capitulo 4 💛

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[Los científicos han descubierto que] el corazón no sólo es una bomba, sino también un órgano de gran inteligencia, con su propio sistema nervioso, capacidad para tomar decisiones y conexión con el cerebro. Descubrieron que en realidad el corazón «habla» con el cerebro, comunicándose de maneras que afectan nuestra percepción
y nuestras reacciones ante el mundo.

DOCTORA MIMI GUARNERI
El corazón habla: una cardióloga revela el lenguaje secreto de la curación

Yibo está de pie entre la parte delantera de mi coche y la furgoneta Volkswagen azul que he golpeado; valora el daño. —En realidad, no está tan mal —dice, en cuclillas entre los dos automóviles—. Quiero decir que tú has recibido la mayor parte del daño.

—Mira las servilletas que estoy apretando contra el labio inferior—. Eso va a necesitar puntos. Debemos llevarte al médico.

Trato de ignorar la parte de «debemos».
Necesito irme de ahí, ahora más que antes, pero acabo de complicar las cosas. —No puedo irme así sin más —digo—.
Acabo de golpear el coche de alguien. Tengo que hacer un parte o algo. O, por lo menos, llamar a mi seguro. Y a mis padres. ¡Dios mío!

Ellos ya se habían ido cuando salí esta
mañana y probablemente esperan que esté en casa cuando regresen para mediodía, porque he comido en casa todos los días durante las últimas semanas, desde la graduación.

Yibo se pone de pie. —Puedes hacer todo eso después. Ahora necesitas que te curen. Tan sólo escribe una nota.
Deja tu número, la gente aquí es amable. Y apenas lo has abollado. En realidad, no es un asunto tan serio.

Quiero discutir con él, pero mi labio palpita, y el calor pegajoso de las servilletas que tengo presionadas contra él me produce náuseas. —¿De veras? —De veras —dice, mirando por encima de su hombro—. Espera. Regreso dentro de un momento.
Se da la vuelta y corre para atravesar la calle hasta el local de alquiler de kayaks, donde se ha reunido un pequeño grupo, tal vez la familia que ha mencionado en la cafetería. Los adultos miran
alternativamente a los relojes y a su alrededor mientras un par de adolescentes están apoyados
contra la ventana, absortos en sus teléfonos, y los dos niños más pequeños se persiguen entre los estantes con kayaks. Debo irme ahora. Dejar una
rápida nota en la furgoneta y salir de aquí ahora, antes de que esto vaya a más.

Regreso deprisa a mi coche y me agacho
sobre el asiento del conductor para coger el bolso. El súbito movimiento provoca una nueva ola de dolor, y la sustancia pegajosa corre hacia mi boca; tengo que respirar a fondo antes de buscar un
bolígrafo y algo donde escribir.
Miro al otro lado de la calle y veo cómo
Yibo se acerca a la familia de clientes. Parece pedir disculpas mientras hace gestos en mi dirección, probablemente explicando lo que acaba de suceder. Ellos asienten, y él coge su teléfono,
hace una breve llamada, luego se despide de los clientes y se da la vuelta para regresar. Yo finjo estar tan absorto en escribir mi nota que no levanto
la vista cuando sus pies se detienen enfrente de mí. —Puedo llevarte al hospital —indica.

Escribo mi nombre y el número de teléfono en la parte inferior de la nota. —Gracias, de verdad, pero estoy bien. Puedo conducir solo. —No lo sé —dice—. ¿Estás seguro de que es una buena idea?

—No estoy tan mal. Me siento bien. Yo...

—Mira. —Coge la hoja de papel. La observa —. ¿Por qué no pongo esto en la furgoneta, nos cambiamos de asiento y me dejas conducir?

No me muevo. En parte porque sé que es una mala idea, y en parte porque estoy un poco mareado.

Yibo se inclina hacia mí, de modo que no puedo evitar sus ojos.

Un ♥️ para 2 || Yizhan ||Where stories live. Discover now