Capítulo 2-Buenas noticias

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Ashley


El chirrido de los rieles me transportaba directamente a la infancia, llevándome a recordar esos viajes en tren que hacía con mi tía Margaret, cuando nos llevaba a visitar a otros parientes. En aquellos viajes, Lucas no paraba de hablar durante todo el camino, mientras que yo, me quedaba maravillada con la experiencia de asomarme por la ventana para saludar a los pasajeros que pasaban en otros trenes. Sin duda, mis emociones estaban a flor de piel y me hacían rememorar los días de verano cuando me escapaba con mi prima para ir de una ciudad a otra, sin importar lo caótico que podía llegar a ser desplazarse en tren con la llegada de los turistas.

En aquellos tiempos, todo era diferente entre nosotras, había cariño, complicidad y un espíritu aventurero, que nos llevaba a explorar nuestros límites, tal como si el mundo pudiera rendirse a nuestros pies. Sin embargo, todo eso cambio, desde que mi tía me envió a otro país y yo perdí contacto con Estefanía, tornando esa relación de amistad y amor que llevábamos con orgullo, en algo insostenible. Porque, ¿A quién no le gustaría que un momento determinado de su vida perdurara para siempre?

—¿Desea algo más? —preguntó aquel caballero, al ver que me había terminado mi copa de vino tinto.

—No, así estoy bien —respondí, al centrarme de nuevo en el paisaje.

Amaba trasportarme en tren, pues me dejaba apreciar el paisaje por dónde transitaba, desde los pequeños bosques hasta las colinas más altas y algunos pueblos que estaban de camino. No había nada más relajante que escuchar el chirrido de los rieles, mientras vas de un sitio a otro y con esa agradable experiencia, saqué mi móvil de mi bolsillo. Una vez que le avisé a Mario de mi llegada, quise revisar mi correo y ver si me habían enviado el cronograma de estudios. Mas no imaginé, que tendría un e-mail de la facultad con buenas noticias. El área administrativa, me informaba que, gracias a mis habilidades con el lenguaje visual, las principales funciones de la cámara y el uso de regla de los tercios, tenía el gran privilegio de saltarme los dos primeros semestres.

Esa noticia me lleno de jubiló, porque era como si el universo me estuviese retribuyendo un poco de todo lo que me había quitado hace tiempo, pero mi euforia, no duró mucho, ya que el sonido que generó el parlante, me indicaba que había llegado a Brighton Rail Station. Cuando salí de aquel tren, me topé con un lugar medianamente lleno, un lugar que estaba cerca del centro de la ciudad, una delicia victoriana con su impresionante techo de vidrio curvo y hierro de doble ala que cubría todos los andenes, dando un aspecto muy histórico. Estando allí, me embargo una sensación realmente agradable, pues una parte de mí se sentía feliz por haber vuelto, mientras que un tercio, luchaba por esa sensación de escalofrío que me hacía mantenerme alerta.

El lugar, no había perdido su esencia, ni su olor característico de chocolateras vaporosas o el peculiar chirrido de los rieles, que me llevaban a sumergirme en mis recuerdos una vez más. Recuerdos que iban desde esas tardes de otoño que pase junto a Estefanía disfrutando de una bebida caliente o de un refrigerio, hasta esos días que íbamos al colegio tomadas de la mano. Fue como haber viajado en el tiempo por un instante. Me hubiese encantado quedarme más tiempo en ese lugar para saborear viejos recuerdos, pero debía ir a mi residencia, moría por quitarme la ropa y tirarme sobre la cama para descansar.

Había tenido un viaje largo, pero mi desgaste iba más a la parte emocional que a la física, porque sin importar las metas que me había propuesto, sabía que tarde o temprano, me enfrentaría a mi pasado. Eché un último vistazo al lugar y caminé a la salida para coger un taxi. Afortunadamente, había alquilado una residencia cerca de la facultad y eso me favorecía mucho, en especial en la parte económica, porque, aunque tenía mis ahorros, no quería, ni debía despilfarrar el dinero tan a la ligera. Una vez que dejé mi equipaje en algún rinconcito de la habitación, me quité el abrigo y me tiré a la cama, pero desde mi posición, pude admirar todo el espacio que me rodeaba. Contaba con una mesa de lectura, un mueble mediano para colocar algunos libros, un pequeño closet, un baño privado, una pequeña cocina y una buena conexión a internet.

Quédate a mi lado y seremos invenciblesWhere stories live. Discover now