treinta y tres

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| MANOS VACIAS |

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| MANOS VACIAS |

          Y casi cuando Artem estaba seguro de que aquello terminaría en buenos recuerdos de una velada armoniosa, vino la tormenta. No tan impredecible, pues el rostro que puso el mismo fue no tan impecable como siempre lo llevaba.

          —Me alegro por los dos. Entonces, ¿cuando piensan casarse y formar una familia? —cuestionó la mujer sin aparente motivo de molestar.

          La reacción de aquella falsa pareja fue quedarse en silencio por un buen rato, y pese a que fue raro que Roselle no tuviese una reacción como las que solía protagonizar cada tanto... como ahogarse con su saliva o con la bebida, Artem volvió a agradecerlo.

          —Mamá, por el momento nosotros no... —No tuvo la fuerza para continuar, porque el bochorno era tan increíble, que sus mejillas estaban rojas como tomate.

          Tanto como Artem y Kimberly voltearon a mirar a la prodigiosa agente de seguridad, la que por el momento parpadeaba casi con elegancia por la postura que pudo mantener.

          —Lamento darle las malas noticias, señora Garner, pero como dice su hijo, por el momento nosotros no tenemos planes de casarnos. Nuestra meta es ser una zona de confort el uno para el otro, y mientras no lo veamos necesario, no vamos a tomar decisiones apresuradas —informó con propiedad, sonriendo a medias por lo dicho.

           Entonces Kimberly torció el gesto y su mirada detrás de sus gafas fue grave, aunque no dirigida a Roselle, sino a su querido hijo.

         —Entiendo perfectamente, pero me parece que deben tomar en consideración la edad de Artem. Cuando por fin se animen a dar el paso, será muy tarde —advirtió, sabiendo perfectamente que esas palabras ya habían sido dichas a su hijo un sin fin de veces antes, y que solo estaba recordando.

          —Entiendo también, sin embargo, la postura de Roselle es algo que debo aceptar, pues no solo yo conformo esta relación. —Artem de igual manera torció el gesto, pues de tal palo, tal astilla. De verdad esperó a que ella no tocara el tema, pero no fue suficiente esperar.

          Repentinamente, y en medio de sus filosas miradas, Roselle se levantó de la silla y se alejó de la mesa.

         —Siento ser maleducada después de su increíble trato, pero recordé que tengo que hacer una llamada al trabajo. Me retiro unos segundos. Con permiso. —Fue una huida forzosa, aunque bien necesitada para todos ahí.

         Cuando la dama se perdió en las escaleras no teniendo a dónde más ir en esa casa, Kimberly se sintió muy avergonzada, pero no evitó decirle a su hijo unas cuantas palabras. Cómo madre, esperaba que lo mejor sucediese para su hijo, aunque en su ceguera no veía cuánto lo lastimaba, y aquello, por infortunio no podía ser cambiando.

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⏰ Last updated: Jul 12 ⏰

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i'm not Themis | Artem Wing ⚖️Where stories live. Discover now