Esa omega es mía

07. León

Wyatt King

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Al cerrar mis ojos puedo sentir sus labios, rozar los míos, siendo algo que me derrumbo. Verla irse completamente apenada por lo que hizo me hizo enfurecer, ¿cómo podía hacer eso y huir?, ¿qué cree que soy un juguete? Parece, dos veces en las que no puedo estar junto a ella. Volver y ver que ella había desaparecido, ahora ver como huye de mí después de descontrolar mis emociones.

Escucho las voces de mis jefes de estadística quienes me proyectan el reporte mensual de nuestros productos. Gea me distrae tanto. Se supone que la evitaría por meses para concentrarme con mi trabajo y así después no tenga ningún intermedio cuando por fin pueda estar con ella.

Diosa, puedo sentir su aroma. ¿Por qué? Ella no está aquí, aun así alzo mi rostro y observo mi alrededor, mi asistente me mira y niego, no hay rastro de Gea.

— Señor, ¿está bien? ¿Algo lo molesto? —. Miro a la Srta. Guevara, la jefa del departamento de mercadeo y niego.

— Todo bien, que les parece continuar otro día con la junta. Tengo otros pendientes que hacer —.

— Pero señor, íbamos a hablar de los últimos detalles del siguiente producto. Al igual que los otros proyectos de las demás empresas —.

— Si Srta. Guevara, ya les había echado un vistazo. Todo parece bien como para continuar —.

Menciono antes de salir de la sala de juntas, tapo mis oídos con mis manos al poder escuchar hasta el último suspiro de mis empleados. Suspiro algo irritado por lo que llegue a escuchar de mis otros empleados, me regreso asustando a mi asistente que apenas salía de la sala y miro a todos con mi cara seria.

— Srta. Guevara, debería de desmentir lo que dicen sobre nosotros. No somos nada y no está cerca a ser algo mío. Le pido, siga las reglas y tenga más cuidado con lo que dice, aparte no tiene las cualidades para estar a mi lado —. Miro a cada uno de la sala mientras se disculpan, el rostro de la Srta. Guevara está rojo de ira por la humillación que tuvo que enfrentar.

Salgo de nuevo escuchando sus voces y sonrío cuando mi asistente les dice el rumor de que tengo pareja, mis salidas a la universidad de Gea fueron descubiertas como quería. Entro a mí oficia observándome de primero y viendo en la ventana los colmillos que me salieron en la mañana, mis uñas se volvieron afiladas como las de unas garras y mis ojos cambiaron a un dorado.

— Alexa, ¿llamaste a ese doctor? —. Pregunto en cuanto entra a la oficina.

— Sí, señor, Marisa lo llamo y no quiso atenderlo. Pensó que estábamos bromeando y nos colgó —.

— Ahora llámale y dile que la familia King quiere una consulta de emergencia —.

— Entendido, señor —.

Porque rechazar a la familia que siempre le dio ayuda en sus estudios y cuidados, mi familia fue la primera en quedarse sin naturaleza seguida de toda la población, creían que era una plaga, una enfermedad destructora. Ahora que parece esa naturaleza siempre estuvo dormida, él es el único que sabe los motivos de lo que estoy presentando.

Me recargo por completo en mi silla, olfateando con suavidad mi entorno, aquel rico aroma que parece portar solo Gea me vuelve loco. Abro mis ojos quitando las gafas de sol de mi vista y observo los recipientes con comida, el aroma aparte de la comida es igual al de Gea.

— Pasa —. Digo al escuchar la puerta ser tocada.

— Señor, el médico estará aquí en unos minutos —.