Capítulo ocho.

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—¿Estás seguro que es por aquí?— cruzo a la derecha como me ha indicado hace unos segundos.

—No lo sé— Mira su celular— Según google maps es por aquí.

Llevamos 20 minutos dando vueltas, me he dado cuenta que Pablo es pésimo dando direcciones, ya me he metido en 5 calles que no eran las correctas por su culpa.

—Es ahí, mira.— señala un pequeño local como niño pequeño.

Estaciono el auto, nos bajamos y nos adentrarnos a una heladería pequeña pero acogedora. El lugar está casi vacío a excepción de un niño que está con la que me imagino es su abuela.

El niño al ver a Pablo corrió a pedirle una fotografía, este acepta y cuando termina nos acercamos a la caja para ordenar. Hemos pedido dos helados, me he ofrecido a pagar pero el señor obstinado no me ha dejado así que no di lucha, escojo mi helado de Stracciatella y el lo escoge de nutella.

Nos sentamos en una mesita apartada de las ventanas, no queremos que ocurra lo mismo de la vez pasada.

—¡Está muy bueno!.— Digo mientras pruebo mi segundo bocado.

—Te dije, son los mejores.

—¿Como conociste esta heladería?.

—Una vez vine con mis padres y mi hermana, solo que no recordaba dónde quedaba.

—Eres malo con eso de las direcciones.— me río recordando las mil vueltas que me hizo dar con el auto.

—Claro que no.— lame un poco de su helado y un parte de su nariz queda manchada, así que inconscientemente paso mi dedo para limpiarlo.

—Lo siento, fue inconsciente.— limpio los restos de helado que quedaron en mi mano con una servilleta.

—No te preocupes— Sonríe.

—Y... ¿Cuando tienes otro partido?— intento sacar tema de conversación para no tornar esto incómodo.

—El miércoles, jugamos contra el Manchester city.

Hago una mueca, no se absolutamente nada de fútbol.

—Algún día te explicaré los equipos.— continua diciendo como si hubiese leído mi mente.

Su celular comienza a vibrar y revisa quien es.

—Lo siento por esto.— Me dice y contesta la llamada de facetime.— ¡Mamá!

—Hola mi amor, tiempo sin saber de ti, ¿como has estado?.— escucho la voz de su madre desde el otro lado del teléfono aunque no puedo verla.

—Te he escrito hace como dos horas madre, y estoy bien, ¿cómo están ustedes?.

—¡Dos horas es demasiado!.— La madre suelta una risita haciendo que yo sonría inconscientemente, mi madre era igual.— por aquí va todo bien... ¿Donde andas?.

—En la heladería que vinimos la otra vez con papá.—Gira el celular mostrando las mesas y la vitrina donde están todos los helados.

—Uy esos helados son los mejores..., me tienes que llevar cuando nos veamos.

—Lo haré— afirma.

—¿Y fuiste tú solo?

—Eh... no— Pablo me mira como preguntando si podía decirle y yo solo me encojo de hombros.— Estoy con Pierina.

—¿Pierina? ¿Esa es la chica de las noticias?—Pablo asiente— A ver preséntamela.

—Mamá No creo que...

El auto de Pedri  » Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora