El maestro del bosque de bambú

Encuentro en el bosque

Los baldes filtraban ese líquido por su túnica a pesar de todos sus intentos para que eso no pasará. Pero a penas llevaba algunas semanas como díscipulo, y aún no entendía bien tareas "tan simples" como esta.

No había interactuado tanto con su maestro pero los rumores  y aquella mirada, que le había dado en su ceremonia de entrada le apaciguaban la emoción por conocerlo. Aún así, aquel lo había elegido, a pesar de todo debía devolverle aquel gesto. Aquí, rodeado por el extenso bosque tenía comida, a penas, y educación, el joven no podía esperar más para cumplir con su piedad filial que aquellas túnicas limpias le daban.

Cuando sus túnicas se hallaban empapadas tuvo que, con la cabeza baja, regresar a recoger más. Los dos baldes de madera seguían siendo pesados a pesar de que ya no había nada, incluso con lo agujereados que estaban. Siguió regresando al arroyo pero terminó perdido, los troncos del bambú eran iguales, tan verdes y altos que solían confundir fácilmente si no conocías el lugar pues los senderos no dirigían a todos los lugares importantes.

Trató de acelerar su paso pero se dio cuenta que entró en una especie de laberinto. Retrajó los recipientes del palo de madera donde colgaban lado a lado, para que no chocaran con aquellos grandes troncos.

Tardó algunos minutos en hallar un claro, pero segundos en darse cuenta que alguien se hallaba sentado encima de la única roca que iluminaba los únicos rayos que había visto desde que se perdió. Aquella figura tenía una belleza extraña. Llevaba algo extraño pero transparente sobre los ojos que los hacían más grandes, y aquella ropa era ligeramente diferente a la ropa de un peleador o de un demonio seductor por la poca cantidad de tela.

Se quedó en silencio tratando que aquellos ojos verdes, que le recordaban para mala suerte a los de su maestro, no captará su presencia. Pero la suerte no bailó de su lado y el rostro de ese "demonio" giró bruscamente hacia su dirección acercándose hacia el pequeño escondite que el verde paisaje le daba.