Sparks

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Sergio estaba cansado de jugar a fingir con Luka.

El amor es un arma de doble filo y ahora que intentaba dejar de sentirlo sentía el cuchillo en su cuello.

Sabía que para poder eliminar sus sentimientos debía dejar de ver con amor su relación, pero siempre habían sido tan cercanos que no sabía como no sentir su corazón calentarse con cada risa compartida.

No podían apartarse porque debían actuar con normalidad y su normalidad siempre ha sido con un cariño entre ellos que no existía con nadie, si intentaban alejarse por un tiempo solo terminarían llamando la atención y lastimándose en el proceso.

Podrían llamarlo algún tipo de dependencia que sabían no era sana pero con la que eran adictos.

Realmente amaban cada momento compartiendo con el otro, todos eran especiales, íntimos, delicados, capaz de romperse si lo ves, pero tan lleno de amor que te podrían empalagar. No era muy diferente a una relación de pareja, solo cambiaban los besos, claramente las relaciones sexuales y el título que Luka había pedido no tener.

Y aunque a veces fueran cosas no tan significativas para Sergio eran su mundo.

Como ahora. Las estrellas bañaban el cielo luego de ganar el partido contra el Sporting Gijón con un 3-2 a su favor, estaban recuperándose luego de su empate contra el Atlético y sus compañeros a pesar de su cansancio eran bulliciosos en el autobús camino a casa.

Esa noche compartió asiento con Luka a pesar de la cantidad de asientos vacíos en el autobús, estaba cansado y sabía que Luka no era de los que hablaban en los viajes por muy cortos que fueran. El croata también se veía cansado a pesar de no haber jugado un solo minuto, parecía cansado desde que lo vio esa mañana en el entrenamiento.

Ninguno habla porque Luka tiene esa mirada que dice que estaba teniendo un mal día y las palabras ahorcaban su garganta incapaces de formularse en su boca sin importar cuánto intentará, Sergio lo sabe porque lo conoce, así que solo se sientan juntos porque su presencia dice más de lo que necesita decir.

Luka trae su mano apoyada en el brazo de su asiento, Sergio pide permiso para tomarla solo moviendo su mano cerca y sin decir nada, y cuando recibe la aprobación toma la mano más pequeña y pálida que estaba fría como un día nevado pero algo suave como la tela de un peluche, y pasa sus dedos con dulzura para transmitirle tranquilidad.

Y lo hizo, porque Luka apoyo su cabeza en el brazo de Sergio y dejó su mirada morir en el asiento de adelante por los siguientes 18 minutos de viaje, mientras las voces y el sonido de la ciudad se volvieron estática de un televisor viejo.

Sergio amaba esos momentos, y los guardaba en una caja que creó en su corazón.

...

El mundo sigue girando y pasa un día y luego dos, y luego estaba recogiendo a Luka en su casa porque había prometido llevarlos a ambos al Bernabéu el día del partido contra el Bayern.

Se saludan con un hola, un beso en la mejilla y unas palmadas en la espalda porque era la normalidad entre ellos.

Ninguno dice nada en todo el viaje hasta el estadio, viendo la ciudad ser pintada a través de los cristales como una obra de Van Gogh, y escuchan el sonido del motor combinado con el bullicio de la ciudad y la música antigua en la radio, huele a lavandas y ninguno mira al otro porque dejan los colores bailar entre sus ojos.

La cara de Luka no dice nada de todos modos.

...

4-2 se leía en el marcador y el Madrid aseguró su paso a semifinales de la Champions con un triplete de Cristiano, extasiados celebraron y llenaron de vítores los vestidores dibujando en el aire su alegría.

El aire era fresco, un intermedio entre lo frío y lo cálido, todos se despidieron entre su euforia bajo el cielo nocturno de la primavera. Con el tiempo todos se marcharon y dejaron al dúo que siempre quedaban de último en los vestuarios.

Esta vez el camino a casa de Luka fue más bullicioso, las luces de los edificios pintaban los cristales como estrellas falsas opacando las reales, el zumbido del auto, el olor a lavanda y las canciones antiguas de la radio seguían ahí, pero ahora estaba la risa de ambos luego de una broma por el autogol de Sergio ese día, que lo hacía más agradable que el silencio matutino.

Sergio deseaba que fuera siempre así, que pudieran tener un título más allá de la amistad y uno se mudará con el otro, entonces siempre conduciría hacia el Bernabéu y regresarían a casa juntos sonriendo en el coche y recordando el partido o el entrenamiento con el olor a lavanda y el zumbido del motor. Pero Sergio tenía que volver a su casa solo y esperar el vacío en ella, porque se supone que el amor no debería de doler pero el suyo lo hizo de todas maneras.

Y llega el momento de despedirse y luego es otra vez el zumbido y la lavanda lo que queda, así que Sergio pasa su mano rasposa en la mejilla de Luka y la acaricia como si fuera porcelana, lleno de ternura y adoración, pero se ahogan en su juego de fingir bajo las estrellas falsas de la ciudad.

Plasma un beso en su frente apartando uno de los mechones rubios y se despiden porque todo lo que queda es cuánto le importa y lo estúpido que es y los sueños mueren en su lengua como siempre lo hacen.

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Un capítulo más cortito, creo que algo tranquilo aunque tiene aires tristes, pero me gusta bastante.

En otras noticias, que triste que Gareth se retirara del fútbol profesional aunque espero que disfrute de su retiro con su familia.

Creo que es costumbre agradecerles, pero gracias por los comentarios, los votos y las vistas ᰔ. Nos vemos en la próxima actu ;]

Perfecto || lukamosWhere stories live. Discover now