𝗡𝘂𝗲𝘃𝗲

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Cuando las puertas dieron a conocer su cierre por medio de un choque retumbante, Sombra le añadió un toque de prisa a su paso lento por las escaleras.

Solo le tomó diez segundos.

Sombra detuvo sus pasos en seco.

Le tomó diez segundos a su estómago dar un vuelco de incomodidad y confusión. Algo en su muy reciente conversación con la alicornio no le sentó nada bien y, como era evidente, este sentimiento no tardó en manifestarse.

—¿"Tal vez deberías tomar una siesta más adecuada"?

Sombra sintió la sensación de que estaba masticando piedras a la hora de mencionar la frase, por lo que inconscientemente prefirió seguir repitiéndola solo en su mente con la intención de verificar su autenticidad.

Y vaya que se repitió varias veces.

—¿A mi qué tártaros me importa si amanece o no con el cuello roto por dormir en una silla? —Él rodó los ojos y arrugó ligeramente el rostro.

Soltó un corto suspiro por el cual esperaba que su sentimiento de singularidad se disipara por completo, terminando por decidir que no le debía dar tantas vueltas al asunto.

Su conclusión era que tal vez le había estado prestando verdadera atención a los grandes (a veces también pequeños) sermones bastante sentimentales y cursis sobre amistad que la princesa le daba; en lugar de ignorarlos y pretender que los escuchaba, tal y como ya lo había hecho varias veces.

Sus pasos por las escaleras se reanudaron y forzó a su mente a pensar en algo más durante el resto del camino.

Cuando la puerta de su habitación finalmente se encontraba al frente de él, Sombra no tardó ni un segundo en notar a los dos nuevos ponis que se mantenían de pie, firmes y sin expresión facial a cada lado de la puerta.

A pesar de la nula expresión en sus rostros, sus miradas no lograron mantener oculto el desprecio que los corazones de ambos guardias sentían hacia él.

En cualquier caso, no le pudo mostrar más indiferencia a este hecho. Su mirada se mantuvo fija en un punto al frente mientras ambos guardias aún permanecían en su campo visual, sin molestarse en darles siquiera una mirada de reojo.

Planeaba que fuera así hasta el día en que se quitara de encima a la princesa y se largara finalmente del Castillo para llevar a cabo lo que debió haber hecho hace mucho tiempo.

Cuando las puertas detrás de él se encargaron de brindarle privacidad, un toque de comodidad se liberó dentro de él.

Un destello proveniente del baño que captó el rabillo de su ojo lo hizo voltear en su dirección de manera instintiva; solo para apartar indiferentemente la mirada en cuestión de segundos y devolverla al frente. Sombra ignoró a como pudo el tácito llamado que la habitación le daba y caminó directo a su cama.

Su energía mental se había drenado por completo y más rápido de lo normal, por lo que no había una cantidad suficiente para la pequeña rutina de aseo nocturna que se había creado él mismo en las cortas dos semanas que había estado en el castillo.

Estiró una extremidad delantera para acomodar el libro en una parte de la mesita de noche que estaba al lado de su cama y aprovechó el acercamiento para apagar la luz también.

En el Interior - [Twibra] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora