Eres Una... ¿¡Escort!? [Twice X T/N] +18

CAPITULO 4

(La super pijama de Nayeon)

Nayeon al salir del baño con una toalla en la cabeza se sorprendió al no escuchar nada proveniente de la sala, miró hacia allá y vió que todas las luces estaban apagadas, frunció el ceño en confusión y alzó los hombros con desinterés. Entró a su habitación para ya irse a dormir pero había olvidado su vaso de agua fría que nunca podía faltar en su mesa de noche.

- Ay que flojera. - Pensó en voz alta. Terminó de peinar y secar su cabello para ir por el.

Encendió las luces del pasillo al pasar por este preguntándose porque Sana las había apagado, entró a la cocina sin prender la luz ya que conocía el camino hacia la nevera perfectamente pero no espero tropezar contra un cuerpo y menos mojarse con agua helada.

- Ah-... ¡Agh! - Estiró su mano hacía el interruptor para encender las luces.

- Lo siento mucho, Señorita Nayeon. - T/N dejó la taza vacía en el mesón y se apresuró a tomar la mini toalla de cocina para limpiar el pecho y dorso de la coreana.

- ¿Que haces en la cocina con la luz apagada? Casi me matas de un susto. Dame eso. - Le arrancó el objeto de las manos y se secó su expuesto y mojado vientre.

- No podía encontrar el interruptor... Perdón. - Se volteó a lavar la taza y a dejarla en su lugar. Nayeon la observó notando que T/N estaba con su pijama puesta también.

- ¿En qué momento te bañaste? -

- Ohhh, usted tardó mucho tiempo en el baño, aproximadamente unos 45 minutos. La señorita Sana me prestó su baño. - Secó sus manos con su short de pijama y se volteó hacia ella. - Si me disculpa ya voy a dormir, buenas noches. - Hizo una reverencia y se dirigió al sofá de la sala.

- ¿Vas a dormir ahí? -

- Sana me ofreció dormir con ella pero me dió vergüenza, me muevo mucho mientras duermo. - Acomodó su almohada y se cubrió con la manta que le prestó la japonesa. - Hasta mañana, Señorita Nayeon.

Nayeon se sirvió su vaso de agua para después beberlo y dejar la taza en el lavavajillas, apagó la luz de la cocina dejando todo en completa oscuridad otra vez, siendo la sala levemente iluminada por la luz de la luna que pasaba a través de las persianas y las del pasillo. Se dirigió al sofá dónde estaba la chica dándole la espalda. Posó una mano en la cadera de ésta presionando un poco fuerte hasta sentirla moverse. A continuación la deslizó hasta sus costillas para llevarla al mismo lugar de inicio.