prologo

211 14 0
                                    

¿Qué harías si anhelaras algo tan profundamente que no pudieras imaginar vivir sin ello, pero lo que anhelaras fuera algo desconocido para ti? Algo que sabes que existe, pero que no sabes qué significa exactamente.

Esta era la pregunta que atormentaba a la joven Eevee, anidada en lo más profundo de su caparazón.

El árbol en el que esperaba no se parecía a ningún otro. Hueco pero lleno de muebles, contenía un reloj hoothoot, un escritorio hecho de ramas y una cama de palos y pieles. Y encima de esa cama había dos huevos, uno roto y vacío, el otro temblando de vida.

Mientras el viento azotaba el bosque, el huevo temblaba sobre su lecho. De repente, la cáscara del huevo empezó a resquebrajarse, como si un terremoto lo sacudiera desde dentro. El pequeño Eevee luchó por liberarse, haciendo fuerza contra la cáscara hasta que apareció un agujero irregular. Con un último esfuerzo, el Eevee se liberó, con un pelaje del color del roble y una cola tupida que se movía de emoción.

El pelaje del Eevee era suave y esponjoso, de un marrón intenso como la corteza de un árbol viejo. Un gran collar esponjoso de color crema estaba lleno de los pequeños trozos que se desprendieron del huevo. Su tupida cola, que terminaba en el mismo color crema que el collar, comenzó a moverse con curiosidad, mientras que sus grandes orejas puntiagudas se movían en un intento de captar cualquier sonido de su entorno. Su nariz puntiaguda, con un gran sentido del olfato, también se estremeció cuando el Eevee percibió los olores del bosque.

Sin aliento por la lucha, el pequeño Eevee observó el extraño mundo en el que se encontraba. La espesura del bosque lo rodeaba y el cielo estrellado brillaba en lo alto.

Pero no había nadie que le diera la bienvenida, nadie que le ayudara a comprender este nuevo mundo.

Sintiendo una sensación de soledad y confusión, el Eevee lanzó un grito tentativo.

—¿Eevee? — preguntó, esperando que alguien, en algún lugar, escuchara su llamada.



—¡¡¡mami!!! ¡¡¡otra vez ese gran eevee amarillo!!! — proclamó el zorro azul bípedo.

Jolteon rápidamente les dirigió una mirada amenazadora, como diciéndoles mentalmente "¡¡¡no me molestéis!!!".

—¡Vamos Parker! ¡Vamos rápido!

—pero maaaaaaaa

—¡He dicho que nos vayamos!

El riolu y lucario salieron rápidamente de allí, dejando al jolteon donde estaba tirado. Entonces soltó un gran suspiro, sin saber si era de alivio o de frustración.

Este jolteon estaba más delgado que de costumbre; su pelaje amarillo, supuestamente limpio, fue sustituido por uno sucio en su lugar. El collar, antes esponjoso, fue reemplazado por uno polvoriento y con pinchos a medida que evolucionaba. Sus ojos ambarinos miraban a la nada, y una cicatriz azul claro en forma de rayo cruzaba su ojo derecho.

Sus patas rosas de tres dedos removían la basura a su alrededor y hacían las veces de almohada improvisada, mientras que el cuerpo cuadrúpedo de Jolteon yacía sobre una bolsa de basura.

—al menos he durado aquí más que otras veces —susurró para sí.

Oyó el sonido de unos pasos que se acercaban por su izquierda, al instante se levantó y empezó a frotar sus patas contra el suelo rígido, cada vez más puntiagudo y lleno de electricidad. Una vez que los pasos se acercaron, se reveló que provenían de una familia de eevees, concretamente de una pareja de umbreon y jolteon con sus 2 hijos. Toda la familia miró a jolteon y aceleraron sus pasos.

Jolteon's Found FamilyWhere stories live. Discover now