Capítulo 9 - Culpa y remordimientos.

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Al llegar a casa y entrar a la estancia, se dirigió a su habitación a grandes zancadas antes de que su madre pudiese notar su presencia

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Al llegar a casa y entrar a la estancia, se dirigió a su habitación a grandes zancadas antes de que su madre pudiese notar su presencia. Enseguida se quitó la chaqueta de Valhalla con gran ímpetu y la lanzó al suelo. De la rabia comenzó a repartir patadas y puñetazos a todo lo que veía por delante. Su cama, su escritorio, las paredes y la puerta. Todo ahí fue objeto de descargo hasta dejar su habitación totalmente hecha un desastre. Pero aquello, no era nada En comparación con el desastre que tenía dentro de su mente.

Peke J, el gato que le pertenecía a Chifuyu, y quien de vez en tanto iba a visitar a Baji, se asomó por la ventana queriendo entrar a la habitación, pero al ver el estado en el que se encontraba su amigo humano, se erizó y salió huyendo despavorido de aquel lugar. Baji tomó aquello como un mal presagio, como si el gato supiera, que la razón por la que Baji estaba así, tenía que ver con su dueña.

Muy pronto sintió ganas de querer llorar, pero apenas le salía la voz, por lo que sus sollozos eran casi inaudibles, pero sus lágrimas salían a borbotones. Se odiaba a sí mismo por haber sido un cobarde y no ser capaz de negarse, odiaba Hanma por haberlo amenazado y odiaba Kazutora Por haberlo empujado a ir tan lejos.

Pasando por encima de la chaqueta blanca de su nueva pandilla, se dirigió rápidamente al baño. Su respiración seguía tan agitada cómo en la guarida de Valhalla. Pero en ese momento ya no tan solo era por el esfuerzo que tuvo que hacer al golpear una y otra vez el rostro de su amiga, él se sentía molesto, roto y un traicionero.

Golpeó el vidrio del espejo con un puño y este se fragmentó en varias partes. El rostro de su reflejo estaba deforme y era incapaz de reconocerse así mismo. La sangre qué empezó a emanar por los nudillos de sus dedos, muy pronto se empezó a mezclar con la sangre seca de Chifuyu.

Su madre preocupada por haber oído tanto ruido en la habitación de su hijo, y verlo correr al baño sin decir nada. Empezó a golpear la puerta y a preguntarle si estaba bien. Al comienzo quiso ignorarla, solo estaba ahí parado mirando su reflejo manchado de sangre y con unas enormes ganas de vomitar. Sin embargo, la señora Baji insistió tanto, qué Keisuke se obligó a sí mismo a respirar hondo para no tener que responderle de mala manera a su madre.

— Estoy bien, mamá— dijo él tratando de sonar normal.

— ¿Me puedes explicar por qué tu habitación pareciera qué fue atacado por un tornado? — preguntó la señora Baji detrás de la puerta

— Eso es porque... estaba buscando algo que se me perdió. — Mintió el chico, tratando de sonar natural. — por favor mamá, ¿podrías dejarme solo?, estoy en una situación algo comprometedora aquí adentro.

— Está bien — aceptó la mujer — cuando salgas de ahí, ordena tu habitación y ven a cenar.

— No me siento bien para cenar, mamá... discúlpame — enseguida, cayó de rodillas frente a la tasa del baño y la señora Baji escuchó como su hijo comenzó a emitir sonidos de arcadas.

Mil Inviernos (LIBRO 1)Where stories live. Discover now