6: Chicas

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Caesar siempre ha sido un mujeriego, a penas ve a una chica sola va a coquetearle. Según él son "mentiras blancas ".
No me molesta tanto, o no lo sé.
Tal vez sí... No me gusta admitirlo.
Yo sé que él me ama pero cuando pienso en él con alguien más me hierve la sangre. Supongo que es parecido a lo que él sentía cuando me veía con Suzie.

Me repugna pensar en él ligando con otra mujer. No sé si lo seguirá haciendo, espero que no.
He estado pensando sobre esto incluso en el entrenamiento, el cual fue agotador.
Debo de admitir que me da algo de melancolía pensar en que no soy el único al que trata así. Quiero ser ese alguien especial en su corazón, como él es del mío.

Tal vez no soy nada más que una chica para él. Alguien para rellenar el amor que le faltaba de su padre.
¿Acaso soy una figura paterna para él? ¿Y si ni siquiera me ama románticamente?
No, estoy pensando estupideces.
Pero... ¡Mierda! ¿Por qué me torturo a mí mismo pensando en estas cosas?

Ya es de noche, el cielo abrazador cuyo color es negro como el ébano recorre por las calles y la gente moribunda fallece en su seno oscuro.
No obstante, a mí no me logró matar, en cambio, estoy encerrado en la prisión de mis pensamientos. Es una tortura que mata lentamente, sin siquiera notificarte.

La luz fría que alumbra tenuemente mi habitación me deja a duras penas apreciar lo que me rodea. Quiero estar con Caesar, no me importa si es que está dormido.

Me levanto de mi cama y abro la puerta, la cual es acompañada con un molesto rechinar.
Camino con cuidado por los pasillos con la espalda encorbada, buscando su silueta.
Abro la puerta de su habitación con gentileza y asomo mi cabeza para examinar su presencia.
Y ahí esta, taciturno y sumido en un libro con la cálida luz de una pequeña lámpara que alumbra débilmente la habitación.

De manera intuitiva miro a sus labios, sabiendo ya que era lo que deseaba.
Hubo un pequeño silencio incómodo, donde me quedé palmado pensando y admirando su cara.
Caesar me miró confuso e hizo un espacio en la cama, preguntándome con su mirada "¿Quieres dormir conmigo?".

Mierda... Ya se me olvidó a qué venía.

¡Cierto! Ya, voy a eso antes de que se me olvide otra vez.

Cerré con cuidado la puerta y me senté en el borde de la cama para acariciar su pierna con la yema de mi dedo índice.

-¿Qué te pasó? ¿Tuviste una pesadilla y quieres dormir conmigo?- me dice burlesco

-No es eso- le respondí riendo- es sólo que... Mejor voy al grano, estuve todo el día pensando en esto y quiero que me digas la verdad ¿Sigues coqueteando con chicas?-

Caesar paremaneció silencioncioso por unos segundos y después rió.
Supuse que se rió por mis gestos nerviosos, jugando con mis manos y desviando la mirada.

-Obvio que no, tontito, somos pareja ¿no recuerdas? Nunca en mi vida te sería infiel-

"Somos pareja" que lindo se siente escuchar eso...
Acarició mi pelo y simplemente le contesté con una sonrisa.
Pero aún había algo que me incomodaba.
El hecho de que tal vez me vea como su padre, por más repulsivo que sea.
Debía sacarme esa idea de la cabeza.

-Caesar...-le llamé - es muy rara la pregunta, y perdón por esto pero, ¿Crees, de alguna manera, que podría ser "tu figura paterna"?-

Me miró extrañado y confundido

-¿A qué te refieres con eso? No te veo como mi padre... Estás raro, ¿estás bien?-

-Me refiero que tal vez el amor que no recibiste de tu padre lo "rellenes" con el mío, en vez de tomarlo como un amor romántico... ¡Ay, no sé como explicarlo!-

-¡No, no! Creo que te entiendo -me dijo - uhm... Antes se podría decir que de alguna manera los confundía y reemplazaba. Pero con el tiempo me di cuenta que el amor que tengo por ti es romántico.-

Al escuchar eso suspiré aliviado.
Me recosté en el espacio que me dejó y tapé mi cara con mis brazos.

Trás explicarle por qué le había hecho esas preguntas no hizo mucho más que burlarse de mí por lo ansioso que estaba y le di un "pequeño" golpe en la nuca.

-¡Auch! ¡Haha, perdón!- me dijo sobando su nuca- Bueno, Jojo... ¿Quieres dormir conmigo? Veo que no te quedarás dormido muy pronto así que podemos aprovechar de estar juntos.-

-¡Obvio! Lo único que necesito ahora son caricias tuyas- dije mientras besaba sus cachetes.

-Está bien...- suspiró - extrañaba dormir contigo. Ahora con el entrenamiento apenas tenemos tiempo para nosotros, pero supongo que lo entiendo.-

Caesar me sacó con sus frías manos mi camisa. Apenas sentí el frío tacto de sus palmas con mi abdomen sentí un escalofrío recorrer mi espalda.
Me acurrucó en sus tapas y me abrazó , enrollandome en sus brazos.
Su respiración cansada chocaba con mi cuello y sentía como miraba mi marca de nacimiento.

Se nota que está bastante cansado, así que simplemente le dí las buenas noches y besé tiernamente sus labios.

Amo verlo dormir, el día que me falte sus gruesos labios no podré dormir feliz.

Dulce encantoWhere stories live. Discover now