Capítulo 1

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Llevaba ya más de media hora apostada en la azotea de aquella vieja y deshabitada construcción, a la espera de ver aparecer su objetivo. Según la información que le enviaron junto a la "modesta" suma de medio millón de dólares – la mitad de lo que ganaría si llevaba a cabo con éxito aquella misión –, el objetivo, cuyo rostro tenía impreso en la mente; saldría por aquella puerta de cristal que tenía en la mira de su rifle dentro de tres minutos exactos. Respiró hondo, posicionando, más bien acariciando suavemente el gatillo con su dedo índice; mas no pudo evitar echar un rápido vistazo a la inoportuna brigada de mantenimiento que trabajaba con maquinarias sumamente ruidosas, reparando la vía justo en frente de donde ella se encontraba.

Volvió a tomar un profundo respiro, deslizando la mirada hacia el reloj digital en su muñeca. Faltaba menos de un minuto. Posicionó nuevamente el dedo en el gatillo, lista para presionarlo en cualquier momento y aguardó; conteniendo la respiración...

―Vamos ―murmuró mientras los segundos transcurrían veloces y no veía ni una mosca aparecer por aquella puerta.

Esperó pacientemente algunos minutos más; pero ni sombra del sujeto al cual debía incrustar una bala entre ceja y ceja. O las instrucciones y los datos que le pasaron estaban errados, o...

―No puede ser ―apretó con fuerza la mandíbula mientras sus ojos oscuros se fijaron una vez más en aquella brigada que solo ahora le pareció sospechosa; ya que lo único que habían hecho era mucho ruido para abrir una pequeña zanja a un lado de la carretera―. ¡Maldición!

Ya no tenía dudas; aquello era una maldita trampa. Se puso de pie y abandonó el apostamiento de inmediato, dejando el fusil ahí mismo y tomando un arma pequeña y más fácil de manejar. Se dirigió corriendo hacia las escaleras; mas se detuvo en el acto al escuchar los pasos pesados e inconfundibles, del grupo de militares bien adiestrados y armados hasta los dientes que venían por ella con la orden de capturarla a como diera lugar.

Las escaleras no eran una opción, así que se deslizó veloz hacia la cornisa de la azotea; pero un par de disparos imprevistos le impidieron acercarse y tuvo que lanzarse al suelo. Levantó un poco la cabeza e incrustó la vista en el techo del edificio del frente, contando unos tres francotiradores. Gateó hacia donde había dejado el rifle y logró apoderarse de este, disparando hacia el nuevo objetivo. Sacó a dos del juego; pero cuando iba por el tercero una bala cercana silbó en su oído, a la vez que una docena de soldados invadieron el lugar, acorralándola como a un animal.

―¡Aparta las manos del arma y no te muevas, Walker! ―rugió el que veía al frente de la misión.

Leia miró a ambos lados y sonrió, maldiciendo para sus adentros; estaba atrapada. Sin otra alternativa, se llevó ambas manos a la cabeza. De inmediato un par de soldados la alzaron del suelo y un tercero le colocó un par de esposas.

―Finalmente, Walker ―se jactó con autosuficiencia el jefe del operativo―, ¿en serio creíste que no íbamos a atraparte? ―ella volvió a sonreír y miró al suelo, luego fijó su mirada en los ojos azules del sujeto.

―Disfruta tus minutos de gloria, Ferguson; llevas años esperando por esto... y no durará mucho tiempo ―su comentario y el tono sarcástico que usó logró mellar el ego del capitán, quien la jaloneó y la empujó bruscamente hacia adelante.

―¡Llévenla a los vehículos, nos vamos de este nido de ratas!

―¡Llévenla a los vehículos, nos vamos de este nido de ratas!

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PROHIBIDO ENAMORARSE (Disponible por completo en Amazon) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora