05. Jimin

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Esta vez el salón está lleno de gente. Personas realmente atractivas. Los hombres de veintitantos y treinta y pocos años se amontonaban alrededor de la barra. Otros están sentados en sillas de cuero y en el sofá.

Algunos caminan con cócteles en sus manos como si fueran los dueños del lugar. Muchos ya tienen parejas y están sentados uno junto al otro con sus piernas apuntando hacia sus compañeros.

Taehyung se dirige directamente al bar y nos pide dos martinis. Estoy contento de tomar una copa para relajarme. Es como coraje líquido, por así decirlo.

Por el rabillo del ojo, veo a un hombre sentado solo. Es uno de los tipos más atractivos aquí. Pero es la mirada seria y melancólica en su rostro lo que realmente le hace destacar. Me pregunto si quizás uno de sus amigos también lo arrastró hasta aquí. Tomo dos grandes sorbos de mi martini.

Siguiendo el ejemplo de Tae, me siento en uno de los taburetes de la barra. Él tiene una manera de posicionarse de tal manera que mira a casi toda la sala. De esta forma puede hablar conmigo y aún así hace saber a las personas interesadas que está bien que se acerquen.

Dos chicos rápidamente muerden el anzuelo. No hubo discursos ni palabras cursis. Solo presentaciones directas. Yugyeom es el más alto, con cabello oscuro y ojos negros. Él es el que parece más interesado en mí. Los profundos ojos marrones de JungKook están pegados a Taehyung.

En unos minutos, descubrimos que ambos son socios financieros. Se enteraron de la fiesta casi de la misma manera que Tae. Alguien en una sociedad secreta dijo algo que no debería haber dicho.

—Al principio, no sabíamos si esto era una fiesta solo para chicos —dice JungKook— Pero a medida que nos enteramos más y más al respecto, nos dimos cuenta de que era una fiesta increíble.

—Nuestro jefe, había asistido a uno de estos eventos, pero sin importar cuánto le presionáramos, no nos decía nada al respecto —se jactó Yugyeom— Excepto que hay un baile de máscaras.

—¿Baile de máscaras? —pregunto.

—Sí, al parecer, solo algunos de nosotros a partir de hoy serán invitados a permanecer en la atracción principal. Pero, honestamente, he escuchado muchos rumores acerca de este lugar, quién diablos sabe cuáles son verdad ¿cierto? —dice Yug, y todos nos reímos.

Taehyung se ríe más fuerte, moviendo su cabello. Ni Jeon ni Yug pueden apartar los ojos de él. Y entonces, sentí escalofríos. Estoy frente al bar, lejos del resto del salón. Pero no puedo evitar sentir que alguien me mira. Desde atrás. Poco a poco, giro el taburete y miro alrededor.

Sus ojos oscuros y penetrantes me miran desde el otro lado de la habitación. Está vestido con un elegante traje caro. Está exquisitamente diseñado para su cuerpo largo y delgado. Su pelo es grueso, del color del chocolate oscuro. El hombre se sienta en su silla de felpa en el otro extremo del salón.

Él es el único que no se mezcla con los demás ni se ríe. Ni siquiera sonríe. Sus ojos se encuentran con los míos y no los sueltan. Después de unos momentos, me siento tan incómodo que no puedo soportar mantener su mirada por más tiempo. Y sin embargo, él mantiene la suya con gracia y facilidad.

—¿Quién es ese? —pregunto, separando mi mirada de la suya— No mires ahora —agrego, pero es demasiado tarde. Los tres miran al extraño al mismo tiempo. Mis mejillas se sonrojan de vergüenza.

—No lo sé —todos se encogen de hombros y dicen casi simultáneamente. Ellos no parecen estar muy preocupados por la expresión seria en la cara del extraño y rápidamente vuelven a conversar entre ellos.

Pero no puedo apartar la mirada. Hay algo que me está llamando a él. Sus ojos son brillantes y profundos, y me fascinan. Vuelvo a mirar, lo veo mirarme y luego desvío la mirada. Su mirada es cautivadora, me hace sentir desnudo y expuesto y no puedo sostenerla por mucho tiempo. Y sin embargo, anhelo volver a mirarlo.

