5: Cartas y dibujos.

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[Cap entre 18-19]

Algo que no sabía y que descubrí hace poco es que a Jojo le encanta dibujar y escribir.
Lo descubrí a escondidas, cuando estaba limpiando su asqueroso escritorio. Dentro de un cajón destacaba una libreta vieja de color celeste.
La miré con curiosidad y la abrí.
Dentro de ella habían muchos dibujos, la mayoría eran en grafito.
Con delicadeza pasé a la siguiente hoja y así sucesivamente.

Quedé sumido en los dibujos que hacía, leyendo todos sus pensamientos que tenía entre las hojas y cómo todo lo que pasaba por su mente quedaba palpado en las hojas.

En sus dibujos pude ver varios intentos de dibujarme, era estúpidamente tierno. Quería robarle la libreta y verla cada que me sienta triste o malhumorado.
La brisa invernal golpeaba la puerta y podía respirar el cálido sabor a amor.

“... Me encanta cuándo rozamos dedos porque es como una chispa que despierta un fuego en mí, y sus carnosos labios que por tanto tiempo me causaron conflicto no es nada más que gasolina para esa pequeña chispa.

El sabor a tabaco impregnado en nuestros besos me enamora, su personalidad tan pasivo-agresiva que me enrolla en pensamientos confusos.

La luz de la luna acarica su cara cuando fallecemos juntos en la oscura noche y el destello de aquella roca majestuosa se ve reflejada en sus ojos.

Y el sol sangriento que mancha su piel por las tardes, con el cariño y amor que nos damos hasta que el crepúsculo se marchita y aparece aquella tinta negra y fría que cubre el cielo...”

Vaya...

No pensaba que Joseph pudiera tener una labia tan desarrollada, siempre lo vi como un tonto.
Pero ahora que lo conozco mejor, sé que actúa como idiota pero en realidad es muy inteligente.

Siempre que lo veo junto a la aurora está con un libro en sus manos, sumido por todas las tardes sin notar cuando lo estoy contemplando.

Mi dedo tembloroso dibujaba trazos invisibles en linea recta sobre aquel papel, tratando de guiar mi vista por aquel laberinto de letras, figurando poco a poco las frases que construía.

Pasé a la siguiente hoja, la cual estaba algo humeda y arrugada.
El tonto había intentado pintar en acuarelas sobre un papel fino, pero el diseño al menos estaba precioso.
Mis ojos quedaban encantados ante las cosas que hacía Jojo.

Por cada hoja que veía podía ver cuán enamorado estaba Jojo de mí.
Es una sensación linda, acogedora.

Sentirse amado.

Siento un nudo en la garganta cuando pienso en cómo lo he tratado, cuán duro he sido con él. Y pese a que ya me he disculpado un montón de veces aún siento ese peso encima y no logro quitarmelo.
Lo amo demasiado, nunca me había sentido así por nadie. Ni con las mujeres.

Siento como si no me pudiese mover, como si hago algún movimiento repentino quebraré en llanto.
Es una melancolía extraña, estoy feliz pero a la vez triste.

Con gentileza guardo la libreta y la vuelvo a dejar en su lugar.
Ahora sé con claridad dónde ir cuando me siento mal.


Ya anocheció, finalmente la fría luz de la Luna ilumina inútilmente nuestra habitación y puedo pasar tiempo con mi amore.
Jojo está encima mio, tarareando dulce alguna canción mientras juega con mis pechos y mira hacía la ventana semiabierta.

La helada brisa choca contra la puerta haciéndola retumbar en un sonido repetitivo y monótono.
Rasco su espalda delicadamente para no rasguñarlo, todas las noches me pide que lo haga hasta que se quede dormido.
Me causa gracia ver como se retuerce cuando acaricio lento su cintura y suelta un leve suspiro.

Dulce encantoWhere stories live. Discover now