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-Uh lo siento, lo siento.- Iba diciendo cada que chocaba con algún alumno, eso le pasaba por olvidar poner la alarma, él siempre llegaba extremadamente temprano para no correr por los pasillos chocando con gente para llegar a su aula.

Hoy no era su día, comenzando porque su auto no encendió y le tocó correr a alcanzar un taxi, por suerte aún faltaban cinco minutos para que su clase comenzara así que técnicamente si estaba llegando a la hora.

Y otras de las ventajas era que la mayoría de los alumnos del la universidad se movían a un lado al verlo correr por los pasillos, y es que siendo un ser carismático era imposible no amarlo, todo el mundo conocía a Porchay Kittisawasd o por lo menos la gran mayoría.

El castañito se hacía querer por todos, era extremadamente bueno que parecía irreal que alguien así existiera, siempre ayudando a los demás con lo que estuviera a su alcance, aunque si existía uno que otro desubicado que le tenía envidia, pero de ahí no pasaba ya que todos sabían quién era su hermano y familia, aunque su padre no era la persona más importante del país era reconocido por tener cadenas de box en el país y su hermano era un gran boxeador y empresario que recién graduado.

Chay siendo el más pequeño de la familia siempre fue el más sobre protegido, sobretodo por Porsche quien luego de la muerte de su madre comenzó a cuidarlo aún más, Chay era una casi perfecta réplica de su madre.

Técnicamente Chay nunca había tenido contacto con una mala persona, el no conocía la maldad en las personas, su familia se había encargado de mantenerlo en su mundo donde no existían personas perversas, en dónde todo era color de rosa.

Por supuesto que Porchay conocía el negocio familiar, pero a comparación de su hermano nunca se vio interesado en formar parte, con lo cual la familia estaba más que contenta, ya que creían que era un ambiente algo rudo para que su pequeño estuviera involucrado.

"Voy a estudiar música". Habia dicho en una de las cenas familiares el castañito y todos en la mensa estuvieron de acuerdo con la decisión, felicitándolo por su elección, Chay se sintió más que agradecido por la familia que tenía.

-Auh.- Soltó el de ojitos adorables al haber chocado de frente con un alumno que al parecer venía doblando en una de las esquinas.

-Fijate.- Soltó fastidiado.

-Lo siento.- Dijo rápidamente el castañito retomando su camino al salón.

Estaba muy atento a lo que el profesor explicaba, mientras tomaba apuntes. Chay siempre se a caracterizado por ser alguien muy responsable, ya fuera para los estudios o compromisos que tenía.

Diez minutos antes de que la clase terminará su celular vibró en su pantalón.

"Bebé te espero en la cafetería."

Si, ese era su mejor amigo, Macao, era un tipo agradable, en un principio fue muy desconfiado, pero Chay supo ganarse su corazón como con todos. Lamentablemente al ingresar a la universidad ambos estaban a clases diferentes.

Bebé. Era el apodo que Macao le había asignado, ya que según él, Chay era tan adorable como uno.

"Está bien."

Fue lo que escribió el castaño para seguir prestando atención a la clase.

Una vez termino la clase se dirigió a la cafetería por algo de comer mientras llamaba a su mejor amigo.

-Contesta, contesta, contesta.- Murmuraba mientras cargaba con su charla de comida. -Oh dios lo siento.- Se disculpo el castaño, ya que en un parpadear había terminado chocando y derramando toda su comida en el tipo delante de él.

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