—Si estás tan interesado en ese chico, ¿por qué no vas y hablas con él?— dice Tae, terminando su bebida. Ese pensamiento envía escalofríos por mi cuerpo.

—No puedo ir allá... ¿Y qué voy a decirle?

—Dile tu nombre y pregúntale cómo llegó aquí —dice encogiéndose de hombros— Esto no es como en un bar. Tienes la entrada perfecta, preparada y lista para comenzar.

—No, no puedo —sacudo la cabeza y ordeno otro martini. Más coraje líquido entrando.

—Hola —una voz profunda me sobresalta. Antes de que tenga la oportunidad de darme la vuelta, veo una gran sonrisa en el rostro de Tae.

—Bueno, hola, extraño. Soy Taehyung —dice él extendiendo su mano— Este es Yugyeom, JungKook y Jimin.

¿Cómo puede hacer eso? Ser tan casual y confiado. ¿Nada lo desconcierta? Respiro hondo y levanto la vista. Es él. El chico de la silla de felpa. El extraño solitario. Sé que es él antes incluso de darme la vuelta.

Cuando finalmente me doy vuelta, mi mirada se posa en sus anchos hombros y en el grueso tejido de su prístino traje. Mis ojos se acercan lentamente a su cara. Mandíbula cuadrada y fuerte. Cabello tan grueso y hermoso que pedía que lo acariciaran. Y esos ojos...

—Soy Im Jaebum —dice, en voz baja. Mi corazón dio un vuelco. Las comisuras de sus labios se curvan a modo de media sonrisa. Son exuberantes y brillantes. Cuando él relame sus labios, mi corazón da un vuelco.

—Entonces, ¿qué te trae a la fiesta, Jaebum? —pregunta Jeon.

—Lo mismo que tú, supongo —dice, y posa sus ojos sobre mí— Me preguntaba si podría hablar contigo —dice— En privado— Los ojos de Taehyung se ensanchan ¿No somos algo desconocidos para las palabras privadas? Me pregunto.

—Esto, claro.

Me encogí de hombros y lo seguí hasta el otro extremo de la barra. No es exactamente privado, pero estamos fuera del alcance auditivo del resto de los invitados.

—No deberías estar aquí —dice Jaebum. Cuidadosamente y meticulosamente. Cada palabra sale con gran dificultad.

—¿Qué?

—No deberías estar aquí —repite. Esta vez, las palabras salen casi robóticamente.

—No entiendo. ¿Por qué?— Mis ojos buscan una respuesta en su rostro ¿Qué quería decir? De repente, me doy cuenta de que sus ojos inspeccionan mi rostro con igual intensidad.

—No quise asustarte —dice en voz baja— Simplemente no deberías estar aquí.

—¿Por qué? —pregunto. Y de repente, mi momento de miedo se transforma en ira. ¿A quién demonios cree que le está diciendo dónde debería y no debería estar?

—Porque no perteneces aquí —confieza. Sus ojos de repente se llenan de tristeza. Pero ya he tenido suficiente de sus juegos crípticos.

—¿Y tú lo sabrías cómo, exactamente? —pregunto yo. La pregunta es retórica. No espero una respuesta. En su lugar, me alejo.

—¡Jimin! —siseó. Pero no me doy la vuelta. En vez de eso, camino hacia Taehyung y lo tomo del brazo.

—¿Estás bien? —pregunta. Asiento con la cabeza.

—Vamos a tomar otra ronda de bebidas —anuncio— Van por mi cuenta.

—Las bebidas son gratis, señorito— me recuerda el camarero. Que pena.

Otra versión de mí se sentiría mal por el paso en falso, pero simplemente lo dejé pasar. El martini que tomé ya estaba haciendo efecto y me siento más valiente y más fuerte que antes. Además, alejarse de ese imbécil era como una declaración. Un momento de empoderamiento.

—¿De verdad estás bien? —pregunta Tae de nuevo. Sé que presiente que algo está mal —¿Qué te dijo?

—Es alguien raro —digo— Dijo que no debería estar aquí— Tae niega con la cabeza —Quiero decir, ¿soy solo yo, o decir eso es realmente grosero?— agrego yo. Tae se encoge de hombros.








Editado
13/04/2023

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