Itzayana es una joven estudiante que ayuda a su mejor amiga a conseguir piezas para una maquina que esta construyendo sin saber que atraerían a un enemigo peligroso.
Itza es secuestrada por un extraño y ante la creciente ira de su sustractor decide...
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MASSACHUSETSS.
El golpeteo de las cosas de Riri la despertó de su profundo sueño, acelerada recordando que era dia importante, se puso de pie con un brinco desorientada, busco entre su ropa en el piso algo que estuviera limpio, apenas había dormido dos horas la noche anterior, sacudió la sudadera y los jeans que iba a usar para presentar su maravilloso examen final de hematología, miro su reloj dándose cuenta que tenia media hora para el examen, suficiente para dar otra repasada.
—Justo iba a despertarte. —dijo Riri concentrada en sus cosas de mecánica o ingeniería que ciertamente no le interesaban a Itza.
—Gracias por tu amistad —ironizo Itza metiendo un pie en los jeans.
—iugh, te suplico que laves tu ropa, llevabas un mes usando lo mismo —arrugo la nariz.
—Es mi ultimo examen del semestre, lavare toda la ropa que quieras después de presentarlo —se quejo Itza.
—¿Qué no ibas a ir a México? —pregunto.
—No iré, me ofrecieron cursar una asignatura que solo le ofrecen a ciertos alumnos, no puedo rechazar la oportunidad —Itza estaba tan acelerada que olvido ponerse un jersey debajo de la sudadera.
—Dios mío, ¿Intentas suicidarte con libros? —la cuestiono.
—Tomarías la asignatura sin dudarlo así que cállate —se burlo Itza.
—Date prisa o suspenderás hematopoyesis III —Riri se puso de pie.
—Hematología. —la corrigió.
Itza se miro en el espejo notando las prominentes ojeras debajo de sus ojos, los pómulos que se le empezaban a marcar un poco más y los labios resecos; no comer a sus horas y dormir tan poco esos días se empezaba a hacer presente en su cuerpo.
—Iré a entregar un trabajo que un idiota me pidió, me queda cerca de tu facultad —sonrió la más pequeña.
—Pues vamos —Itza sonrió lista sosteniendo su mochila por el hombro.
—Joder pero que mal te vez —dijo Riri viéndola por primera vez a la cara.
—Gracias, que amable.
Ambas chicas salieron de su dormitorio para ir a sus lugares de destino, Itza llevaba el cabello sujeto en una coleta baja, a cada paso que daba sentía el cansancio invadirla progresivamente.
