Capítulo 8

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Roger y ella venían cantando. Habían comido bastante y ambos estaban de muy buen humor.

─Muñe, ¿qué te parece si vamos por una copa?

─Pero algo tranquilo, ¿va? No quiero tener el cuerpo entero intoxicado de alcohol todos los fines de semana.

─Sí. Seremos unas víboras esta noche.

Emma rio. Cada vez que eran víboras se dedicaban a eso, a viborear a todos. Iban, se sentaban en la barra de algún bar y comenzaban a comerse a todo al que veían. No eran discriminativos. Cuando se trataba de viborear, entraban hombres y mujeres. Daban buenos o malos comentarios. Era divertido cuando ellos eran los más sobrios del lugar y veían todas las tonterías que hacían los demás.

Se estacionaron a fuera de El Reto. Era un bar el cual frecuentaban cuando querían sólo pasar el rato. Estaba un poco lleno. Con los codos apuntando hacia fuera, se abrieron paso hasta la barra. Pidieron una cerveza cada uno y se prepararon para una noche de viboreo intenso.

─Mira a esa. ─Señaló hacia una pelirroja con un minivestido, el cual podía haber pasado por una playera ─. Creo que se ve algo necesitada.

─ ¿Algo? ─Se burló Emma ─. No sé. Creo que es buena chica.

Ambos soltaron una carcajada. Podían ser muy malos cuando se juntaban. Pero criticar es algo inherente de las personas. Ellos sólo se dedicaban a hacerlo en aquellos momentos y no le causaban ningún daño porque ni siquiera se percataban de que eran el centro de atención de ambos.

─Así como lo ves, el chico de ahí ya prestó atención. ─Señaló Emma a un hombre de unos treinta y dos. La miraba como si fuera su presa.

─ ¡Hombres! Nada más ven un par de piernas descubiertas, bubis escotadas y se vuelven animales.

─Amén a eso.

Chocaron sus botellas y les dieron un sorbo.

─Mira allá. ─Señaló Roger.

Ella siguió sus indicaciones y vio a una mujer rubia y voluptuosa. Llevaba un vestido que se ajustaba a sus curvas y unos tacones de quince centímetros. La melena y forma de caminar de aquella mujer se le hacía conocida.

─Parece que la chica está buscando desesperadamente a alguien.

Ella asintió. La chica miraba a un lado y al otro. Emma trató de enfocarla. Quería saber cómo era su rostro para poder recordar en dónde la había visto antes. La chica se giró y volteó hacia la barra, y Emma soltó una carcajada colosal, escupiendo un poco de la bebida en el camino.

─ ¿Y a ti que mosca te picó?

Roger se quitó las pocas gotas de alcohol que habían dado a parar a su pantalón.

─Conozco a la chica.

─ ¿Esa? ─Emma asintió sin dejar de reír ─. ¿De dónde?

─Es la chica que no dejaba de insinuársele a Luka en la fiesta.

─ ¡La ofrecida! Pero qué pequeño es el mundo. Parece que está buscando su próxima presa.

─ ¿Quién será?

─Si se fijó en Luka, seguramente será alguien así de guapo. Ese tipo de mujeres no bajan sus estándares, sino que los elevan.

─No lo dudo. ─volteó los ojos.

Bebió otro trago de su cerveza, el cual salió disparado con la misma velocidad, cuando vio a Luka entrando al bar. Quiso que la tierra los succionara y los sacara de ese lugar sin que él los viera. Pero no pudo. Por más que había implorado, aun no desarrollaba superpoderes como esos. El mundo sí que era un lugar muy pequeño. Venir a encontrárselo en aquel lugar, jamás lo habría creído posible.

Señorita MojitosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora