Capítulo XXV

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KunHang respira profundamente tratando de calmar el movimiento ansioso de su pierna. Se encuentra en la pista de patinaje de Na Jaemin a unos cuantos kilómetros del campus de la universidad.

Después de que su amigo lo llamara usando el número de su madre, quiso saber de inmediato a que se refería con sus últimas palabras, así que trató de buscar a Jaemin, pero éste se negó, diciendo que se lo diría el jueves por la tarde, en cuanto todos regresaran después de la semana de caridad, así que eso hizo, esperar, esperar y esperar.

— ¡Tu pierna está muy abajo, Jaemin! — grita Yuta — ¡Quiero ver esos giros!

— ¿Crees que logre perfeccionarlos antes de que tengamos que ir a Francia?

Y por supuesto, Hwang Hyunjin está ahí, justo al lado de Yuta, luciendo ansioso.

— Tiene que hacerlo. Si debe practicar hasta la madrugada, lo hará.

— ¿Jaemin tiene una competencia? — pregunta KunHang.

— Sí, el campeonato mundial en Montpellier es este fin de semana y Jaemin es uno de los competidores — Yuta le cuenta —. Esto es algo importante para él, así que se ha esforzado mucho.

Finalmente, la música se detiene y Jaemin se acerca hacia ellos, se nota cansado y extremadamente adolorido, por lo que entre los tres le ayudan a sentarse en una de las bancas. Hyunjin se arrodilla y comienza a despojarlo de sus patines con sumo cuidado, como si temiera romperlo.

Bastaron dos minutos dentro de ese lugar para que KunHang notara la increíble fuerza y resistencia de Jaemin pese a lucir tan frágil, la rutina no parecía ser tan larga ante sus ojos, pero para Jaemin seguramente debe de sentirse como una eternidad.

— Necesitas mejorar la resistencia, pierdes fuerza en los últimos 45 segundos del programa, tus movimientos lucen improvisados — dice Yuta con precisión.

— Lo sé — dice frustrado —. KunHang, siéntate, tenemos que hablar.

A este punto, ni siquiera le sorprende que otras personas estén escuchando algo que se supone que debe de ser privado, pero por supuesto, durante el último mes ha aprendido que cualquier cosa que Jaemin sepa, también la sabrían Yuta y Hyunjin, así de simple. Quizás al principio le molestaba o incomodaba un poco, pero ahora supone que finalmente se ha acostumbrado a eso, se acostumbró a saberse débil.

Yuta se cruza de brazos, permaneciendo en silencio, mientras que Hyunjin se encarga de atender cuidadosamente las heridas de Jaemin. Traga grueso. No cuestionada nada, no dice nada, está esperando a que Jaemin hable.

— Te habrás sorprendido cuando recibiste una llamada desde el número de tu madre, ¿Cierto? — pregunta con una sonrisa, y él asiente —. Gracias a que me diste el número de teléfono, pudimos rescatar unas cuantas llamadas y mensajes de texto.

— ¿Con sólo tener el número?

— No te pongas impaciente — se ríe entre dientes —. Te sorprendería la cantidad información que se puede recopilar a partir de pequeños fragmentos, KunHang. El punto es que, a como sospechabas, tu madre no se suicidó, fue asesinada.

Desde que era un niño había pensado en esa teoría una y otra vez, imaginando cada cosa peor que la anterior. Después de todo, su madre había sido una mujer muy feliz, su única desgracia era ser la amante del imbécil de su padre, nada más, pero aún así, sabe que —en el fondo— su padre la apreciaba mucho, razón por la cual le daba los más grandes lujos a pesar de mantenerlos alejados, así que nunca llegó a sospechar de su padre.

— Estaba siendo perseguida y amenazada, al parecer sabía algo muy importante, algo con lo que no debió involucrarse, y antes de que lo preguntes, aún no sé qué es.

How to get a princeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora