Prólogo

2.6K 228 4
                                    

"El corazón de un bebé comienza a desarrollarse en la concepción, pero se forma por completo a las ocho semanas del embarazo. Las cardiopatías congénitas ocurren durante esas primeras ocho semanas que son cruciales en el desarrollo del feto, pero para que el corazón se forme correctamente deben cumplirse ciertas etapas específicas.

Generalmente, las cardiopatías congénitas son el resultado de que una de estas etapas no se haya cumplido en el momento correcto; por ejemplo, queda un orificio en el lugar en el que debería haberse formado una pared divisoria o solo hay un vaso sanguíneo donde debería haber dos..."

Draco cerró su computador con cuidado para después recargarse sobre las almohadas blancas de la camilla. Suspiró con pesadez, sintiendo un pinchazo en el centro de su pecho, lo cual produjo una mueca de dolor en sus labios.

Ahí estaba una vez más, había perdido la cuenta de las veces que había sido internado en aquel hospital durante todo el año, era casi una rutina. Dirigió su mirada al techo que estaba decorado por unas pegatinas de estrellas que brillaban en la oscuridad, era algo que caracterizaba a todas las habitaciones del hospital.

No recuerda algo realmente emocionante que hubiese pasado a lo largo de su corta vida, con diecisiete años es uno de los pacientes más recurrentes de ese lugar. ¿Cómo comenzó? Fácil, desde que nació.

Su vida había sido así desde su nacimiento y eso era una mierda, su madre soñaba con tener a su único hijo sano, porque si, era el hijo único de sus padres, quienes se divorciaron hace unos, tal vez los planes de su madre no era tener un hijo enfermo y lidiar con él; sin embargo, a pesar de algunas dificultades las cosas habían salido bien, su padre se ha vuelto a enamorar y ahora vive con su pareja.

Pero ¿era realmente necesario que él siguiera siendo una carga? Su padre Lucius es feliz con aquel hombre del cual se ha enamorado y él siente que no pinta nada en esa relación.

La puerta fue tocada con suavidad y él contestó con un débil "pase", por aquella entrada apareció la figura de su enfermera favorita, Pansy, aquella chica de cabellera negra que lo ha cuidado desde su primera visita e intervención.

"Dray, buenos días. ¿Qué tal te encuentras hoy?" preguntó la alegre chica, adentrándose más en la habitación.

"Normal, supongo" mencionó sin ganas, incorporándose en la cama para mirar mejor a la enfermera. "¿Qué tal va todo para ti? ¿El doctor Nott?"

"Todo bien" ella hizo una mueca de tristeza mientras se acercaba para acariciar las hebras rubias del menor. "Siento mucho que no hayamos estado aquí para tu intervención".

"No hay nada por lo que disculparse, Pans. Ustedes estaban en su luna de miel".

Ella le sonrió aun con algo de melancolía para después separarse y acercarse hasta aquel carrito de enfermería. Tomó algunos frascos de distintos tamaños y marcas poniéndolas en la mesa que servía de escritorio a un lado de Draco, anotó algunas cosas en su tableta para después voltearse y sonreírle nuevamente.

"Recuerda realizar todos tus tratamientos, vendré a verte después" se acercó a la puerta dispuesta a salir, no sin antes voltear y decirle unas últimas palabras: "Hay nuevos voluntarios, tal vez quieras ir a los jardines interiores después de tomar los medicamentos".

"Creo que mejor me quedo aquí, ¿Blaise está en su habitación?"

Pansy asintió con una sonrisa para después retirarse con el carrito de medicamentos.

Su amigo Blaise, bini para sus amigos hechos en el hospital, tiene cáncer de tiroides y al igual que él pasa mucho tiempo en hospitales debido a sus recaídas continuas. Suspiró con tristeza para después ponerse de pie y acercarse a la ventana, su mirada bajó hacia los frascos y tabletas de sus medicamentos, haciendo una mueca de desagrado. ¿En serio servían de algo o solo eran para prolongar lo inminente?

Abrió las persianas delicadamente observando el exterior, los vidrios se empañaban un poco debido a la lluvia que caía, se dio la vuelta, acomodándose en el sillón mullido a un lado de su cama para comenzar con sus tratamientos; tomó su celular entre sus manos para después colocarse los auriculares y encerrarse en su mundo, dejando que la música fluyera para poder relajarse, cerró los ojos mientras aquellas píldoras bajaban por su garganta.

En días como esos lo único que esperaba era tener un infarto que acabara con su dolorida existencia, no más doctores, habitaciones blancas y frías, no más medicamentos, no más dolor que soportar, pero eso no era así de fácil; abrió sus ojos grises, encogiéndose un poco más en aquel asiento, no podía hacerle eso a su padre, no después de todo lo que ha sacrificado y hecho por él.

Sus lágrimas se deslizaron lentamente por sus pómulos, su celular vibró en su pierna derecha, recibiendo un nuevo mensaje, lo leyó después de desbloquear el móvil.

Bini.

¡Mi Dragón!

¡Vamos a los jardines! Necesitas despejarte un poco.

Bloqueo otra vez su celular para después levantar la cabeza y limpiar sus lágrimas, él no necesita más de lo que tiene, está vivo y eso es lo único que importa, tiene la vida que otros no han podido tener, tenía que dejar de ser egoísta.

No valía la pena atormentarse por lo que no fue y no será, sólo tiene que seguir con su monótona vida, sin adrenalina ni emociones que pudiesen acabar con su vida en un instante, río un poco ante sus pensamientos. Pensamientos constantes como el trotar de un animal herido.

¡Menuda mierda!

State lines 【Harco】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora