Capitulo 4

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Empezó a relatar:
-“Mi abuela, es decir, tu bisabuela Lina, me contó una vez, que cuando ella tenía 19 años, llegó al pueblo un barco muy grande, como jamás se había visto hasta entonces. En esos tiempos había mucha pobreza y las barquitas que se usaban para ir a pescar eran chiquitas. ¡Era un barco de un príncipe! Se llamaba Shah y era de Persia. Algo se estropeó en el barco y se vieron obligados a detener su rumbo hasta tenerlo reparado. En esa época no había hoteles, ni hostales para alojarse. La gente trabajaba de sol a sol, simplemente para poder comer. El alcalde fue informado de la llegada del barco y amablemente, les ofreció instalarse en el colegio del pueblo, mientras su barco se reparaba. No era muy grande, pero como era verano y no había clases, fue el único sitio que les pudieron ofrecer. Tu bisabuela se encargaba de la limpieza de la escuela y la llamaron para que preparara las instalaciones y las hiciera lo más acogedoras posibles. Cuando el príncipe Shah vio a tu bisabuela, quedó totalmente enamorado de su belleza. Ella tenía el pelo negro y muy largo, los ojos verdes y tenía la piel muy morenita. Era muy alta, comparada con las chicas de su edad y muy delgadita, en este caso, ¡de lo mucho que trabajaba y lo poco que comía! Eran otros tiempos, claro. Shah no hablaba castellano, pero entre su tripulación, llevaba con él un traductor. Si la estancia duró 3 meses, todos los días estuvo hablando con tu bisabuela, con la ayuda del traductor y antes de irse le propuso que se fuera con él. Le dijo que no le iba a faltar de nada y aunque a ella también le gustaba mucho, no podía irse y dejar a su familia. Sabía que la necesitaban para poder comer y seguir adelante. Así que llegó el día que repararon el barco y siguieron su rumbo. Cuando pasó un año, el alcalde recibió unos regalos del príncipe Shah. Habían quedado tan encantados con la hospitalidad de su gente, que mandó monedas de oro y varias joyas. Gracias a estos regalos se pudo reformar la escuela y hacerla más grande. Lo más interesante de los regalos fue que había uno para la Srta.Lina, ¡tu bisabuela! Venia una caja a su nombre. Lo que ponía en la carta, exactamente no lo sé, pero lo que me han explicado a mí, es que le regaló un anillo de oro con un diamante rojo.
-¿En serio?- le dije yo.
Después de escuchar la historia tan interesante, solo tenía ganas de encontrar el anillo.
Le dije a mi madre  -¿Donde está ese anillo?
Y ella me contestó - No lo sé. Quizás ande por esta habitación, en cualquier rincón o quizás se perdió. No tengo ni idea.
Mama - le dije - ¿Me puedo llevar la carta para leerla?
Y ella me contestó - Ahora déjala ahí que no se pierda que nos tenemos que ir a cenar con la familia.
Mi cara de penita lo decía todo y en mi cabeza me repetía la misma frase todo el rato: "Voy a encontrar el anillo”
Esa tarde habíamos quedado con la familia para cenar todos juntos y no pude buscar nada pero al día siguiente, en cuanto me levanté fui en su búsqueda. Y mi perrita Deysi también y es que ella siempre me acompaña.

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