Capítulo 4

269 35 0
                                    

Unidos en las playas lejanas

4 años antes-

Esta vez todo era diferente, me encontraba en el mismo lugar donde lo conocí, pero ahora su cuerpo descansaba sobre mis piernas mientras su mano se aferraba a mi pecho, mantenía una pequeña gorra debido al frío que estaba azotando la cuidad en los últimos días, me divertía subiendo y bajando el dobladillo de su gorra dejando ocultos sus ojos hasta que él comenzó a hacerme cosquillas como venganza, pero como siempre pude ganarle en esa guerra que mi pequeño había comenzado.

—Detente — respondió entre risas mientras mis manos seguían haciéndole cosquillas.

Estaba alborotando todos mis sentidos, cambiaba los sentimientos que creí siempre se quedarían así, verlo sonreír me traía una paz inimaginable, sus besos repartidos por todo mi rostro hacía que pudiera confiar en entregarle mi corazón, sus caricias delicadas que trataban de transmitir todo el cuidado que tendría conmigo, como si fuera algo valioso de lo cual él estaba digno de admirar.

—¿Te he dicho que me gusta que sonrías? — pregunté sin percatarme de mis palabras.

Él era único, hacía que mi lado romántico saliera sin sentir ningún tipo de remordimiento o vergüenza, disfrutaba de decirle cosas lindas, palabras dulces y admirar su belleza durante todo el día, me encantaba su ternura, el comportamiento que mantenía como un niño consentido y esa suave respiración que se mezclaba con los latidos de su corazón cuando acariciaba su cabeza mientras se dormía.

Había pasado casi tres meses desde que lo conocí y han sido los mejores meses de mi vida, ahora comprendía que todos esos sentimientos que se escuchaban en la televisión si eran verdad y que una persona como yo podía amar con plena libertad.

Deje de lado ese sentimiento de ridiculez que antes tenía al ver a parejas por la calle haciendo cosas cursis, que según mi definición, hacían quedar en ridículo, ahora yo era parte de esas personas, por qué no importaba lo que tuviera que hacer, solo quería que Porschay se sintiera bien junto a mí, que amara mi compañía tanto como yo amaba su presencia.

—Así es, creo que la quinta vez que me lo dices en veinte minutos — espetó acomodándose sobre mi pecho rodeándome en un abrazo.

—Lo he estado pensando por un tiempo.

Acomodé mi cuerpo recostándome sobre el césped dejando que mi espalda se apoyara al tronco del árbol mientras Porschay se acomodaba sobre mis piernas acurrucándose más a mi pecho, comencé a dejas ligeras caricias sobre su cabeza y de vez en cuando un pequeño beso.

No sé que pasó, pero desde que lo conocí ha sido el único capaz de hacer que demostrara afecto, era mi lugar donde todo cobraba sentido, donde me sentía amado y libre de mostrar todo el afecto que siempre estuvo guardado para él.

—¿De qué estás hablando?

—Me siento cómodo junto a ti, no hay otra persona que sea capaz de hacerme sonreír, pero sobre todo de brindarme felicidad así como tú lo haces.

Su mirada de inmediato se posó sobre mis ojos con un brillo intenso capaz de hipnotizar a cualquier persona, sus manos se acercaron a mi pecho para sostenerse y una sonrisa aún más grande apareció en sus labios.

—Lo que quiero decir es si ¿Aceptarías estar conmigo?

Ni siquiera tuve un poco de tiempo para expresar todo lo que quería, pues él se encontraba cerrando mis labios con los suyos dando una respuesta concreta, nunca había sentido un beso con tanta dulzura, con tanta dedicación y delicadeza que lo único que pude hacer fue responder como si ese momento fuera a terminar muy rápido, apoyé su cintura más a mi cuerpo mientras el rodeaba mi cuello con sus brazos.

Mi corazón latía demasiado rápido mientras esas mariposas comenzaban a revolotear dentro de mi estómago, estaba feliz de sentir por primera vez todas esas sensaciones de un primer amor y aun mucho más contento que fuera él quien las causara, desde que lo vi solo imagine un futuro junto a él que ahora ruego tanto para que se haga realidad.

—Eso es un sí ¿Verdad? — pregunté a penas se separó de mí.

—Claro que es un sí, estar contigo ha sido lo que más he querido desde que te conocí.

Volvió acercarse a mi pecho cerrando sus ojos, sentía como su respiración se volvía delicada tratando de aspirar todo mi perfume, como si fuera un remedio de paz para él, su mano se entrelazo con la mía y dejo que el sueño invadiera su mente, podía quedarme así durante mucho tiempo, junto a él disfrutando de hasta su más pequeño detalle.

Amar parecía algo extraño todavía, pero era satisfactorio, estar juntó a él me hacía sentir cosas que nunca antes había tenido, desear visualizar un futuro junto a él cuando yo solo me dedicaba en vivir el presente, una felicidad incomparable que ni siquiera el regalo más caro podría brindar.

Aunque ahora que lo pienso, Porschay es un regalo para mí, ese que la vida me envió cuando más lo necesita, por qué si bien era cierto el día que lo conocí trataba de crear una nueva canción, pero la soledad estaba a punto de ganarme.

Últimamente tenía muchos dolores de cabeza, las situaciones me hacían sobre pensar y la ansiedad crecía con el pasar de los días, mi pecho dolía de manera frecuente y un sentimiento de desesperación me invadía a cada momento, pero todo ha desaparecido de una manera extraña, cuando lo vi toda esa incomodidad desapareció, las noches podía dormir con tranquilidad por qué mi mente solo pensaba en él.

Lo amo como nunca he amado a nadie y seguramente nunca amare, mientras él este junto a mí no tengo por qué buscar a otra persona.

Memorias de una vieja canción │KimChayWhere stories live. Discover now