cuerpo, su torso desnudo y su espalda tan grande.
De vez en cuando admite querer tocar sus pechos simplemente por el morbo de molestarlo.
O querer toquetear su abdomen para producirle cosquillas o espasmos.
Besar aquella estrella que tenía en su cuello, estrella que tanto llamaba la atención.

Todas aquellas memorias amargas se iban de su mente cuándo sus almas conectaban.

Su voz parecía cantar cada vez que hablaba, Su mirada se perdía en aquellas esmeraldas que tenía como ojos.

Una cálida voz interrumpió sus pensamientos.

Caesar... ¿Si quiera estás prestando atención?

Volvió a la realidad de un golpe

Te estaba viendo a tí—

Las mejillas del castaño se enrojecieron cual rosa, desviando la mirada tímido.

La luz del sol acaricaba la piel de ambos, conectándolos en un aire invisible.
Sus ojos callados y llenos de lozanía hablaban entre sí, sin necesidad de alguna palabra.

Dulce encantoWhere stories live. Discover now