El Arte En La Melodía

5. "Y él la perdió a ella, mientras qué ella solo perdió su tiempo"

Les dije que el siguiente capítulo sería largo. Y lo prometido es deuda. Aquí esta el Capítulo qué me costó dos meses escribir. Una disculpa por ello. Intentaré estar más activa pero también tengo otros proyectos en mente. En fin, ¡disfruten!

—Nicole.

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“Él te perdió a ti, pero tú solo perdiste tu tiempo”. Eso me dijo mi mejor amigo para intentar animarme. Aunque por más que intentaba nada podía ayudarme. Estaba llorando, decepcionada. Mi novio, del cual me había enamorado profundamente, me terminó. Sin darme explicaciones, sin excusas, sin nada. Solo me llamó y recuerdo demasiado bien qué fue lo que me dijo:

—Leisa, tenemos que hablar seriamente.

—Si claro, dime

Recuerdo que hubo un silencio muy incómodo por unos momentos. Y luego finalmente respondió:

—¿Qué crees que te voy a decir? Para no hacerte sentir mal.

—No sé. No tengo idea. Dimelo.

—Bueno, no te pongas triste ni nada pero….

—Al grano, Asher.

—Ya no podemos seguir.

No respondí. Me quedé demasiado sorprendida. Esperaba todo menos eso. ¿Qué? ¿Me está…rompiendo? Nunca creí que este momento fuera a llegar. Pero si llegó. Tarde o temprano pero siempre se termina.

—¿Es…? —Ni siquiera podría hablar, no encontraba mi voz entre el nudo que sentía en mi garganta—.

—¿Es…? —me imitó— ¿Sabes? Siempre he odiado eso de ti. Solo sabes hacerte la tonta. Siempre entiendes perfectamente todo, pero quieres que uno te ruegue para que entiendas. ¿O me equivoco?

—Eso no es cierto, Asher.

—Sabes perfectamente que así es.

—Dime que esto es una broma muy pesada.

—No estoy bromeando, y lo sabes. Deja de alejarte de la realidad solo porque no te gusta lo que está sucediendo. Terminamos y punto. ¿O quieres que te lo explique con dibujos también?

—No. —me quedé en silencio un momento pero seguí hablando— Asher, no puedes tirar a la mierda lo que hemos construido todo este tiempo solo porque te aburriste de mi.

—Ya no siento lo mismo, Leisa. Deja de hacer esto más difícil.

Eso provocó un hilo en mi voz, pero tomé la fuerza para decir: —Tan siquiera…¿me amas?

—No lo sé, Leisa. Supongo que en algún momento lo hice. Pero siento que tú te enamoraste mucho más de lo que yo lo hice. Ya no veo el brillo que miraba en ti.

Iba a seguir hablando, buscando una manera de que esto no terminará. O al menos, no así. Todos sabían que andábamos, era el primer novio que le decía a mis padres que tenía. Era el primero que me hizo sentir que podría durar para siempre. Era el primero en todo, supongo que por eso se le llama “tu primer amor”.

Pero antes de que pudiera tomar impulso para seguir hablando, él colgó la llamada. Ese acto fue más que suficiente para que dos lágrimas iniciaran a salir de mis ojos. Podía sentir como quemaban mi piel.

Brisa en mi cabello, mi ceño fruncido, sentía ira, tristeza, y cólera al mismo tiempo. Carros y motocicletas pasaban por el lado izquierdo. Quería creer que todo había sido un mal sueño.