𝘐𝘕 𝘛𝘏𝘌 𝘔𝘐𝘋𝘋𝘓𝘌 [TARA CARPENTER] (1)

🔪 12🔪

"Una vida sin amor no es una vida en absoluto"

La cenicienta

Meses después

Jueves 24 diciembre 2021

ESA PESADILLA, por fin había terminado. Los gemelos Meeks Martín habían sido dados de alta hacia unas semanas, mientras que a Dewey le darían de alta hoy.

Yo había me quedado en Woodsboro hasta mitades de octubre y me había reincorporado a mi trabajo a finales de ese mes.

Hacia 3 semanas que había vuelto por las festividades. Gale se había quedado con papá, pues todo parecía indicar que estaban recuperando su relación, cosa que me alegraba.

Entré al pequeño apartamento ubicado en el centro de Woodsboro. Abrí la puerta y dejé caer mis cosas sobre el sofá, el apartamento solo constaba de dos habitaciones, una sala y comedor unidos y una cocina. Ese espacio era todo lo que necesitaba.

El cuerpo me dolía a más no poder y las heridas se extendían por diferentes partes de mi anatomía. Me dirigí perezosamente al baño, una ducha me haría sentir mejor antes de ir a ver a Tara y a Sam, para la fiesta de navidad.

Me desvisto lentamente, para evitar hacerle más daño a mis heridas. Abro las llaves para que la bañera se llené.

Me hundo lentamente en la bañera, abrazando la sensación de ardor. Cierro los ojos, escuchando los sonidos del amiente y del agua sobre mi piel, ahogando mis pensamientos.

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ESTABA EN CASA DE LAS HERMANAS CARPENTER, Sam intentaba poner algunos adornos navideños en el árbol, mientras Tara decoraba el alrededor del lugar y yo cocinaba algo para la cena.

No sería una fiesta grande, solo seriamos Gale, Dewey, Sam, Tara, Los gemelos, Sidney, Mark, las hijas de Sidney y yo. La idea era una cena tranquila y un intercambio de regalos.

Entré a la sala, para ver a Sam y Tara discutían porque la mayor quería colocar muérdagos por la casa. Y Tara se negaba a la idea, ya que seguramente le tocaría besar a alguien. Yo solo reí haciendo que ambas me miraran serias.

—Vamos Tara, es una tradición —Dije mirando a la menor.

—Ves, te dije que ella estaría de acuerdo —Dijo Sam, provocando el sonrojo de Tara.

Me di la vuelta para irme de nuevo a la cocina. Pero Tara me detuvo, agarrando mi brazo para hacerme girar. La miré y ella me sonrió, le di un abrazo tierno y un beso en la frente.

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LOS INVITADOS COMENZARON A LLEGAR, los primeros en llegar son Sidney y su familia. Posteriormente llegan los Gemelos y por último Gale y Dewey. Los recibí a todos con un abrazo. Esta era mi festividad favorita y me sentía alegre y positiva.

Nos sentamos a la mesa a comer. Había preparado pavo, puré de papas, galletas navideñas y vino. La cena transcurrió entre anécdotas, experiencias, miradas y risas suaves.

Ahora nos encontrábamos en la sala conversando y tomando un poco de vino. Estaba molestando a Mindy con su nueva novia, Frances. Mindy solo golpeaba mi brazo para que dejara de molestarla.

Me levanto del sofá y me dirijo a la cocina, sirvo otra copa de vino. Me paré bajo el marco de la puerta que daba a la sala. Llamé a Tara para que se acercará y poder hablar de forma intima sobre algo.

—¿Qué pasa? —Preguntó la chica mientras se acercaba a mí.

—Quería hablar contigo de algo importante —Dije jugando con mis manos, pues estaba nerviosa —Quiero hablar de nosotras.

Ella se sonrojo y agachó la mirada antes de que yo tomara sus manos haciendo que me mirara a los ojos.

—Theo, cuidado con mi hermana —Dijo Sam desde la sala, Yo lo puse los ojos en blanco, y Tara se rio —Hablo enserio, si le haces daño te mataré.

—Sam. Tu hermana y Theo, van a tener que besarse —Dijo Mindy.

Todos voltearon a vernos, por lo que Tara y yo vimos que el muérdago estaba sobre nosotras. Me reí por lo loco que sonaba esa leyenda.

—Cuando dos personas están destinadas a estar juntas —susurré al oído de Tara —No importa dónde o con quien estén, tarde o temprano se encontrarán.

Tomé a Tara de la cintura, ubicando mis manos en sus caderas, acercándola más a mí. Tara por su parte pasó sus brazos por mi cuello, nos acercamos lentamente, nuestros labios se rozaron y finalmente nuestros labios se conectaron.

Mi corazón latió rápido cuando me devolvió el beso, siguiendo el ritmo de sus dulces labios. Sus manos acariciaron mi espalda, haciéndome gemir en el beso. El calor de su cuerpo tan cerca del mío me hizo sentir lasciva.

Podía oler su perfume de fresa emitiendo un aroma frutal y dulce. Lentamente, el beso se volvió más rápido, lleno de deseo mientras anhelábamos tocarnos. Gemí suavemente cuando sus manos se movieron por mi cuerpo de una manera que envió escalofríos por mi columna.

Al separarnos de ese beso, miré a Tara a los ojos y sin esperar, le confesé todo lo que estaba guardándome durante años.

—Pusiste mi mundo patas arriba —Cerré los ojos y cuando volvió a abrirlos estos estaban empapados de lágrimas —Mi mundo era ordenado, calmado y controlado, de repente llegaste a mi vida —Mire a Tara —Con comentarios inteligentes y sarcásticos, tu inocencia, tu forma de mirarme y esa sonrisa que hace que pierda los estribos.

Tara me miraba sin palabras. Al igual que lo presentes en la pequeña reunión. Mindy estaba emocionada al igual que Sam.

—Tara, tú eres la historia más bella que el destino escribió en mi vida —La mire fijamente a los ojos —El destino y la casualidad nos unió, desde entonces no hay más destino que tú y más casualidad que amarte como a nadie y nada en el mundo.

Ella sonrió y me beso nuevamente, un beso tierno, lleno de cariño y amor.

—Nos encontramos por casualidad, o porque estaba todo escrito, sea como sea, siempre he tenido la sensación de que eras sólo para mí —Dije a Tara.

—Te amo, Theo Riley Weathers —Dijo en un susurro sobre mis labios.

—Te amo, Tara Carpenter —Dije para besarla.