𝘤𝘰𝘯𝘯𝘪𝘦 𝘴𝘱𝘳𝘪𝘯𝘨𝘦𝘳 , 𝘰𝘯𝘦 𝘴𝘩𝘰𝘵𝘴

5

imagina: connie te consuela. está ahí para ti como tú estás ahí para él cuando se siente de la misma forma.

nota: todos tienen entre 18-19 años. y se tocará la muerte de sasha.

...

—Ya que volvimos de Marley, ¿Quieres visitar a tu madre? —preguntó, tomando asiento en la cama de connie. Dirigió su mano al cabello de él, y lo acarició suavemente, trayendo una enorme calma. Connie suspiró.

—Sí. —susurró, moviendo su cuerpo más cerca al de (n). Acostó su cabeza en su regazo. Sus ojos se mantenían cerrados mientras se dejaba complacer por manos suaves.

La (c/c) sonrió, pasando los dedos de su otra mano por el encantador rostro de su novio, fijándose, como cada noche, en el hecho de que sus facciones habían tomado una forma más madura, más varonil y hermosa. Como si el chico que conoció hace años fuera reemplazado por un hombre maduro, literalmente en cada aspecto de su vida. Y por supuesto que estaba enamorada de él, ¿cómo no estarlo? Simplemente extrañaba verlo sonreír más a menudo y comportarse de manera graciosamente infantil como solía hacerlo en sus años de cadetes.

—¿Ya te dormiste? —cuestionó (n), rompiendo el silencio en la habitación. Connie negó con la cabeza, y ella continuó regalando caricias luego de recibir la respuesta a su pregunta.

(n) respiró hondo, recordando el suceso que había ocurrido ayer por la madrugada cuando volvían a su hogar. Dejó de mirar a connie para concentrarse en la ventana de la recamara. Sus ojos llenándose de lágrimas con solo tener la imágen de sasha tendida en el piso de la nave aérea, desangrándose hasta morir y murmurando la palabra 'carne' como lo último que dijo. Trató de no llorar nuevamente frente a connie, así que se tragó el nudo en su garganta, y rápidamente se deshizo de las lágrimas que casi caen al rostro del jóven. Cerró momentáneamente sus ojos para pensar en otra cosa, y suspiró por la boca.

—Llora si quieres. —habló de pronto, llamando toda la atención de (n).

—No, está bien.

Connie tomó asiento en su cama, abriendo sus ojos para encontrarse con la mirada llorosa y triste de su novia, y su intento de no dejar salir todo frente a él. Sus brazos se abrieron para ella, y (n) no dudó ni un segundo en abrazarlo, ahogando su llanto en el hombro de él. Ahora era connie quien acariciaba su cabeza para calmar, o al menos apaciguar, el llanto y las tristeza.

—Lo siento. —jadeó. Su voz tembló ligeramente. —Solo es difícil.

—Lo sé.

—Perdón si te estoy molestando con mi llanto. —balbuceó un poco, y connie negó con la cabeza de inmediato al oírla decir aquello.

—No es molesto. Está bien que llores. —dijo, apartandole sutilmente la cara de su hombro para poder mirar sus hermosos ojos, los cuales se hallaban irritados y rojizos por las lágrimas. —Yo he llorado un par de veces, solo que no me has visto hacerlo. —rió entre dientes.

—¿Realmente?

—Realmente.

—Comprendo. —las últimas lágrimas terminaron de salir por sus ojos. (n) suspiró y terminó por alejarse de los brazos de su novio para acabar acostada en la cama. Cerró sus ojos, haciéndole señas a connie para que se acostara a su lado, y él lo hizo. —Te amo, ¿lo sabes, verdad?

—Sí.

—Bien. —se acomodó en el colchón, acostando su cabeza en el pecho de él. La mano de connie paró en el cabello de ella y jugó con alguno de sus mechones. —Entonces no tienes porque llorar a solas, estoy aquí para ti, connie. —murmuró. Besó su pecho y colocó su pierna sobre las de connie.

—Lo sé. No lo haré la próxima vez. —respondió, cerrando sus ojos también. (n) hizo un sonido de aprobación antes de quedar completamente dormida junto a connie.

..

(n) se bajó, con ayuda de connie, del caballo. Suspiró, dirigiéndose al titán excéntrico que estaba boca arriba. Ojos grandes observando a ambos jóvenes que venían con intenciones de pasar el rato y hablarle de lo que había sido su vida durante el tiempo que no estuvieron con ella.

Connie le habló sobre Marley; las cosas que habían y de las que no tenía idea de que pudieran existir. Le comentó sobre la muerte de su mejor amiga, y terminó por llorar frente a su madre y su novia. (n) le dio su hombro, pasando lentamente su mano por su espalda, haciéndole saber que siempre estaría ahí para él.

—La extraño, ¿sabes?

—Te entiendo. También la extraño, como no tienes idea. —tragó saliva con dificultad a causa del nudo que se formó hace un segundo en su garganta.

—No merecía esa bala. —Apretó su mandíbula con enojo, y se aferró al cuerpo de (n), intentando borrar la imágen del impacto y luego de sasha muriendo. La cabeza ya le estaba doliendo nuevamente. —Maldición.

Sus lágrimas cesaron, y se alejó del cuerpo de la (c/c). Su mano se colocó en su cabeza. Sus ojos se mantenían cerrados con fuerza y maldecía en susurros. (n) frunció el ceño hacia arriba, preocupada por el estado en que connie se hallaba verdaderamente.

—Volvamos al cuartel. Te haré un té y dormirás un rato para que el dolor de cabeza se reduzca al menos. —se puso de pie, y le extendió la mano. Él la tomó y se levantó del piso también.

Le echó una última mirada al titán frente a ellos, y le sonrió—, Adiós, mamá. —se despidió. (n) hizo lo mismo, y ambos caminaron hacia el único caballo que tenían disponible.

—Esta vez seré yo quien cabalgue, y no quiero reproches, lo haré. —dijo (n), desatando la cuerda del árbol en donde el caballo fue retenido durante aquel tiempo. —Me preocupo por ti.

—Gracias. —dice, acercándose por detrás de (n). Envolvió sus brazos alrededor de su cintura mientras ella dejaba descansar momentáneamente su cabeza sobre el hombro de él. Connie le besó la mejilla y una muy pequeña risa salió de entre los dientes de (n). —No sé que haría sin ti.

—Ser un tonto, definitivamente.

Connie rió esta vez—, Sí, probablemente. —suspiró por la boca. —Te amo, (n). Gracias por no dejarme nunca.

—Ni en mis sueños más loco se me ocurriría dejarte, connie.. sería una estúpida.

Sus cuerpos se movieron lentamente de un lado al otro. La brisa golpeandolos de manera suave. Ambos dejándose llevar por el gratificante momento que estaban teniendo. Sintiendo una inmensa paz, que muy pronto se les iba a arrebatar.