Capítulo 18. " El placer es mio"

236 34 18
                                    




***


—¡Vaya! ¿Qué ha sido eso? -preguntó de repente Bellamy, tropezándose intencionadamente con la rubia.

—¿Me estabas espiando? -protestó Costia sorprendida, con una mueca en sus labios y sus mejillas al rojo vivo.

Le dio un ligero empujón, apartándolo de su camino, para subir al ascensor con la misma urgencia con la que había recorrido el pasillo que comunicaba con el camarote de Lexa.

—Solo pasaba por aquí -respondió él de forma casual, siguiéndola.

—Aquí arriba no hay nada que exija la presencia de la tripulación, salvo molestar a la comandante -protestó ella, cruzándose de brazos.

— Justo lo que tú misma acabas de hacer... por lo que entiendo.

Costia lo fulminó con la mirada. Pero tenía razón.

— ¡Agg! ¡Soy estúpida! -exclamó, tapándose la cara con ambas manos.

Había subido con la intención de acercarse un poco más a la comandante, intimar con ella, y, ¿por qué no? confesarle lo que estaba sintiendo o al menos, insinuársele. Sin embargo, había metido tanto la pata que lo único que había conseguido era precisamente todo lo contrario.

Se había bloqueado al ver a Lexa, llegando antes su olor que su imagen, una mezcla de cítricos, entre bergamota dulce y limón ácido.

Luego su aspecto simplemente le resultó embriagador, más suave que fresco, a pesar de que era evidente que no hacía mucho que había salido de la ducha, dejando que su melena castaña se secase sobre sus hombros, creando un efecto mucho más ondulado que cuando lo recogía y lo peinaba hacia atrás. Y, quizás, dándole un aspecto un poco más informal y salvaje.

En consecuencia, había empezado a decir cosas sin sentido o cosas que en realidad no quería haber dicho, mientras evitaba mirarla por debajo de su barbilla, donde su pecho se transparentaba a través de la seda de su camisa entreabierta. Juraba que lo había intentado con todas sus fuerzas, pero el ligero cambio de color en esa zona concreta no le permitió concentrarse en lo que decía.

Y ahora Lexa creería que era una persona racista cuando en realidad no lo era.

Era cierto que tenía sus propias reservas con respecto a las otras especies, pero en realidad, lo que más le molestaba y le intranquilizaba era la presencia de la asari.

No confiaba en ella y no creía su historia y, sobre todo, no le gustaba cómo miraba a la comandante, como si ella fuera algo que pudiese diseccionar con un bisturí en una mesa de laboratorio y/o como si quisiera devorarla con sus ojos.

Y al parecer Lexa también lo había notado, pero ella sí parecía disfrutar con la idea de dejar que la doctora hiciera con ella lo que quisiera.

Por un momento se las imaginó haciendo ese tipo de cosas y no pudo evitar sentirse muy incómoda y molesta con la idea de tener que lidiar con esa sensación y su presencia a diario.

Hubiese preferido dejarla en la primera estación que hubiesen encontrado en el camino, ya que al parecer sus conocimientos tampoco le serían de mucha ayuda. Sin embargo, Lexa había decidido reclutarla, probablemente porque prefería tenerla a su lado y no arriesgarse a que los geth la atraparan.

Sí. Debía ser eso. Todo por la misión.

Bellamy sacudió la cabeza y pulsó el control, llevándolos a la cubierta de la tripulación.

— ¿Qué ha pasado?

—Probablemente, ya habrás escuchado cómo me he puesto en ridículo.

— Bueno... escuché una parte... pero no todo... -respondió él, rascándose la cabeza.

 -CLEXA AU-MASS EFFECTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora