Little Prongs ||J.P||

2. ¿Un bebé?

18 de junio de 1977

James Potter

No podía creer lo rápido que se pasaba el tiempo, hace nada estaba en el Tren a punto de comenzar mi primer año, conociendo a amigos increíbles y ahora estaba a pocos meses de cursar mi séptimo año en Hogwarts.

Hace unos días habíamos vuelto Sirius y yo de Hogwarts y ahora ninguno sabía qué hacer para matar el aburrimiento.

La mayoría de las veces estábamos pensando en bromas y también jugando a Quidditch, así que seguramente es lo que haríamos en todo el verano.

—¡James! ¡Sirius! —los dos nos miramos y bajamos corriendo a la Sala donde se encontraban mis padres con una pequeña maleta.

—¿Qué ocurre mamá? —hablé yo un poco confundido, ¿íbamos de vacaciones y no lo sabía?

—¿Vamos de vacaciones y no lo sé? —papá volteó los ojos divertido.

—No, tu madre y yo iremos unos días con una tía de tu madre, y sé que como te encanta tanto, pues hemos decidido que Sirius y tú os quedéis en casa.

—¿Eso fue sarcasmo? —preguntó Sirius confundido y mi padre asintió divertido.

—¿Entonces Sirius y yo nos quedaremos solos en casa? —mis padres asintieron.

—¿Estáis seguros de esa decisión? —miré mal a Sirius.

—Confiamos en vosotros y sabemos que no haréis un gran desastre, incluso podéis invitar a Peter o Remus... Y por favor James sal algún día con Mia, es una chica encantadora y creo que haríais una muy buena pareja —Sirius me abrazó por los hombros divertido.

—Es lo que digo yo mamá, pero el idiota es un cobarde —le di un codazo— ¡Auch!

—Cállate traidor —él me miró ofendido.

—Me dueles Cornamenta, me dueles —volteé los ojos y miré a mis padres.

—¿Estáis seguros? —los dos asintieron con una sonrisa.

—Si ocurriera algo, solo avisarnos y volveremos lo antes posible, hice bastantes cosas para que comierais, pero si no os apetece podéis comer otra cosa —los dos asentimos con una pequeña sonrisa.

Mamá se acercó y me dio un fuerte abrazo al igual que se lo dio a Sirius, papá hizo lo mismo con ella.

—Bueno, tener mucho cuidado —Sirius y yo asentimos.

—Vosotros también —dije yo con una pequeña sonrisa. Ayudamos a mis padres a llevar las cosas en el coche y se fueron dejándonos solos.

Sirius y yo entramos en casa y nos tiramos al sofá sin decir nada, simplemente viendo el techo.

—¿Qué hacemos? —solté un pequeño suspiro mientras dirigía mi mirada hacia él.

—Ni idea... Podemos jugar a Quidditch —él asintió.

—También podemos pensar en las bromas que haremos en séptimo, digo será nuestro último año, debe ser memorable —asentí con una pequeña sonrisa. 

No creí que el tiempo podría pasarse tan rápido, pero paso y ahora tenía la suerte de tener unos increíbles amigos, que tres de ellos eran como mis hermanos.

Estaba tan feliz de tener a gente tan maravillosa, eran mi familia después de todo. 

Remus, Peter, Sirius y yo habíamos formado nuestro grupo y nos llamábamos los Merodeadores. Éramos demasiado bromistas, incluso yo admitía que a veces solíamos pasarnos con las bromas, pero nos gustaba hacerlas, a pesar de que nos ganábamos demasiados castigos.