Capítulo 7

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Callum Maxwell

Sustituir mi rutina de yoga por una cena con mi hermano era algo que comúnmente no estaría dispuesto a hacer, a no ser que fuese de extrema necesidad, y dadas la circunstancias en que me encontraba, el sacrificio era más que necesario.

—¡Ya sé que necesitas! —me señaló con el dedo, mientras bebía vino de su copa. —. Seguramente quieres mi ayuda en el caso W vs E.

Rodé los ojos con disimulo, ¿por qué todos suponían que necesitaría ayuda? Sí, el caso era importante, pero podía manejarlo. Una humilde mujer despedida por la enrome y exitosa franquicia hotelera Escape al Horizonte, encontrándose ella en estado de gravidez; en cualquier otro caso sería pan comido, pero al parecer la empresa tenía la costumbre de hacerlo seguido y siempre se las arreglaban para que los jueces desestimaran las causas, haciendo parecer que las mujeres informaban de su estado hasta después de haber sido despedidas.

Lo mismo se encontraban haciendo contra mi clienta, Wendaly, por lo que mi trabajo, y el del equipo de la Firma, era lograr encontrar pruebas de que la empresa acostumbraba a despedir mujeres embarazas, para no conceder los beneficios de los que éstas tenían derecho, como el pre y posnatal, así como las horas diarias para ir a casa y alimentar a sus bebes. Según ellos, las mujeres embarazadas eran menos eficientes, y eso legalmente se consideraba Discriminación por Cuestión de Género... cielos, iba a destruirlos.

—No, solo quería convivir con mi hermano menor, ¿tan extraño te resulta?

—Oh, no —amplió los ojos con horror. —. Esto es una intervención, ¿verdad? Seguramente nuestros padres te convencieron de hacerlo.

—No, Damián —rebatí. —. Aunque... ¿sabes qué? No te caería mal, estás fuera de control.

Él se encogió de hombros, alzando su copa en mi dirección.

—Yo solo disfruto de la vida, hermano, tú deberías comenzar a hacer lo mismo —chasqueó la lengua. —. Por cierto, ¿por qué me invitas a cenar en lugar de pedirme salir con las mujeres de la otra vez? Están ansiosas esperando tu llamada, ya les comenté de que estás dispuesto a otra ronda.

Por poco escupí el vino.

—¡Damián! —lo reprendí. —. No pienso salir de fiesta contigo, ni con esas mujeres.

—¡Antes no eras así de aburrido! —me acusó. —. Tú eras todo lo que yo quería ser, Callum, pero nuestros padres te lavaron el cerebro... nuestros padres y Hailey.

—No la involucres en esto, por favor. —le pedí, intentando no perder la calma.

Sabía que todo lo que quería era provocarme hasta hacerme perder el control, pero no lo iba a conseguir. Por suerte lo entendió y no siguió insistiendo, prefiriendo mejor concentrarse en lanzarle miradas coquetas y guiños a la mesera, quien no dudó en corresponderle, sonriendo pícara.

«Cielos, ¿qué iba a hacer con ese hombre?»

—Damián —suspiré, pullando mi ensalada con el tenedor de manera distraída. —. ¿Q-Qué...? —me aclaré la garganta. —. ¿Tú qué opinas de Maya Mackenzie?

—¿Quién es Maya Mackenzie?

«¡Carajo! Debe estar bromeando»

—Maya, mi asistente, la chica que todos los días cruza el parque central para ir a buscarte un café. —expresé, más molesto de lo que pretendía.

Él enarcó una ceja, un tanto sorprendido por mi tono, antes de fruncir el entrecejo y mirar al horizonte intentando hacer memoria.

—¡Ah! Esa chica.

Jefe, ¡Estoy Enamorada!... De Su Hermano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora