Capítulo 1

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De niños nos sentimos invencibles, nadamos contra la corriente creyendo que las olas no nos pueden alcanzar, el anhelo por domar las tormentas y nuestros sueños nos supera, sabemos que es difícil, pero en realidad no somos conscientes de la magnitud que conlleva, no hasta que estamos de frente a un remolino, el cual amenaza por llevárselo todo, incluso a nosotros mismos.

Sé que no está bien, por mi mente se pasan los innumerables juicios que puedan hacer las personas sobre mí: «eres una desvergonzada», «este no es mundo para una señorita decente», «¿así le pagas a tus padres todo el sacrificio que han hecho por ti?».

Pero si una cosa he aprendido en la vida, es que las personas siempre tienen algo que decir acerca de ti, sea malo o bueno, no debes darles crédito a sus palabras.

Estoy sentada tratando de echarle más brillo a mi maquillaje, porque nunca es suficiente. A mí alrededor todo es un completo caos, las chicas caminan de un lado a otro nerviosas, pero ya estoy acostumbrada a este mundo.  

Sigo mirándome en el espejo, estoy algo irreconocible, parezco un poco mayor con la peluca y un montón de kilos de maquillaje, pero ese es el propósito.

A través del espejo veo a Rose con una nota en la mano. 

«Sé lo que eso significa». 

—Apenas comienza la noche y ya tienes un baile privado —dice animada —. Ofrece buena paga.

—No en esta ocasión "Rose", debo irme temprano. Por esa razón elegí ser la primera presentación esta noche.

—En ese caso. Vas tarde. —Desdibuja la sonrisa.

Me levanto de inmediato y superviso que todo esté en orden con el maquillaje y la diminuta lencería que llevo puesta, tiene un delicado acabado hecho a mano de pedrería azul.

Al entrar al escenario no tardo en sentir en cada fibra de mi piel, el ritmo de la canción que se esparce por todo el ambiente con un tono sensual y uniforme. Relamo mis labios y muestro una encantadora sonrisa, porque no importa cómo lo hagas, debes embaucar a los clientes y hacer que gasten la mayor parte del dinero posible. «Es una de mis habilidades».

Voy al frente del escenario donde yace la barra metálica, comienzo a mover mi cuerpo alrededor de ella, mientras los sujetos del frente me devoran con la mirada.  

Me deslizo por el tubo, lo encuentro un poco más resbaloso de lo usual, pero no le doy importancia y empiezo la faena haciendo piruetas en el aire. Mis ojos se enfocan en un sujeto, jamás lo había visto en este lugar. Reclino mi cuerpo ofreciendo un buen vistazo de mis largas extremidades y de mi delgada figura.

«A los hombres no solo les gusta ver cuerpos, también quieren ver lo que puedes hacer con estos».  

En la cima del tubo hago un Superpassé, una figura que me permite estar de forma horizontal, con mi único punto de agarre, la pierna izquierda, y mi brazo derecho que la sostiene. Estando en esa posición logro sentirme como una pequeña paloma en completa libertad, puedo incluso imaginarme mientras vuelo sobre el gigantesco mar, con una manada de tiburones queriendo echarme diente, pero a mi siempre me ha gustado deleitarme con el sabor salado del peligro en el aire, sin detenerme por completo.

Me giro en el tubo y me coloco de cabeza mientras mi cabello se desliza por los hombros cuando hago el famoso Russian Layblack. Veo los billetes que llueven por los aires y aunque siento una presión en mi cabeza, logro sentirme la criatura más exótica y deseable del universo.  

De repente mi cuerpo se desestabiliza, diviso las miradas en medio de la oscuridad, las cuales no hacen más que darme ansiedad. Aunque trato de girarme para que no sufrir el mayor daño posible, es inevitable porque en ese momento mis manos resbalosas provocan que me caiga del tubo. La visión se me va oscureciendo cuando noto que alguien llega a mí, la sombra que proyecta los reflectores me es bastante familiar, pero en ese momento pierdo el conocimiento.

Bajo la superficie [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora