Amor familiar

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No es un KiMidori en si, es, mas bien, una historia dedicada a Kariya.

***

Tan solo tenía 11 años cuando su padre lo dejó en el orfanato. Era aún muy pequeño, pero entendía bastante bien la situación y fue eso lo que le hizo cerrarse completamente hacia los demás. Es decir, ya no quería acercarse a los niños o adultos porque pensaba que también lo abandonarían al igual que su familia.

(...)

Cada día lo pasaba solo, jugando con el balón de fútbol o simplemente sentado en algún rincón lejos de los otros niños. Pensó que así sería toda su vida, pero por suerte, unos cuantos meses luego de que llegó a ese lugar, conoció a dos hombres que parecían ser muy agradables con todos los niños del lugar. Hasta con él eran muy amables, pero su situación no le permitía acercarse a ellos por mas agradables que fuesen.

(...)

-¿puedo jugar contigo?- oyó una voz suave tras de sí.
Volteó y notó a uno de aquellos adultos.

-...- no asintió ni negó. Solo calló mientras miraba a ese pelirrojo que le sonreía.

-no lo molestes, Hiroto.- se oyó la voz de su acompañante mientras se acercaba a ellos.

-no lo molesto. Solo quiero jugar con él.-

-pero que aparezcas de la nada y le hables lo asustará.- le reprochó al tiempo que se hincaba para estar a la altura del pequeño. -disculpa a mi amigo. A veces no tiene delicadeza.-

-...- el pequeño solo los miraba atentamente a ambos. Quería alejarse de ellos, pero al mismo tiempo algo dentro de si le decía que podía confiar en ellos, que no tenían malas intenciones.

-ten.- sacó un dulce de su chaqueta y se lo entregó. -espero te guste. Es de mis favoritos.- Masaki miró el dulce, luego al peliverde y luego asintió. -ahora vámonos.- le habló a su amigo al tiempo que se ponía de pie otra vez. -aún tenemos mucho trabajo por hacer.-

-está bien.- miró al niño y le sonrió. -espero que algún día aceptes jugar conmigo.- ambos se despidieron, pero el menor solo miraba en silencio hasta que quedó solo, otra vez, en el patio.

Y al principio estaba reacio a comer el caramelo que le regalaron, pero la curiosidad le ganó y lo comió.

(...)

El sabor le gustó tanto que cada vez que aquellos adultos visitaban el lugar, él "inconscitemente" se les acercaba con la mano estirada para que le dieran mas dulces.

Y ese fue el comienzo en la cercanía que tendría con aquellas personas.

Al principio solo recibía los dulces y luego se marchaba, pero pasando el tiempo se quedaba mirando a los adultos mientras le hablaban.
Ya luego respondía a lo que le charlaban, poco después tuvo la confianza suficiente para aceptar jugar con el pelirrojo y sintió que fue la mejor decisión que había tomado.

Su padre nunca jugó con él, pero esos hombres si y lo agradecía ya que un sentimiento cálido se hizo presente en su pecho.
Un sentimiento que permaneció ahí por mucho tiempo ya que prácticamente todos los días se veían.
Masaki comenzó a encariñarse con aquellos adultos aunque al principio no quería por temor a que se repitiera la historia, pero el que cierto día le hayan dicho que querían ser sus tutores, le hizo entender que no todo era tan malo.

(...)

El aceptó y prácticamente fue adoptado por ambos, solo que no cambiaría su apellido por el de alguno de ellos. Al menos hasta qur lo quisiera.
Y como ambos amigos vivían juntos, simplemente comenzó a vivir con ambos. Eran prácticamente una familia y aunque le gustaba el sentirse querido, se le hacía un tanto extraño ya que sus padres nunca fueron atentos o cariñosos con él y era por ello que su actitud empezó a ser arisca, o sea que se alejaba de las personas o era grosero-agresivo.

☆Historias Masa-Ki-Midori☆Where stories live. Discover now