20

450 46 7
                                    

Por la mañana, Dyannah acude al desayuno sin poder cerrar del todo sus piernas.
—¿Te encuentras bien? —ríe Rhaenys andando tras ella.
—¿Cómo puedes andar normal? —pregunta Dyannah.
—Oh, mi amor... —ríe Rhaenys. —Llevo años montando en dragón...
—Pero no hemos montado a dragón.
—Te he montado a ti y pese a tus intentos por dejar marcas, que estoy segura de que las hay... Unas rozaduras no me matarán —ríe y Dyannah se sonroja.
—Pensé que las brujas no os sonrojabais... —dice Rhaenys agarrándola de la cintura y pegándola a uno de los gruesos muros antes de llegar al comedor.
—Estaba pensando... —dice Dyannah tratando de tener su respiración calmada. —Quizá a los niños les guste montar a caballo...
—¿Estás segura de que puedes montar?
—Creo que podrías... Curarme... Como aquella vez cuando monté a Cannibal... —dice Dyannah muy cerca de sus labios.
—¿Ah sí? ¿Eso te gustaría? —dice Rhaenys acariciando su columna antes de unir sus labios.

El cuerpo de la princesa aplasta el de la reina contra aquel muro. Dyannah toma el cuello y la cabeza de Rhaenys con sus manos para pegarla aún más a su cuerpo. Tras unos minutos ambas se separan con la respiración agitada.
—Deberíamos... Ir a desayunar. Apuesto a que los niños ya están abajo...
—Ajá —dice Rhaenys volviendo a besar a Dyannah.
—Bueno... —dice Dyannah contra los labios de Rhaenys. —Creo... que... no les importará esperar cinco minutos más...

Cuando Dyannah y Rhaenys llegan al comedor, Baela, Rhaena y Aemond ya se encuentran en él.

—Buenos días —dice Dyannah sentándose a la mesa.
—Buenos días —responden los niños a unísono.
—¿Habéis dormido bien? —pregunta Rhaenys.
—Ajá —responden comenzando a desayunar.
—¿Os gusta montar a caballo? —pregunta la reina.
—Nunca... Lo he hecho alteza —confiesa Baela.
—Ni yo... —dice Rhaena.
—¿Cómo puede ser eso? Esta tarde iremos. Todos.
—Suena bien —dice Aemond.
—Será divertido. Hasta entonces... Haced lo que queráis. Mis doncellas y mis guardias están por todo el castillo y los jardines y patios por si necesitáis algo...

Cuando el desayuno termina y Dyannah trata unos asuntos de la corona. Se dirige al gran salón y se sienta en el trono del Norte. Toma aire y piensa en todo lo que la rodea en ese momento. Un crujido la saca de sus pensamientos y cuando levanta la vista puede ver a Rhaenys apoyada en el marco del gran portón.
—¿Todo va bien?
—De maravilla —dice Dyannah desde el trono.
—Estás muy sexy sentada ahí...
—¿Queréis follarme en el trono, princesa Rhaenys?
—¿Me estáis haciendo un proposición, mi reina?
—Cierra el portón con pestillo —dice la reina y Rhaenys sonríe pícaramente.

Tras cerrar se acerca lentamente a Dyannah y sedienta a horcajadas sobre ella. Sus labios se posan sobre los de la reina y torpemente comienza a levantar las faldas de esta.
Ante cada roce contra la piel de la princesa, la reina suspiraba de placer contra los labios de Rhaenys.
—¿Te gusta mi reina? —dice Rhaenys acariciando su humedad.
—Necesito... que me toques... —dice Dyannah con ma respiración agitada sin dejar de besar a Rhaenys.

Rhaenys introduce sus dedos en la reina sin previo aviso haciendo que esta muerda el labio de la princesa. Rhaenys suelta un quejido de dolor y placer mientras la velocidad de sus dedos dentro de la reina aumenta.

Dyannah inclina su cabeza hacia atrás y Rhaenys muerde su cuello, sabiendo que dejará una marca ahí. Dyannah levanta las faldas de Rhaenys y apretar los muslos de la princesa con sus manos. No tarda en llegar al éxtasis y Rhaenys lo nota. Disminuye su velocidad sin parar sus dedos para alargar un poco más el orgasmo. Posteriormente los saca y vuelve a besar a Dyannah.

La reina levanta el vestido de Rhaenys y quita rápidamente su ropa interior. Coloca a Rhaenys sobre su muslo y comienza a mecerla sobre esta mientras la princesa gime sujetándose a los lados del trono. Dyannah tiene sus manos en las caderas de Rhaenys ayudándola a mecerse y aumentando la velocidad del movimiento mientras la respiración de ma princesa se vuelve más y más rápida y entrecortada.

Cuando Rhaenys llega al éxtasis se deja caer sobre la reina. Quien la recoge en sus brazos.
—Podría acostumbrarme al Norte... —ríe Rhaenys.
—¿Qué es lo que más te gusta de él? —pregunta Dyannah.
—Tú... —dice acariciando su muslo aún desnudo.
—¿Y qué más? —pregunta Dyannah acariciando su pelo.
—Tu cuerpo desnudo, hacerte el amor en el trono, besarte en tus pasadizos... Tu cuerpo sonrosado por el frío... También me gusta el patio, ahora que lo mencionas... —dice haciendo reír a Dyannah.
—A mí también, todo lo que has dicho...

Cuando ambas se recomponen. Se arreglan y realizan el paseo a caballo que habían prometido a los niños. Pese a preferir transportarse en dragón, a estos les gusta la experiencia de correr por ellos bosques del Norte a caballo.

Los días pasan rápido y la vuelta a la realidad que ninguno desea se acerca. Durante los días en el Norte. Rhaenys y Dyannah recuperan el tiempo perdido. No hay día en que ambas mujeres no terminen agotadas después del sexo. Dyannah enseña a Rhaenys el encanto de su hogar y sus lugares favoritos.

El Norte bajo el mando de Dyannah es como un cuento de hadas en el que la mayoría de la gente que lo había es feliz. La reina se ha encargado de llevar a su pueblo a la abundancia, la paz y la felicidad. Rhaenys sabe que Dyannah es una reina querida, pero tras ver a su pueblo sabe que este sería capaz de armar una revolución si tocan un solo pelo a su monarca. La Dyannah que conoce ya era bondadosa, pero la Dyannah del Norte tiene un brillo que Rhaenys no sabe explicar. La felicidad que le produce a la reina estar en su verdadero hogar se contagia a Rhaenys a cada segundo que pasa junto a ella en él.

Los niños estrechan lazos. Baela y Rhaela parecen coger mucho cariño a Aemond y viceversa durante los días allí. La vuelta a La Capital es para todos como el despertar de un dulce sueño en el que preferirías quedarte para siempre.

THE QUEEN'S LOVER (Rhaenys Targaryen)Onde histórias criam vida. Descubra agora