Capítulo veintidos.

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—¿Que has hablado con Gavi?.— Sara me pregunta cuando ambas caminábamos hacia la entrada de la discoteca.

—Me preguntó si he regresado con Nico.

Pedri y Balde iban más adelante con el resto del equipo así que no podían escuchar nuestra conversación.

—Le has dicho que no, ¿Verdad?.— me quedo en silencio y está detiene su caminata parándose frente a mi— ¿Pier?

—No le he dicho nada.

—Dios.— suspira.— A ustedes si les gusta complicarse la vida.

—Creí que lo odiabas por lo de Leonor.

—Lo odiaba, si.— me mira con pena.— Pero he visto como mira a Leonor y como te mira a ti, no siente lo mismo— se encoge de hombros.— Además, Pedri me ha contado que es un buen chico y que creía que había algo más que está ocultando.

—Como sea, ya no importa.

—No creo que sea un mal chico Pier, solo dile la verdad.

—Sara, Pierina, ¿Que esperan?.— La voz de Ferran se escucha a lo lejos.

Dirijo mi mirada hacia los chicos y estaban todos en la entrada esperando por nosotras, así que ambas volvimos a caminar en dirección a ellos. Al entrar todos pasamos entre la gente caminando directo hasta el ViP, deje mis cosas en una mesita donde Sara y Sira también las habían dejado.

—¿Me sirves uno?.— me acerque a Koundé que se estaba sirviendo un trago, este accede y me prepara uno.

—¿Como la estas pasando?.— me pregunta entregándome el trago.

—Eso debería preguntarte yo a ti, ¿te estás divirtiendo en tu cumpleaños?— sonrío bebiendo un poco— Iugh — hago una mueca— Koundé te quedó asqueroso el trago.

Este ríe tomando un poco más de jugo y echándolo en mi vaso— Nunca dije que fuera buen bartender.

Carcajeo y me quedo un rato más hablando con el.

—¿Puedo robártela unos segundos?.— Pedri se acerca jalándome del brazo sin esperar la respuesta de Ansu.

—Oye que grosero.— lo regaño y éste solo rueda los ojos.

—Shh.— me calla.— Necesito confesarte algo.

Sus ojos están achinados y arrastra un poco las palabras al hablar, alguien ya está ebrio y no soy yo.

—Habla.— me cruzo de brazos para escucharlo.

—Me gusta mucho tu amiga.— suelta una risita contagiosa haciendo que me ría también.

—No me digas.— suelto sarcástica—¿Y que con eso?

—Quiero pedirle que sea mi novia.— abro mis ojos como platos.— Así oficial, presentarla como mi novia, que conozca a mis padres, yo a los suyos...

—AAAA.— Salto a tus brazos emocionada dándole un fuerte abrazo.— ¡Dios estoy tan feliz!.

—Yo estoy cagado en los pantalones.— Me mira con terror.— Necesito que me ayudes  a planificar todo, sabes que Sara es un poco complicada.

—Obviamente lo haré.— asiento entusiasmada.— Pero mañana, hoy no estás en condiciones.

—¡Estoy perfecto!.

—A ver, mantén tu equilibrio en un solo pie.— lo reto y este falla en el intento— Já, lo sabía.

—Bueno bueno, pero no se lo digas a Sar...

El auto de Pedri  » Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora