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Jisoo suspiró fuertemente y apagó su teléfono. Dejándolo fuertemente sobre la cama después de la estruendosa conversación conversación con su mejor amiga. Sintió como su estómago se hundía entre más le daba vueltas al asunto, ¿acaso su amiga tenía razón?

Por más que deseaba calmar sus ruidosos pensamientos, no podía. Caminaba de un lado a otro y se echaba en su cama deseando que las cómodas sábanas la hicieran cambiar de ánimo. Miro su teléfono una vez más y noto que faltaba poco para la puesta del sol. Le pareció una buena idea.

El repentino aire frío se sintió como un golpe en la cara, su piel se erizó al instante. Llevo sus manos a sus brazos intentando nivelar la temperatura de su cuerpo. Sintió su teléfono vibrar, era Jennie. Inconscientemente sonrió.

—¿No tienes frío?— Jennie había llegado, se asustó un poco, pues había estado inmersa en sus pensamientos los últimos minutos.

—Eres tú, no te escuche subir.— dijo riendo nerviosa. Movió el cabello de su rostro que el aire previamente se había encargado de despeinar.

—Llegué hace unos minutos, te veías muy en paz y no quise llegar de repente.— al decirlo, poco a poco se iba acomodando a su lado.

¿En paz?

—Tenía mucho tiempo sin ver un atardecer, mucho menos en la playa. Puedes sentir la brisa del mar.— cerró levemente los ojos mientras sentía un ligero aire recorrer el ambiente.

—Son más lindos si estas bien acompañada.— Jennie dijo mientras reía; un mal intento de coquetear. Se sentó a su lado y suspiró.

De pronto Jisoo se sintió más tranquila, como si la presencia de la más pequeña calmara toda la marea dentro de su mente. Sonrió nostálgica, aún no dejaba de pensar en su conversación con su amiga. Ni siquiera ella sabía cuál eres eran sus intenciones, o si siquiera tenía alguna intención con Jennie. Se dio un golpe mental porque sabía perfectamente que aquel primer amor seguía haciendo su corazón latir con fuerza, pero con dolor también.

—¿Te sientes bien?— la voz de la chica en quien pensaba rompió su pequeña burbuja mental. Parpadeo rápidamente intentado reincorporarse.

—Si, es solo que tengo mucho en la cabeza.—

—Puedes contarme lo que necesites, soy buena escuchando.

Solo esas palabras fueron necesarias para que Jisoo recordara su pasada relación con la castaña.

—Vamos, dime que ocurre.— Jennie caminaba detrás de Jisoo, quien cada vez caminaba más rápido.

El sonido de las olas solo aturdía más los pensamientos de la mayor. Sentía que su cabeza iba a explotar en cualquier momento.

—Deja de evitarme, por favor dime que hice mal.— su voz sonó débil, como si estuviese a punto de estallar en llanto.

—No puedo hablar ahora, Jennie. Por favor vuelve a casa con tus padres.— soltó Jisoo después de eternos minutos sin hablar.

En esos segundos en los que se detuvo para hablar, Jennie logró acelerar el paso. Tomó su muñeca y se aseguró de sostenerla fuertemente en caso de que ella intentara huir.

Jisoo levantó la mirada después de ver el agarre de su novia por un momento. Sus ojos estaban hinchados, rojos.

—No pienso soltarte, por favor háblame. Prometo no decir nada, soy buena escuchando.— dijo con una voz suave mientras daba pequeñas caricias en la mano de su novia.

—Tengo miedo de lo que pueda pasar entre nosotras, Jennie. No quiero perderte pero tenemos al tiempo en nuestra contra. Nos queda un poco más de un mes antes de que vuelvas a casa. No se como funcione esto para ti, pero, al menos para mi es mucho más que un noviazgo de verano.

—¿Por qué sonríes?— preguntó Jennie con curiosidad.

Nada, es solo que ya me habías dicho eso antes.— no dejo de sonreír. Hacía tanto tiempo que no re visitaba memorias tan especificas.

—¿Lo hice?— rió inocente. Jisoo asintió.

Después de un rato compartiendo anécdotas banales, ambas chicas disfrutaron de una cálida puesta del sol. Sin mucho que decir, disfrutando en silencio la compañía de la otra. Escuchando los sonidos de algunas aves, las lejanas olas del mar, y sus propias respiraciones. Por un momento juraron que no había nadie más en el mundo, pero ellas dos.

La paz que sentían estando la una con la otra las arrulló, y pronto se encontraban acurrucadas dentro de la manta que la castaña había traído. Ahora escuchando el fuerte latir de sus corazones. Jisoo se atrevió a pasar sus dedos por el cabello de Jennie, quien como niña pequeña acercó su cabeza a la mayor, haciéndole entender que la acción le gustaba.

—¿Sabes algo? Cuando estábamos saliendo hacías exactamente lo mismo. Cuando jugaba con tu cabello acercabas más tu cabeza hacia mi. Siempre me pareció muy tierno.— dijo casi susurrando.

Jennie movió su cabeza para poder juntar miradas con Jisoo.—¿qué más hacía?

—Siempre que nos tomábamos de las manos, las llevabas a tu mejilla, como si les dieras un pequeño abrazo con tu rostro.— la mayor sonrió mientras en su cabeza aparecían todas las imágenes que tenía de Jennie haciendo tan tierna acción. La castaña sonrió al darse cuenta que es algo que sonaba como algo que ella haría.

Jennie llamo el nombre de Jisoo, quien había estado los últimos minutos recordando cómo se sentía tomar a la castaña de la mano. Intentando revivir en su cabeza su último beso, o aquella vez que corrieron bajo la lluvia. Sonrió para ella misma y su corazón no puedo evitar doler al pensar que jamás podría vivir todo eso de nuevo, o al menos no con Jennie.

—Jichu.— dijo la castaña mientras veía fijamente a la mencionada. La mayor la miró.— ¿Podemos intentarlo?

Jisoo la vió confundida.—¿Intentar qué?

—Tomarnos de las manos.— dijo nerviosa.— Me gustaría tomarte de la mano.

El corazón de la mayor estaba hecho un desastre y por dentro estaba gritando y corriendo por todos lados mientras las palabras de Jennie retumbaban en sus oídos. Debido a su estado, solo pudo asentir mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro.

Sus manos se juntaron y automáticamente entrelazaron sus dedos. Su tacto era suave y cálido, tal como lo recordaba. Por su parte, Jennie, llevo sus manos a su rostro y las abrazo hacia su pecho. Jisoo podía sentir su corazón, tal vez iba un poco más rápido que el de ella.

—Es mucho mejor que la primera vez.— rió y Jennie fortaleció el agarre de sus manos.

Y por un momento, después de tanto conflicto mental, Jisoo pensó que esta vez el tiempo estaba a su favor.

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